sábado, 2 de mayo de 2015

Apoteosis ciudadana en Valencia. 1º de Mayo en un tiempo nuevo




Ayer fue un día maravillosamente agotador, entrañable y estimulante para la ciudadanía valenciana. Desde las 11'30 hasta las 15'00 PM, la ciudad cambió de aires y de paisaje. Hacía ya muchas manifestaciones que la cosa pintaba nublados; desde que Podemos se hizo con la bandera del "esto lo arreglamos entre nosotros", el activismo ciudadano había dado un preocupante bajón en las calles, la cosa empezó con las convocatorias constantes de los círculos y asambleas de barrio y de ciudad bajo el puente-peineta de Calatrava; durante algunos meses creímos que era el modo provisional ciudadano de normalizar la nueva forma de participación y de manifestar la conciencia cívica, pero desgraciadamente no era así. Todo lo contrario. Podemos no era la ciudadanía sino sólo la representación de sí mismo, de su aparato y de su discurso. Desapareció la preocupación y la ocupación por lo de todos. Había comenzado la construcción narcisista y hegemónica de un código de ideas y de personajes adjuntos, superpuestos a la sectorialidad y problemáticas comunes, que, como  la realidad y sus tiempos están demostrando, sólo servía para entretener y focalizar el impulso del cambio natural nacido de la misma ciudadanía hace cuatro años con el 15M, y emplear ese potencial a favor de un grupo ideológico determinado, que tampoco tenía nada clara la conciencia, sino solamente la estrategia y las tácticas "militares" para conseguir el poder cuanto más arrasador y absoluto, mejor, en pro de una hipotética eficacia que siempre primaría sobre la democracia,que se iba aplazando y condicionando al triunfo final y absoluto, y ya convertida más en obstáculo que en alma mater del empeño político de toda sociedad y Estado de Derecho.
No tardó mucho en avistarse el diseño del equipo Complutemos. Su larga mano directriz, su falta de sensibilidad ética y estética. Y tampoco tardaron los círculos y asambleas en comenzar a desinflarse ante lo que veían y consideraban un mareo de perdiz con palos de ciego añadidos, más que una orientación política de la ciudadanía de todos . La casta también y tampoco, es de izquierdas y de derechas. Quedaba clarísimo que el arriba y el abajo igualmente estaban presentes en Podemos. "Arriba" estaban los pioneros inventores de la cosa con sus fidedignos y "preparados" seguidores primerizos y "abajo" , como siempre, la ciudadanía, que ellos llaman "rueda de masas" o " la gente". Las reuniones asamblearias hilvanadas sólo trataban de Podemos y de su estructura, sin más. Poco a poco viendo el descontento general comenzaron desde "Madriz", los goteos de ideas -pocas y pobres- sobre los principios éticos, organizativos y políticos. Como los llamaron "preborradores", los ingenuos ciudadanos se pusieron/nos pusimos, inmediatamente a enmendar despropósitos y a aportar verdaderas ideas realizables para completar y dar un sentido aprovechable a la provisionalidad inmadura, y corta y pega, más que insuficiente de los " pre-borradores". Entonces, viendo el panorama, los chicos de Somosaguas convocaron la "Asamblea de Octubre", que el resto de ciudadanía creyó la ocasión más adecuada para el debate, el diálogo y mejorar las escuálidas propuestas del equipo técnico mediante la escucha y la cohesión. Pero de eso nada. Esa Asamblea fue la entronización hegemónica de Pablo Iglesias como nuevo césar invicto; su corona de laurel en el carro de una maquiavélica, mediática y estudiadísima victoria. El ectoplasma de Lenin, traducido por Laclau, había conseguido el milagro de levantar de nuevo la estatua del "fundador" bolchevique, que los rusos abatieron hace años a la caída del aparato comunista. Dando la vuelta a la indignación popular, harta y saturada de tiranías y de "directores espirituales" que a lo largo de la historia vienen aprovechando el descontento y la indignación por un sistema injusto ajeno, para sustituirlo por el de cada "salvador", de turno, igualmente injusto y ajeno a la ciudadanía que pretende salvar de los tirios para someterla a  los troyanos.

