martes, 29 de mayo de 2012

COMO UN PULPO EN UN GARAGE




El lenguaje llano tiene expresiones muy acertadas y unas analogías muy lúcidas para definir por comparación el surrealismo de lo inexplicable desde la lógica. Estar fuera de onda y sin dar una en el clavo mientras se complica el entorno, se confunde el todo con las partes y viceversa o los absolutos abstractos con los relativos concretísimos, mientras se desarrolla la dinámica de las fijaciones igual que  las muñecas de Famosa se dirigen al portal, provocando el caos y el deterioro en el entorno, se define como "estar más despistado que una monja de clausura en un club de alterne", "que Marco en el día de la madre", "que Gengis Khan en el Corte Inglés" o "que un pulpo en un garaje". Cualquiera de las cuatro sugerencias podría definir la trayectoria gobernante, o mejor, ingobernante o desgobernante, de este buen hombre encastillado en las mejores intenciones oníricas, acostumbrado a registrar la propiedad sin cerciorarse primero de si esa propiedad es real o ficticia. Mariano se encierra en bankia como Santiago, en sus buenos tiempos se encerraba en España, como Franco se encerraba en El Pardo y en el Pazo de Meirás y Fraga en Galicia. ¿Será cosa de a terriña que imprime carácter? ¿o cosa del poder que imprime además el miedo a la responsabilidad política y gestora tan unido a la prepotencia y al glamour fanfarrón?
Sostenella y no enmedalla en medio de lo que hay, como hace Rajoy, convencido de que así da confianza y signos de autoridad, es la estupidez más grande que puede cometer un político, que una vez asolado el panorama por recortes sin ton ni son, desajustes y arbitrariedades ya incontables, protección blindada a los corruptos de su cuerda política, que son precisamente los que han volatilizado el capital del Estado y los derechos cívicos con sus evasiones fiscales y latrocinios a saco, no sólo no aporta seguridad alguna, sino que además de mostrar su inutilidad manifiesta para asumir tareas de gobierno, le está convirtiendo en el cómplice evidente de la calamidad española y en su máximo responsable.

La crítica sensata y certera de la ciudadanía a los gobernantes es tan necesaria como el diagnóstico facultativo para los enfermos y no hacer caso de ambas cosas es un verdadero peligro. 
Pero además de la crítica los ciudadanos podemos aportar ideas y soluciones. Concretamente para este descalabro gigantesco sólo hay una receta y es quirúrgica. Una solución a la islandesa.
Hay dos bloques responsables del desastre: La banca delincuente y el Estado incapaz de controlarla. Hay unos damnificados, que ya son millones: los ciudadanos, base social y mantenedora del país, esquilmados y convertidos en chivo expiatorio de tal canallada. Un gobierno responsable y decente tiene la obligación de hacer justicia protegiendo a los indefensos agredidos y condenando a los delincuentes agresores. En este caso, banqueros irresponsables, que aprovechando el grifo abierto de un Estado igualmente irresponsable, pródigo, derrochador e incompetente, se ha puesto sueldos de escándalo y jubilaciones exorbitantes y que en vez de facilitar, con la ayuda recibida, créditos asumibles para salvar las PYMEs  y renegociar hipotecas, han ido dejando en cuadro  a las primeras y dejando en la calle a quienes no pueden asumir un subidón hipotecario absolutamente demencial. Han seguido apostando al caballo perdedor de la deuda y han hundido al país en la trampa mortal del mercado bursátil, agigantando deuda-ficción, que es papel mojado en realidad, pero que en la virtualidad de la inconsistencia, ha contribuído a machacar la eurozona y a sacar del pozo la economía de los USA, que sin haber hecho cambios sociales a mejor, "milagrosamente", ha resurgido de sus cenizas, como el Fénix.

