sábado, 29 de octubre de 2016

Aware journalist!


Hoy entrevistamos al director del prestigioso diario Ya lo sabíamos. Manolo Perragorda es un avezado informador, analista agudísimo y un ejemplo de coherencia periodística y de valentía desde hace muchos años. 

Nos recibe en su despacho de la redacción, en pleno centro de la ciudad y rodeado de teléfonos móviles, de ordenadores, impresoras, tablets, latas de Red-Bull vacías y vasos de café de máquina, igualmente en versión residuo, abarrotando la papelera junto a su mesa. Desde la planta undécima del edificio, la ciudad bulle de lejos, allí abajo, en el ambiente insonorizado del recinto.

"Buenos días, Manolo, y gracias por dedicarnos un hueco en tu ajetreado horario laboral", "Psé, tampoco es tanto el fastidio, sentáos ahí enfrente, que ahora os atiendo" Viste una camisa blanca remangada hasta los codos, una corbata de diseño clásico, vaqueros y zapatillas de deporte; es un tipo sin edad, lo mismo podría tener cuarenta y pico años que estar al borde de la jubilación, su cronología corpórea cambia de aspecto según el asunto del que hable. Aunque es de dominio público que ya no cumplirá los sesenta. Su mirada inquisidora y brillante domina el territorio tras las gafas de montura negra y el lustre del pelo sutilmente teñido para  colorear las canas sin hacerlas desaparecer del todo, con un corte estudiadamente informal, que le concede un aspecto más propio de un joven profesor que de un clásico sabueso de la información. Tras recorrer nerviosamente los metros cuadrados del despacho, apurar hasta el fondo la última lata del enésimo refresco y limpiarse con el dorso de la mano, por fin se sienta en el sillón de al lado.