Poco a poco, aunque más rápido de lo que ellos, los de Somosaguas, pensaban, la ciudadanía se ha empezado a dar cuenta de lo que hay y ayer lo ha demostrado con creces, al menos en una Valencia que se volcó en la calle, donde la manifestación de ayer, 1º de un Mayo que va a cambiar muchas cosas en el territorio español, unificó a todos y a todas bajo la misma bandera, por encima de todo nacionalismo, aunque contando, naturalmente, con la riqueza espléndida de nuestra diversidad geográfica, cultural, lingüística y humana: Justicia Social, Derechos, Democracia, Ética personal y Moral pública que de derroten y desactiven para siempre la maldita corrupción. Y Fraternidad Igualitaria con la Libertad que todo ese contenido significa.
Superar el escollo y las tentaciones de Podemos hasta recolocarlo en su verdadera dimensión política no está siendo fácil, y ahora tras el baño de realidad, la ciudadanía tiene que superar también el riesgo de sobredimensionar a C's. No es fácil superar las inercias e inclinaciones de los viejos y automáticos tics políticos, ideológicos y religiosos programados de generación en generación con miedos, rencores y odios, apaños, tópicos y justificaciones de todo tipo. Tampoco resulta fácil tomar conciencia de que sólo una ciudadanía sana, inteligente colectiva, lúcida y responsable de sí misma, creativa y valiente, generosa y cultivada en valores imprescindibles como Ética, Justicia y Apoyo mutuo y empático, sin discriminaciones, es digna de disfrutar la democracia, la libertad y el bien estar lo más completo posible, que produce el grado necesario de felicidad y satisfacción personal y comunitaria, capaz de cambiar las cosas, comprendiendo que los cambios necesitan arraigarse profundamente para convertirse en cosecha, y que ese proceso no es cosa de cuatro días, sino que va en relación directamente proporcional a la inteligencia personal y grupal, a la paciencia, al respeto mutuo, a la honesta transparencia y a la fortaleza para resistir si rendirse, para desobedecer sin violencia la barbarie y la injusticia, para construir un presente digno y mantener en pie el futuro , siempre con valores humanos inamovibles en las raíces, seguros y firmes en  el tronco, pero flexibles en las ramas y hojas, fértiles en yemas nuevas, generoso en los frutos en sazón y en la sombra acogedora y compartida. Como  árboles benéficos, sabios y milenarios.

Además de la verdadera avalancha del socialismo en todas sus vertientes sindicales y políticas, desde el PSOE al PC, los sindicatos formaron unidad, cadenas de manos entrelazadas de UGT y CCOO, a lo largo del recorrido, era más que un símbolo una firma real de vocación conjunta y regeneradora. Y además colectivos tan entrañables como el saharawi, las mareas, los desempleados, los recortados, las mujeres, los abuelos queridos, los LGTB, los estudiantes oprimidos y excluidos, sus maestros, los ecologistas, los noviolentos, los inmigrantes olvidados, los barrios, Compromís, y, tímidamente, tres grupos de la nueva savia: dos de Podemos cerrando el desfile y uno de C's; es la primera vez que les hemos visto participar bajo sus siglas en algo tan de todos y de todas, comprediendo que sin integrarse en la comunidad humana y civil, "laica" ideológica, no se puede hacer nada en realidad que no se convierta en un clan o secta política. Un signo de los nuevos tiempos ha sido también la discreta y cívica participación como uno más, de representantes como Mónica Oltra, Pedro Sánchez o Ignacio Blanco, sin ir en cabeza ni presidiendo los grupos políticos de cada uno. Una señal muy a tener en cuenta de que esto ya no es lo mismo ni lo volverá a ser.
La participación fue extraordinaria, no he visto desde hace mucho algo parecido, ya que la del 1º de Mayo del año pasado fue poca cosa comparada con la de ayer. Ya había llegado a término la cabecera y aún estaban saliendo de San Agustín los últimos manifestantes. Y la distancia entre ambos puntos es muy grande. En las dimensiones relativas y analógicas con Madrid podría decirse que equivaldría a la distancia entre Atocha  y La Castellana a la altura del Bernabéu, aproximadamente. Casi cuatro horas de paseo comunitario y de terapia social. 
Quiero hacer una mención especial a dos detalles que me hicieron llorar de emoción: la enorme bandera republicana extendida y sostenida horizontalmente por unas diez personas de diversas edades, de los 18 a los 80...acompañada por vivas a la República desde las aceras y los balcones a lo largo del recorrido y la colla musical típica de Valencia, con sus tradicionales xiulets y tabalets, tocando la Internacional. 
Sólo me queda terminar con mi mantra favorito: ¡Viva la ciudadanía!  



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