Ayer Valencia entera volvió a la calle. Y no sólo la ciudad. Las comarcas se volcaron en los medios de transporte interurbanos y de cercanías. Metro, trenes, autobuses, ciclistas, familias enteras y comunidades docentes, vecinales, jubilados, abuelos que completaban la tercera generación acompañando a hijos , nietos y maestros. Todo era el grito reivindicativo, festivo y seguro de estar en el camino, sin concesiones, ante el atropello de la ignorancia y ante la demostración patente de los resultados de una pésima y deficiente educación: el gobierno que tenemos hoy. No hay como gobernar sin cabeza y sin rumbo, inculta y garrulísimamente, creando el caos y el desastre, para que se despierte el sabio reflexivo que todos llevan dentro. Parece que la fascio-estrategia del poder lo que pretende, como hizo en el pasado, es que los abusos despierten a la fiera interior y así poder reprimirla por lo "legal" y con motivos. Pero va a ser que no. Más bien el efecto es el contrario. Ya no estamos en 1936. La conciencia no es la misma, pero el "orden político" que manda, sí sigue siendo el mismo que reprimió la cultura y el progreso a base de un rompimiento social y de una división fratricida. Lo bueno de hoy es que la conciencia social y privada, vibra más alto y la inercia inhumana se ha ido quedado atrás, en la dialéctica del miedo, de la amenaza, de la represión, del engaño consumista y de la mediocridad fraudulenta, que sin herramientas ni motivos ni capacidad, se encuentra aprisionada en la jaula de su avaricia depredadora, más propia de células cancerosas, destructoras del tejido vivo que las sostiene, que de la inteligencia de los seres humanos reales. Y ésa sí que es una verdadera e inevitable diferencia de clases. Conciencia versus ignorancia. Cultura e inquietudes versus palurdismo politicante y filibusterismo económico, aliñado con fanatismo religioso y negociante. Está muy claro que los "ismos" tienen todos el mismo origen. El fanat-ismo. La ceguera, la incapacidad para la reflexión, el diálogo y la flexibilidad de los humildes e inteligentes, que facilita la supervivencia y el conocimiento profundo de los sabios. Todo "ismo" es un sufijo tópico. Una fijación. Una inmovilidad. Una adinamia íntima, perezosa y carente de inteligencia emocional. Parásita. Todo "ismo" es una isla, una burbuja egocéntrica que, igual que las células degeneradas, sólo busca engordar y apoderarse de todo lo que encuentra, para devorarlo. Da igual el talante que lo empuje. Los "ismos" son una derivación perversa del contenido de los valores humanos. Todo lo contrario de lo que es la verdadera educación que es la apertura a lo diverso y al universo. La palabra "universal", viene del concepto latino: unus versus alia , uno vuelto hacia hacia las otras cosas, hacia todo lo demás. Hacia los otros. Saliendo de su ensimismamiento infantil. Por eso mismo la univerisidad es y debe ser, el centro formativo culminante de la educación. El ático del edificio formativo. Y todo edificio antes de tener un ático necesita los cimientos bien sólidos que le permitan crecer hacia lo alto, levantando niveles y sostenerse con firmeza y seguridad. Y es esa realidad la que el pp no entiende como una urgencia tan perentoria como la sanidad.
Para el pp-ismo, parece ser que la educación no incluye una formación universal, que nos abra la inteligencia a todas las cosas, sino una adquisición de habilidades periféricas, que como un barniz, superficial coloreen a la bestia incívica, la disfracen de ser humano, la adiestren y la lancen al mercado del capital-ismo. Y viendo que esa domesticación priva al hombre de la cualidad de sapiens y lo deja reducido solamente al habilis , el pp-ismo se esmera en cultivar el terreno de la ambición, del enfrentamiento, de la competitividad, de la alienación y del consum-ismo más ciego e irreflexivo, confunde la lealtad con la complicidad delictiva, la autoridad natural de la excelencia con el autoritar-ismo de los mediocres, el bienhacer con el glamour popul-ista y el bien común con el lucro personal-ista y de grupo afín. O sea, con la corrupción. Así permite que en medio de sus recortes salvajes y terror-istas económicos, ellos mantengan y aumenten sus sueldos y privilegios, así se explica que mientras se recortan maestros y se privatizan hospitales, Camps cobre 6000 € mensuales por "asesorar" en un hospital catalán, sin tener nada que ver con el tema sanitario y con los antecedentes del expolio valenciano o del nunguneo del accidente del metro en el verano del 2006. O que un presidente del Tribunal Supremo se pague las fiestas con dinero público y no dimita cuando se descubre el pastel. O que el majestad de turno se vaya de safari con permiso del presidente del Gobierno, "bien pagao" por un magnate de no se sabe dónde ni a cambio de qué.
Todo ese elenco de calamidades sólo tienen una raíz profunda: carencia absoluta de educación real. Ficción educativa. Formatomanía obsesiva en serie. El pp-ismo considera educación sólo las reglas de urbanidad de la apariencia. Sólo la capa de barniz de lo epidérmico que aprende a fingir lo que no se es y a intentar ser aquello que no puede alcanzar a base de zancadillas, trampas, fraudes, salpicaduras de su propio fango y compraventa.
Parafraseando al oncólogo brasileño que cita Iñaki Gabilondo en su video de hoy, diríamos que la "educación" del pp es como el lifting de la Ehpe Aguirre o el botox de la Duquesa de Alba, la reforma integral de Letizia Ortiz, o como el lifting y el botox de Teresa Fernández de la Vega, la viagra express de Berlusconi, los morros de Yola Berrocal, el sexappeal autonómico de Ricardo Costa, la atracción fatal del Bigotes o los contoneos de Norma Duval. Una expo del espanto. Un forum del delirium tremens. Un museo de cera de la aberración confundido con el fantasma de la biblioteca de Alejandría en versión wikipedia o el Coloso de Rodas en la versión plastificada de Marina D'or. El pp es el difusor primordial del cutr-ismo como elan vital inimaginado por Bergson en medio de una pesadilla. Un fenómeno polstergeist in-docente. Infumable. Increíble. Tan chabacanamente irreal, como el lado Torrente de la vida misma. Y al mismo tiempo es el triste y patético reflejo votante de la gent del Postiguet, del soplo barojiano-puertohurraco, del toro embolao y de la Ehpaña cañí. En tal estado ¿cómo tomarse en serio sus cálculos numéricos si cuenta manifestantes con la misma destreza que demuestra para hacer cálculos recortables matando a la vaca que sostiene la lechería, sólo para darse un festín de chuletones el fin de semana, como la señoría Dívar en Málaga o su "malestad" en Botsuana? Ains, Señoh, qué crúh!
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