"Dispara cuando quieras, ya estoy listo". "Vamos a ello, en estos últimos días tus editoriales están siendo especialmente críticas con los intentos de formar un gobierno progresista y cabe preguntarse por qué un diario como Ya lo sabíamos, siempre a favor del progreso, de los valores éticos y la democracia, se muestra tan crítico, precisamente, con los partidos que pretenden materializar esa propuesta de gobierno regenerador"."Está muy clara la opacidad de esos partidos para hacerse con las masas aprovechando la coyuntura con el ansia de poder que les lleva a arrastrar al país a una aventura peligrosísima" -afirma Manolo Perragorda con contundencia, mientras nos lanza argumentos aplastantes. "¿Os habéis planteado como profesionales de la información,el riesgo de que, de pronto, una gran mayoría de reivindicaciones sociales se empezasen a conseguir solo porque se ha cambiado el gobierno a capricho de millones de votantes que no saben lo que votan? ¿Os imagináis que en unos meses todo empezase a funcionar según los  ilusos, o sea, los tribunales con sentencias impecables, las empresas y negocios en plan cooperativa con los trabajadores, buscando el bien común antes que amontonar beneficios solo para los directivos? ¿Y qué decir si se cambia la ley de desahucios y dejan de ser noticia los desalojos de familias bajo el rigor de los fríos, lluvias y nieves, los escraches y la resistencia de los desahuciados? ¿Y si desaparecieran los recortes y la corrupción? ¿Qué ocurriría si de repente Hacienda hiciese una ley que subiera los impuestos a los capitales más rentables y se los bajase o quitase a las rentas más bajas? ¿No habéis caído en la cuenta de que además del trastorno y del caos económico que supondría esa vuelta a la tortilla social, nos quedaríamos sin materiales de trabajo, sin tema del día, sin noticias convulsivas, sin exclusivas espectaculares, sin primeras páginas... y  habría que hacer EREs y cierres de periódicos a tutiplén, porque nuestros inversores dejarían de invertir en el sector de la información y en la publicidad para poner a salvo sus dineros?" "Bueno, Manolo, no es que la cosa laboral ahora esté como para tirar cohetes, que las redacciones están llenas de contratos basura que no cotizan ni un céntimo, que el despido es lo más normal y ha desaparecido el contrato fijo, y los derechos de los trabajadores,  por causa de la reforma laboral de lo súltimos  gobiernos vendidos a la omnipotente plutocracia global. ¿No crees que ser tan cómplices del establishment es destrozar  la esencia del periodismo, que tiene como deontología informar diciendo la verdad y denunciar la injusticia?".Manolo nos mira con el ceño fruncido. "Por favor, ¿en qué mundo vivís, colegas?,¿es que no sois conscientes de que las utopías son fantasmadas imposibles de realizar y que así nos toman el pelo los idealistas y populistas que  nos condenan a vivir por debajo de nuestras posibilidades, mientras el mundo de los negocios  se hace millonario sacando beneficios de todo lo que se cuece en todas partes?". "Pero, Manolo, tú no eras así cuando nos conocimos. ¿Qué te ha pasado?"."Por supuesto, que antes de mi conversión al mundo del very, very happy, yo también era así; es que no lo sabía y actuaba como un meapilas socialista por inercias adquiridas. Los estudios, la carrera, la ética, las conferencias de filósofos, leer y comentar el pensamiento enfermo de Marx, de Engels, de Hegel, Camus, Foucault y Deleuze, o de Gramsci y los neoilusos del socialismmo imposible, las consignas de la izquierda sutilmente entrelazadas e infiltradas en la cultura de la pobreza, dejando el esplendor de la abundancia por los suelos, me habían envenenado las ideas. Pero en los últimos años he vuelto a Nietzsche, a Smith, a Reagan, a Thatcher, a Aznar, -ese Ansar de inagotable faesna-, y a Bush jr, un cuadro de pensadores pragmáticos de gran calado intelectual y tan incomprendidos por  la cultura de los "valores morales", ¡¡¡jajaja!!!!!!, qué eufemismo, muchachos, llamar valores al desdoro de lo cutre y pobretón! Valores son los de la bolsa de Wall Street y lo demás tontunas. He recuperado la lucidez y la cordura; soy otro. Me pirra la libertad de los mercados de inversión; como ya sabréis, hasta hemos hecho un número especial a la semana dedicado al estimulante y apasionante mundo financiero, en lugar de aquel suplemento rancio y ñoño dedicado  a la solidaridad, al comercio justo y a la ecología. Puro romanticismo sin futuro. Ahora pintan Oros y hay que aprovechar el momento, la ocasión la pintan calva y con tanto movimiento de gentes descontentas por las redes, nunca se sabe cómo puede acabar esto...Así que más vale prevenir que lamentarse después. Además ¿quién ha dicho y en qué código consta que sea delito tener cuentas en Panamá, en Antigua, en Luxemburgo, en Andorra o en Suiza, acaso el dinero ganado no nos pertenece a los que trabajamos haciéndolo crecer, multiplicarse y comprar la  Tierra?" "Sí, vale, como argumento a tu favor. Ah, te has equivocado, el texto bíblico dice "poblar" la Tierra." "La Biblia dirá lo que quiera, pero lo fetén más que poblar es comprar, enladrillar, especular...qué sabrá Dios de estas cosas, si no las necesita ni le importan". "Puedes argumentar lo que quieras, Manolo, pero lo legal es pagar impuestos sobre el capital adquirido para colaborar al funcionamiento del Estado y luego hacer lo que quieras, libremente, con el resto" "Eso es un error gravísimo; ¿de dónde se han sacado que haya que mantener obligatoriamente un estado de vagos, incapaces, pobres y mindundis?, a ver, y ya que has citado la Biblia, ¿qué hace la Iglesia, por ejemplo, acaso se desprende de sus bienes o paga impuestos? al contrario, hace que sean nuestros impuestos los que se ocupen de la limosna y de la caridad, mientras ella se permite legítimamente ser el ama de todo un patrimonio universal, que le han ido cediendo como transacción los ricos de este mundo en sus lechos de muerte a cambio de un billete exprés para el más allá,  como debe ser en una institución seria y transcendente que ya es un monumento y un paradigma de sensatez, en el que, al pie de la letra, la mano izquierda no tiene ni idea de lo que hace la mano derecha. Ella sí que sabe cómo gestionar el equilibrio entre miseria y opulencia. Es una maestra espectacular y yo un devoto entregadísimo desde que apoya nuestro diario, nos bendice gratis cada edición especial y nos cede por pura gentileza cada exclusiva del papa Francisco." "Madre mía, Manolo, no te reconozco. Tú mismo has escrito tantas veces que la ética y la solidaridad  tienen que iluminar, depurar y mejorar las leyes...que este nuevo argumentario me descoloca por completo. No imaginaba que tu cambio fuera tan drástico, creíamos que era solo una estrategia para vender más". "Pues ya veis que nada dura eternamente y ahora he visto que los refugiados, sin ir más lejos y a pesar de la sensiblería demagógica con que se trata el tema, que más parece prensa rosa que información digna de tal nombre, son una carga insostenible que no podemos soportar por puro buenismo, que la guerra, el hambre y las enfermedades endémicas lejos de ser desgracias serias, solo son el motor natural regulador de la economía y que gracias a todo ello crece la industria del armamento con logros científicos que luego tienen aplicaciones tecnológicas y que siempre debe haber zonas del mundo con poblaciones sin recursos, como válvula  de escape demográfico cuya única función sea proporcionar a la parte más inteligente de la especie los materiales básicos, los cultivos del campo, la minería y el trabajo manual, incómodo y peligroso pero necesario para que nuestra cultura occidental jamás pierda el dominio global y eso se consigue llevándoles nuestra forma de entender la vida, civilizando su ignorancia e inoculando en ellos la grandeza de los sueños ambiciosos, del ansia por competir y ganar, aún en su pobreza...y que valoren más tener un móvil o un ordenador que comer, vestirse o estudiar, por ejemplo; ese es nuestro triunfo y me siento orgulloso de ser un abanderado de esa vieja razón del mundo siempre renovada por nuevas generaciones constantemente a la vanguardia del verdadero progreso: el financiero, que  es la única verdad por la que vale la pena luchar y arriesgar. Y Por lo que se refiere a nuestra empresa editorial, todo va sobre ruedas: la verdad como negocio da mucho juego, aunque enseguida pierde interés, en cuanto se aclaran las cosas, en cambio  la mentira a largo plazo es mucho más rentable, donde va a parar..."

