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Esto sí que es una solución que acaba con el problema de las irregularidades eclesiales en materia de impuestos.
Convirtámonos, baratísimos hermanos, no al catolicismo, sino al capillismo y así nuestra salvación catastral estará asegurada por la bula pontificia del caradurismo meapilista aplicado al minifundio pocamontiano ( de poca monta, evidentemente). Y los carísimos casastenientes de la colonia vaticana, exultarán de sacra alegría, cuando vean lo que cunde su ejemplo y las visitas vacunadoras y quitavendas de ss. Yo no sé por qué este gobierno se ofende tanto con Gibraltar sólo porque sigue a los barcos pesqueros en sus andurriales marítimos y no se ofende en absoluto porque un estado libre, se supone que independiente y soberano, como el que preside Ratzinger, esté cobrando impuestos por medio de un concordato, mientras no paga ni cinco por sus inmuebles innumerables, en otro país como el nuestro, libre, independiente, soberano y , presuntamente, aconfesional. Es que no hay quien entienda estos gobiennoh de Ehpaña. Uno por gaviota que mientras reza novenas a San Corruptiano confesor, virgen y verdugo torrador de herejes, depreda lo que pilla y el otro por puños laicos ex-marxistas descafeinados y adobados con rosas de pitimíní.
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