Hoy entrevistamos al director del prestigioso diario Ya lo sabíamos. Manolo
Perragorda es un avezado informador, analista agudísimo y un ejemplo de
coherencia periodística y de valentía desde hace muchos años.
Nos
recibe en su despacho de la redacción, en pleno centro de la ciudad y
rodeado de teléfonos móviles, de ordenadores, impresoras, tablets, latas
de Red-Bull vacías y vasos de café de máquina, igualmente en versión
residuo, abarrotando la papelera junto a su mesa. Desde la planta
undécima del edificio, la ciudad bulle de lejos, allí abajo, en el
ambiente insonorizado del recinto.
"Buenos
días, Manolo, y gracias por dedicarnos un hueco en tu ajetreado horario
laboral", "Psé, tampoco es tanto el fastidio, sentáos ahí enfrente, que
ahora os atiendo" Viste una camisa blanca remangada hasta los codos,
una corbata de diseño clásico, vaqueros y zapatillas de deporte; es un
tipo sin edad, lo mismo podría tener cuarenta y pico años que estar al
borde de la jubilación, su cronología corpórea cambia de aspecto según
el asunto del que hable. Aunque es de dominio público que ya no cumplirá
los sesenta. Su mirada inquisidora y brillante domina el territorio
tras las gafas de montura negra y el lustre del pelo sutilmente teñido
para colorear las canas sin hacerlas desaparecer del todo, con un corte
estudiadamente informal, que le concede un aspecto más propio de un
joven profesor que de un clásico sabueso de la información. Tras
recorrer nerviosamente los metros cuadrados del despacho, apurar hasta
el fondo la última lata del enésimo refresco y limpiarse con el dorso de
la mano, por fin se sienta en el sillón de al lado.
"Dispara
cuando quieras, ya estoy listo". "Vamos a ello, en estos últimos días
tus editoriales están siendo especialmente críticas con los intentos de
formar un gobierno progresista y cabe preguntarse por qué un diario como
Ya lo sabíamos, siempre a favor del progreso, de los valores
éticos y la democracia, se muestra tan crítico, precisamente, con los
partidos que pretenden materializar esa propuesta de gobierno
regenerador"."Está muy clara la opacidad de esos partidos para hacerse
con las masas aprovechando la coyuntura con el ansia de poder que les
lleva a arrastrar al país a una aventura peligrosísima" -afirma Manolo
Perragorda con contundencia, mientras nos lanza argumentos aplastantes.
"¿Os habéis planteado como profesionales de la información,el riesgo de
que, de pronto, una gran mayoría de reivindicaciones sociales se
empezasen a conseguir solo porque se ha cambiado el gobierno a capricho
de millones de votantes que no saben lo que votan? ¿Os imagináis que en
unos meses todo empezase a funcionar según los ilusos, o sea, los
tribunales con sentencias impecables, las empresas y negocios en plan
cooperativa con los trabajadores, buscando el bien común antes que
amontonar beneficios solo para los directivos? ¿Y qué decir si se cambia
la ley de desahucios y dejan de ser noticia los desalojos de familias
bajo el rigor de los fríos, lluvias y nieves, los escraches y la
resistencia de los desahuciados? ¿Y si desaparecieran los recortes y la
corrupción? ¿Qué ocurriría si de repente Hacienda hiciese una ley que
subiera los impuestos a los capitales más rentables y se los bajase o
quitase a las rentas más bajas? ¿No habéis caído en la cuenta de que
además del trastorno y del caos económico que supondría esa vuelta a la
tortilla social, nos quedaríamos sin materiales de trabajo, sin tema del
día, sin noticias convulsivas, sin exclusivas espectaculares, sin
primeras páginas... y habría que hacer EREs y cierres de periódicos a
tutiplén, porque nuestros inversores dejarían de invertir en el sector
de la información y en la publicidad para poner a salvo sus dineros?"
