Donde está la compasión y el amor, allí está Dios. Eso dice este mantra coral acompañado por una música delicada y meditativa. Y el mensaje es cierto. Si hay Dios, desde luego sólo puede estar reflejado fielmente y sin distorsiones en esos dos océanos de bondad y de conocimiento.
Nosotros, ignorantes de todo lo que no es nuestras menudencias y comidas de tarro, intereses egocéntricos y manías acomplejadas de más o de menos, muchas veces buscamos en los libros, en el pensamiento errático, en disciplinas folklóricas y estrafalarias, en cultos rutinarios, alienantes y ridículos. Estamos convencidos de que lo "inteligente" y "divino" es lo pedante, lo sospechoso, lo raro, lo misterioso o lo desconocido e impenetrable para nuestras pobres entendederas. Y así han nacido las manipulaciones religiosas, siempre a cargo de los pedantes y retorcidos, en los elocuentes y embrolladores, apegados al poder, a la vanidad y al fingimiento, que les da caché entre los que no poseen su glamour.
Y sin embargo sólo dejan vacía el alma, mísero y triste el corazón, embotada la mente y la lucidez missing.
Os invito a escuchar este canto simple. No hace falta traducirlo, aunque esté en latín. Simplemente cerrad los ojos, escuchadlo respirándolo en silencio un par de veces y dejad que os "moje" como una ducha tibia y reconfortante. Luego si os apetece, podeis escribir o dibujar lo que estais sintiendo en la escucha de la música y el canto. Os ayudará a coser un trozo de eternidad en la tela del tiempo que atravesamos, como un mar cambiente.
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