El silencio ha caído sobre el despacho de Manolo Perragorda como una losa funeraria. La ciudad a lo lejos y sin ruido, se mueve allí abajo o tal vez allí arriba, no sé. Todo me da vueltas. "¿Dónde está el baño, por favor?", pregunto con voz atragantada y  unas ganas incontenibles de vomitar. "Como en todas partes, mujer, saliendo  de aquí, al fondo a la derecha"."Claro, no puede ser de otro modo", pienso mientras corro hacia los servicios aguantando las arcadas y con una mano en la boca por si acaso. 

En la calle, por fin, respiro con ansia el aire contaminado, convencida de que está mucho más limpio que el de la redacción del Ya lo sabíamos. Me quedo a cuadros cuando Félix Narváez, el fotógrafo que me acompaña, me suelta a bocajarro que le ha encantado la sinceridad de Manolo Perragorda y su visión tan acertada y sensata del panorama informativo. Que ya está harto de pasarlas canutas yendo como enviado especial a Alepo, a Bagdag, a Macedonia a retratar la diáspora de refugiados,  o al Congo para filmar las minas de coltán y que le paguen tan poca cosa. Que va a venderse mucho más caro y a montarse una agencia de información gráfica arreglando fotos de otros, trabajando las imágenes y creando paisaje informativo en vez de ir a  lo bestia con la cámara en ristre, como ha hecho hasta ahora. Y que va a intentar que Ya lo sabíamos le contrate como reportero gráfico de estudio y montajes ad hoc, según convenga a las noticias, seguro, me dice, que estará muy bien cualificado por su trayectoria profesional y sus años en el  oficio. Me quedo a rombos y a trapecios. Nos separamos en la boca del Metro. Félix tiene prisa y baja las escaleras. Yo decido ir andando hasta la otra punta de la ciudad donde está la redacción de nuestro diario. 

Por el camino, también yo acabo de decidir mi propio cambio. Me haré bloguera, trataré de dar forma  literaria a la utopía, contaré por ahí y trataré de convertir en palabras el mundo que deseo. 
Empezaré por emigrar. Me iré a vivir a la ecoaldea de La Vall dels Pins, donde tengo amigos desde hace años y trabajaré en la granja y en el huerto biodinámico en los ratos libres. Sacaré a pastar a las cabras, las ordeñaré y haré los quesos y el yogurt. Regaré las flores y los árboles, recogeré las naranjas, peras, la almendra y las calabazas por el otoño y haré conservas sin azúcar. Solo con fruta. Montaré cada día cajas y cestas verdes para llevar a domicilio. 
No me voy a hacer millonaria, desde luego, tampoco lo necesito. Me basta con poder respirar aire más limpio y no tener que vomitar cada vez que me tropiece con la prensa fabricadora del consentimiento. 

De pronto ha cambiado la luz de esta mañana extraña y nueva. Como si el cielo y yo tuviésemos un hilo cuántico conector entre sentimiento y meteorología; en los nubarrones que cubren el cielo desde el amanecer, se ha hecho un boquete repentino que crece a toda velocidad. Y una bandada de pájaros en formación dibujando una punta de flecha en el aire, se ha colado en el hueco completamente azul.

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