"Bueno, Manolo, no es que la cosa laboral ahora esté como para tirar
cohetes, que las redacciones están llenas de contratos basura que no
cotizan ni un céntimo, que el despido es lo más normal y ha desaparecido
el contrato fijo, y los derechos de los trabajadores, por causa de la
reforma laboral de lo súltimos gobiernos vendidos a la omnipotente
plutocracia global. ¿No crees que ser tan cómplices del establishment
es destrozar la esencia del periodismo, que tiene como deontología
informar diciendo la verdad y denunciar la injusticia?".Manolo nos mira
con el ceño fruncido. "Por favor, ¿en qué mundo vivís, colegas?,¿es que
no sois conscientes de que las utopías son fantasmadas imposibles de
realizar y que así nos toman el pelo los idealistas y populistas que
nos condenan a vivir por debajo de nuestras posibilidades, mientras el
mundo de los negocios se hace millonario sacando beneficios de todo lo
que se cuece en todas partes?". "Pero, Manolo, tú no eras así cuando nos
conocimos. ¿Qué te ha pasado?"."Por supuesto, que antes de mi
conversión al mundo del very, very happy, yo también era así; es
que no lo sabía y actuaba como un meapilas socialista por inercias
adquiridas. Los estudios, la carrera, la ética, las conferencias de
filósofos, leer y comentar el pensamiento enfermo de Marx, de Engels, de
Hegel, Camus, Foucault y Deleuze, o de Gramsci y los neoilusos del
socialismmo imposible, las consignas de la izquierda sutilmente
entrelazadas e infiltradas en la cultura de la pobreza, dejando el
esplendor de la abundancia por los suelos, me habían envenenado las
ideas. Pero en los últimos años he vuelto a Nietzsche, a Smith, a
Reagan, a Thatcher, a Aznar, -ese Ansar de inagotable faesna-, y a Bush
jr, un cuadro de pensadores pragmáticos de gran calado intelectual y tan
incomprendidos por la cultura de los "valores morales",
¡¡¡jajaja!!!!!!, qué eufemismo, muchachos, llamar valores al desdoro de
lo cutre y pobretón! Valores son los de la bolsa de Wall Street y lo
demás tontunas. He recuperado la lucidez y la cordura; soy otro. Me
pirra la libertad de los mercados de inversión; como ya sabréis, hasta
hemos hecho un número especial a la semana dedicado al estimulante y
apasionante mundo financiero, en lugar de aquel suplemento rancio y ñoño
dedicado a la solidaridad, al comercio justo y a la ecología. Puro
romanticismo sin futuro. Ahora pintan Oros y hay que aprovechar el
momento, la ocasión la pintan calva y con tanto movimiento de gentes
descontentas por las redes, nunca se sabe cómo puede acabar esto...Así
que más vale prevenir que lamentarse después. Además ¿quién ha dicho y
en qué código consta que sea delito tener cuentas en Panamá, en Antigua,
en Luxemburgo, en Andorra o en Suiza, acaso el dinero ganado no nos
pertenece a los que trabajamos haciéndolo crecer, multiplicarse y
comprar la Tierra?" "Sí, vale, como argumento a tu favor. Ah, te has
equivocado, el texto bíblico dice "poblar" la Tierra." "La Biblia dirá
lo que quiera, pero lo fetén más que poblar es comprar, enladrillar,
especular...qué sabrá Dios de estas cosas, si no las necesita ni le
importan". "Puedes argumentar lo que quieras, Manolo, pero lo legal es
pagar impuestos sobre el capital adquirido para colaborar al
funcionamiento del Estado y luego hacer lo que quieras, libremente, con
el resto" "Eso es un error gravísimo; ¿de dónde se han sacado que haya
que mantener obligatoriamente un estado de vagos, incapaces, pobres y
mindundis?, a ver, y ya que has citado la Biblia, ¿qué hace la Iglesia,
por ejemplo, acaso se desprende de sus bienes o paga impuestos? al
contrario, hace que sean nuestros impuestos los que se ocupen de la
limosna y de la caridad, mientras ella se permite legítimamente ser el
ama de todo un patrimonio universal, que le han ido cediendo como
transacción los ricos de este mundo en sus lechos de muerte a cambio de
un billete exprés para el más allá, como debe ser en una institución
seria y transcendente que ya es un monumento y un paradigma de sensatez,
en el que, al pie de la letra, la mano izquierda no tiene ni idea de lo
que hace la mano derecha. Ella sí que sabe cómo gestionar el equilibrio
entre miseria y opulencia. Es una maestra espectacular y yo un devoto
entregadísimo desde que apoya nuestro diario, nos bendice gratis cada
edición especial y nos cede por pura gentileza cada exclusiva del papa
Francisco." "Madre mía, Manolo, no te reconozco. Tú mismo has escrito
tantas veces que la ética y la solidaridad tienen que iluminar, depurar
y mejorar las leyes...que este nuevo argumentario me descoloca por
completo. No imaginaba que tu cambio fuera tan drástico, creíamos que
era solo una estrategia para vender más". "Pues ya veis que nada dura
eternamente y ahora he visto que los refugiados, sin ir más lejos y a
pesar de la sensiblería demagógica con que se trata el tema, que más
parece prensa rosa que información digna de tal nombre, son una carga
insostenible que no podemos soportar por puro buenismo, que la guerra,
el hambre y las enfermedades endémicas lejos de ser desgracias serias,
solo son el motor natural regulador de la economía y que gracias a todo
ello crece la industria del armamento con logros científicos que luego
tienen aplicaciones tecnológicas y que siempre debe haber zonas del
mundo con poblaciones sin recursos, como válvula de escape demográfico
cuya única función sea proporcionar a la parte más inteligente de la
especie los materiales básicos, los cultivos del campo, la minería y el
trabajo manual, incómodo y peligroso pero necesario para que nuestra
cultura occidental jamás pierda el dominio global y eso se consigue
llevándoles nuestra forma de entender la vida, civilizando su ignorancia
e inoculando en ellos la grandeza de los sueños ambiciosos, del ansia
por competir y ganar, aún en su pobreza...y que valoren más tener un
móvil o un ordenador que comer, vestirse o estudiar, por ejemplo; ese es
nuestro triunfo y me siento orgulloso de ser un abanderado de esa vieja
razón del mundo siempre renovada por nuevas generaciones constantemente
a la vanguardia del verdadero progreso: el financiero, que es la única
verdad por la que vale la pena luchar y arriesgar. Y Por lo que se
refiere a nuestra empresa editorial, todo va sobre ruedas: la verdad
como negocio da mucho juego, aunque enseguida pierde interés, en cuanto
se aclaran las cosas, en cambio la mentira a largo plazo es mucho más
rentable, donde va a parar..."
