La absurda guerra de Pérez-Reverte
El
escritor despolitiza en su último libro la contienda española como si
el pueblo español, "en guerra constante contra sí mismo, hubiera
iniciado una guerra por su vocación de no saber convivir en paz"
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Intenté enviar este comentario sobre ese artículo publicado en El Confidencial y no ha habido forma de hacerlo llegar después de insistir un buen rato; su sistema no reconoce los datos ni la contraseña. Así que ahí lo dejo colgado como testimonio de la libertad de expresión que tenemos en esta democracia maravillosa, la mejor de las posibles, según nos cuentan los entendidos en el asunto. Hay que ver qué paradójico es todo; se defiende la libertad e incluso se funda un periódico libre pero no tanto como para admitir puntos de vista que disienten del propio montaje efectivo. En fin...con estas cosas acaban dando la razón a los argumentos de tipos como P.Reverte, que, aunque me repatee reconocerlo, en casos como éste tiene razón.
respuesta al artículo de marras:
Es bastante acertada y exhaustiva la crítica a un autor que no me gusta ni me atrae lo más mínimo. Sólo discrepo en el descartar como móvil del hecho bélico el odio y la intolerancia entre hermanos.
En realidad la humanidad es una familia global; es más que notorio que la fraternidad tiene dos aspectos: 1) La biología animal que nos hace miembros de la misma especie o 'familia orgánica' y 2) La conciencia evolucionada propia de una humanidad que supera el instinto elemental y nos hace, por elección libre, 'familia solidaria' más por empatía y sentimientos humanos que por simple genética. En el himno de la Internacional Socialista-Comunista, esa idea se expresa perfectamente: "Del hombre el hombre es hermano, derechos iguales tendrá, la tierra será un paraíso patria de la humanidad" y no sólo es/somos hermanos de los afines sino también de los distintos y hasta de los opuestos. Lo mismo expresa el lema revolucionario de la Ilustración que inspiró las revoluciones de la Edad Moderna y contemporánea: libertad, igualdad y fraternidad.
La guerra es una patología social y no solo un recurso para ganar conflictos "justos" entre dos bandos cegados por el odio, los rencores, las heridas y el miedo mutuo, que se consideran igualmente poseedores de una única e intocable verdad o razón y por tanto necesitan el exterminio del "enemigo" para hacer universal su sistema de prevalencia. Los motivos más justos y nobles se arruinan como proyectos, aunque ganen batallas y guerras puntuales, cuando se imponen por la fuerza, la violencia y el genocidio exterminador de su propia especie (fratricida) porque así demuestran su falacia y su engaño, su incapacidad para entender la inteligencia colectiva y el bien común.
La guerra es la máxima expresión de la debilidad social y de la miseria moral de los pueblos. No se vence por 'virtud' y buenas cualidades, ni por ser los más buenos o los más listos, se vence por tener más medios y menos escrúpulos; son los vencedores los que cuentan la historia a su favor y depende de quién ha ganado el concepto de excelente, solo por el hecho de ganar no por la calidad de los fines. ¿Cómo estarían Alemania y Europa si los nazis hubiesen ganado la guerra? ¿Cómo estamos ahora con una guerra ganada por los USA a base de arrasarlo todo, empezando por Europa y acabando por Hiroshima y Nagasaki, al precio que fuese? ¿Acaso no estamos viviendo una guerra mundial disfrazada de guerra económica donde mueren a diario miles de seres humanos de tantas maneras crueles y tan pocos de muerte natural? ¿Quienes están ganando siempre la misma guerra? Los que la provocan y la mantienen con el apoyo de la ceguera, el dogmatismo y la falta de lucidez que gasta la energía en especular y no en cambiar el mundo. TODAS LAS GUERRAS SON LA MISMA. Y solo el reconocimiento consciente y vivo de la fraternidad puede impedirlas.
Portugal evitó la guerra civil con la desobediencia masiva al dictador Salazar. Ni un solo tiro hubo aquel 25 de Abril, y había pobres y ricos, justos e injustos, derechas e izquierdas, abusadores y abusados y unos bancos y capitales detrás que apoyaban la "seguridad" del dictador, pero el ejército salió a la calle y se negó a matar, hizo lo contrario de lo previsto, de lo 'estable', de lo sensato y políticamente correcto: se puso con el resto del pueblo a repartir claveles, pasando del miedo y del tirano que salió a escape para refugiarse en Madeira. Por cierto, que nadie lo condenó a muerte ni lo fusiló. Porque el objetivo de una democracia sana y real nunca es la venganza sanguinaria e hipócritamente "justa", sino el arrepentimiento, el cambio de actitud y de conciencia mediante el perdón simultáneo al arrepentimiento, que facilitan la regeneración terapéutica de los responsables de la injusticia perpetrada, que una vez reconocida su culpa pagarán por ella desde una conciencia justa y ética adquirida o recuperada en el proceso de reconciliación de opuestos enemistados y creación de convivencia. Esa actitud no solo no es "despolitizar" sino llevar la política al grado más alto, justo, ético y sano de realización. Pero sí es un proceso des-ideologizador y sanador, teniendo en cuenta que son siempre las ideologías y sus intereses y enfrentamientos constantes provocados para atrapar el poder de las cúpulas, las que destrozan pueblos familias, amistades y vínculos, enfrentando grupos humanos, mutilando y partiendo por la mitad o a trozos a la sociedad, a base de prejuicios convertidos en concepto, dogma y credo, que presentan disfrazados de "ideales" a veces revolucionarios(?) a veces, tradicionales, y así los aniquilan junto con sus derechos,libertades y dignidad. No hay mayor revolución que construir entre todos la paz sobre los cimientos de la justicia, la igualdad fraterna y la libertad y todo ello creciendo en la escucha mutua que sólo es posible en el diálogo plural entre lo diverso hasta conseguir consenso y acuerdos en el bien común. Así, no sólo se construye la paz y el progreso material, sino también se crece en ética, en lucidez y en inteligencia colectiva y se superan para siempre tensiones violentas y conflictos "tácticos" irresolubles y tóxicos, además de inútiles, que sólo conducen a callejones sin salida, al bloqueo eterno de la energía política y al deterioro constante y sin salida de la sociedad, con un sufrimiento in crescendo para la ciudadanía, que acaba esclavizada y perdiendo su soberanía en manos de mafias partidistas que sólo la valoran y utilizan como moneda de cambio y fuente de ingresos para sus negocios particulares y giratorios.Para sus corrupciones.
La paz no se produce por agotamiento de un bando y la victoria de otro, eso sigue siendo guerra con sordina que a las primeras de cambio y por acumulación de rencor volverá a activarse en cuanto pueda.
La paz hay que construirla con nuevas vías, creatividad, y miras más altas que la eterna pelea miserable por llevar razón y machacar al contrario sin caer en la cuenta de que es tu igual. Tu hermano. En España y en Burkina Fasso. En Cincinati o en Kabul.
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