 ¿Qué debería hacer un gobierno eficaz, inteligente y competente en decencia y en visión de futuro? No dar ni un euro más a la banca como institución; usar los dineros públicos para devolver pérdidas a los ahorradores modestos damnificados por ella. Llevar a los banqueros, a los políticos corruptos que se han dejado comprar y a los especuladores a los tribunales y hacerles devolver hasta el último céntimo. Y al mismo tiempo romper de una vez el tabú fantasma de una deuda de papel volátil que no podemos aceptar porque no habría ni tiempo ni generaciones ni recursos en todo el Planeta para poder liquidarla jamás . Es una trampa diabólica para que la oligarquía plutócrata de los EEUU y sus satélites mundiales por delegación, se alimenten del trabajo y del esfuerzo del resto de la humanidad. Es la cara económica del nazismo internacional. Donde sólo una élite mínima explota y exprime al resto de piezas de una máquina. La humanidad. No hay nada más que comprobar una cosa: sólo están mejorando sus economías y permanecen estables los países que no están metidos en el mercado del dinero, los que se pueden autoabastecer y exportan discretamente los excedentes productivos e importan lo mínimo. Por ejemplo, Islandia. Por ejemplo, Japón. Por ejemplo, Noruega. O Chequia. O Corea del Sur. Son países con un estado de bienestar social espléndido comparado con España, Grecia, Portugal, Italia, Irlanda o el mimo Reino Unido, o grandes sectores sociales de Francia y Alemania,- de los que ni Sarkozy ni Merkel han "visto", aunque Hollande  y la euro-extrema derecha de Le Pen sí ven con claridad- con servicios impecables. Educación, sanidad, cultura, productividad, libertad y respeto y un nivel de corrupción casi nulo. Pero son minoría de momento, porque el monstruo especulador se ha ido infiltrando en el inconsciente de los ciudadanos del mundo y como en una reproducción del mito del paraíso, susurra por medio de la publicidad, al oído de esta Eva incauta que es la humanidad dormida, sus promesas de convertirla en estrella del Hollywood consumista e insaciable. En la princesa prometida de Wall Street. Absolutamente ruinosa. La reina de Las Vegas del engaño en el desierto inerte de la civilización missing. Y ella, Eva la tonta,  lo escucha y lo sigue hasta convertirse en su víctima y en su alimento. A eso hemos llegado.
Para que Mariano y su pp, devotísimos de Frascuelo y de María, como diría Machado, bellos durmientes abducidos por el $-€ se despierten del engaño en el que cooperan, no hay mejor beso que el de una ciudadanía cada vez más consciente, noviolenta y madura, que ya no teme nada peor de lo que está soportando y que contempla un futuro de horror en tales tesituras. Esa ciudadanía incluye a las fuerzas del orden público, que también están viendo lo que hay y saben que cualquier día les va a tocar a ellos pasar por el mismo trago y contemplan con horror la corrupción de sus jefes. La carencia de ética. La poca vergüenza de sus chanchullos. La injusticia extendida como norma hasta en los tribunales más altos

Una solución quirúrgica es que el Congreso de Diputados se plante fente al gobierno en una coalición mayoritaria, plantee una moción de censura, quite de en medio el tapón paleolítico, forme un gobierno de coalición y emergencia, nacionalice la banca, recorte fiscalmente a los evasores, lleve a juicio a los banqueros y políticos corruptos y les haga devolver con su patrimonio hasta el último céntimo, invierta urgentemente dinero público en crear empleo y dar créditos a los pequeños empresarios, admita la reforma de la constitución y se haga un referéndum lo más pronto posible, que elimine la monarquía, reforme la ley electoral, admita las asambleas ciudadanas en el Congreso como supervisoras legislativas. Sanee la fiscalidad. Revise el mantenimiento económico de las autonomías. La independencia económica entre estado vaticano y estado español. La nueva estructura del poder judicial y todo lo que hay que reformar. Y la salida del mercado bursátil para que en nuestra sociedad el dinero deje de ser usura, no haya intereses que se sostienen generando deuda, sino ganancias limpias y palpables, porque el capital se reinvierta en co-gestionar empresas que buscan el bien común de empresarios trabajadores que aportan en igualdad dinero y esfuerzo personal, y que así ese dinero recupere el valor simple del intercambio y deje de ser objeto de compraventa acumulativa y desquiciada. Sólo así podremos levantar cabeza. De otro modo nos hundiremos a la altura de cualquier país tercermundista, de lo que estamos más cerca cada día que pasamos sin cambiar lo fundamental y entretenidos con el tobogán de los mercados.

Es muy importante comprender que, como la Historia enseña, si no se hacen los cambios necesarios, ella misma, la propia historia que es la ejecución práctica del tiempo, será la que lo haga. Y desde luego, en formas mucho más traumáticas que las humanas normales. No por "castigo" divino, sino porque en la propia ley natural, toda causa produce efectos acordes con el sentido existencial de la intención y del tipo de inteligencia que se aplica a la gestión material de la realidad.


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