El
silencio ha caído sobre el despacho de Manolo Perragorda como una losa
funeraria. La ciudad a lo lejos y sin ruido, se mueve allí abajo o tal
vez allí arriba, no sé. Todo me da vueltas. "¿Dónde está el baño, por
favor?", pregunto con voz atragantada y unas ganas incontenibles de
vomitar. "Como en todas partes, mujer, saliendo de aquí, al fondo a la
derecha"."Claro, no puede ser de otro modo", pienso mientras corro hacia
los servicios aguantando las arcadas y con una mano en la boca por si
acaso.
En la calle, por fin, respiro con ansia el aire contaminado, convencida de que está mucho más limpio que el de la redacción del Ya lo sabíamos. Me
quedo a cuadros cuando Félix Narváez, el fotógrafo que me acompaña, me
suelta a bocajarro que le ha encantado la sinceridad de Manolo
Perragorda y su visión tan acertada y sensata del panorama informativo.
Que ya está harto de pasarlas canutas yendo como enviado especial a
Alepo, a Bagdag, a Macedonia a retratar la diáspora de refugiados, o al
Congo para filmar las minas de coltán y que le paguen tan poca cosa.
Que va a venderse mucho más caro y a montarse una agencia de información
gráfica arreglando fotos de otros, trabajando las imágenes y creando
paisaje informativo en vez de ir a lo bestia con la cámara en ristre,
como ha hecho hasta ahora. Y que va a intentar que Ya lo sabíamos le contrate como reportero gráfico de estudio y montajes ad hoc,
según convenga a las noticias, seguro, me dice, que estará muy bien
cualificado por su trayectoria profesional y sus años en el oficio. Me
quedo a rombos y a trapecios. Nos separamos en la boca del Metro. Félix
tiene prisa y baja las escaleras. Yo decido ir andando hasta la otra
punta de la ciudad donde está la redacción de nuestro diario.
Por
el camino, también yo acabo de decidir mi propio cambio. Me haré
bloguera, trataré de dar forma literaria a la utopía, contaré por ahí y
trataré de convertir en palabras el mundo que deseo.
Empezaré por emigrar. Me iré a vivir a la ecoaldea de La Vall dels Pins,
donde tengo amigos desde hace años y trabajaré en la granja y en el
huerto biodinámico en los ratos libres. Sacaré a pastar a las cabras,
las ordeñaré y haré los quesos y el yogurt. Regaré las flores y los
árboles, recogeré las naranjas, peras, la almendra y las calabazas por
el otoño y haré conservas sin azúcar. Solo con fruta. Montaré cada día
cajas y cestas verdes para llevar a domicilio.
No
me voy a hacer millonaria, desde luego, tampoco lo necesito. Me basta
con poder respirar aire más limpio y no tener que vomitar cada vez que
me tropiece con la prensa fabricadora del consentimiento.
De
pronto ha cambiado la luz de esta mañana extraña y nueva. Como si el
cielo y yo tuviésemos un hilo cuántico conector entre sentimiento y
meteorología; en los nubarrones que cubren el cielo desde el amanecer,
se ha hecho un boquete repentino que crece a toda velocidad. Y una
bandada de pájaros en formación dibujando una punta de flecha en el
aire, se ha colado en el hueco completamente azul.
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