domingo, 27 de mayo de 2012

EL GRAN POZO SIN FONDO DEL pp

Desde que este gobierno dio su golpe de mano programado a base de minar la gobernabilidad en el ejucutivo socialista, para llegar al poder a base de envenenar la estabilidad social, España se despierta cada día con un asombro mayor. Con una sensación de exilio interior, de marcianidad y de imposible lógica para asumir cada mazazo.
Ni la economía, ni la eficacia, ni la organización ni las instituciones. Nada. No tenemos nada que funcione en este estado de caos y de maremagnum alucinante.
El Tribunal Supremo se pudre y el ministro de Justicia, lo acepta con toda naturalidad. Y calla ante la carcajada sin disimulo del presidente del mismo tribunal  inmune a la propia Ley que maneja contra "lo otro" y a favor de sus caprichos. 
Esta crisis suprema del Supremo sin posibilidad de solución, en un estado ético de derecho igualitario y civilizado, requiere la dimisión no sólo de Dívar y sus vocales cómplices, sino la del ministro irresponsable. Pero ¿a caso la Ehpaña cañí ppera es y funciona como tal Estado de derecho? Es evidente que no. Aquí la Ley es una coartada que se emplea como los Neanderthales usaban el hacha de sílex o como los ejércitos primitivos usaban las catapultas. A ojo. A golpe de chanchullo favoritista. 

¿Qué ocurre, o qué no ocurre y debería ocurrir, en las facultades de Derecho de nuestras universidades para que los abogados no den pie con bola cuando llegan a las altas responsabilidades del Estado? Se supone que han llegado los "mejores", los más preparados, los más adecuados. Pero resulta que cuando alguno de ellos desarrolla conciencia, se remanga la toga y las puñetas de encaje para trabajar, se convierte en molesta denuncia para el resto y entonces se le boicotea desde dentro. Desde casa. Hasta que se consigue eliminarlo de la profesión con una indecencia incomensurable y un cinismo de las mismas proporciones. En cambio si no da un palo al agua, si prevarica y cohecha a tutiplén, si se dedica a la vie en rose no sólo alcanza la cúpula de las presidencias disponibles y se mantiene en ellas pase lo que pase, sino que se pone de su parte hasta el ejecutivo, hasta el mismísimo ministro del gremio. Y además los ciudadanos no dicen nada, no protestan ni salen a la calle por el recorte de la vergüenza y de la ética social, cuyo máximo exponente es - o debería ser- la Justicia. 
¿Qué harían los ciudadanos si se descubriese que el médico director de la Fe o de la Paz, del Ramón y Cajal o del Virgen del Rocío en vez curar a los enfermos los envenenase poco a poco y el ministro de Sanidad lo permitiese y lo dejase a su aire con indiferencia, como si la cosa no fuese con él? ¿No han hecho dimitir a Rato por incompetente en Bankia? ¿No vale la ética y la justicia más que el dinero? ¿De qué sirve el dinero sin salud social, sin justicia y sin moral cívica? Pues sirve para corromper, para fomentar el clima mafioso, la desigualdad y el filibusterismo de los que carecen de escrúpulos y sólo buscan trepar por la cucaña del poder a base de compraventa. De convertir su propio país en un semillero de indecencia y en una cueva de ladrones en la que triunfa y se hace con el poder quien invierte más dinero, cinismo, recursos y trampas, en comprarlo.
En eso estamos. ¿ Qué en qué se nota? En que nada funciona. Si España estaba tan mal con el gobierno anterior ¿por qué se vivía mejor y todo funcionaba, incluso en plena crisis y recortes? ¿cómo es posible que un ministro socialista de Justicia dimitiese por ir a cazar sin el papelito de la licencia y aquí el Gallardonophis I (y esperemos que último, por el bien de todos) permita la descomposición moral del Supremo sin mover una pestaña? Muy sencillo: porque el ministro socialista era tonto y este del pp es muy listo. Esa conclusión silogística llena de contenido ético, ha dirigido la campaña electoral y el pensamiento garrulo de la ehpañolidad cerril y tanto en el apoyo a la barbarie como en la abstención de la estupidez irresponsable del "todos son iguales",(¿acaso pueden tener peso social y votante 15.000.000 de despiertos frente a 32.000.000 de bellos durmientes garrulísimos)  que ha hecho posible que ahora lloremos como niños engañados e indignados con retraso, lo que en su día no se supo defender y sostener como adultos activos y responsables de sus derechos y sus deberes.
El pecado del pp es el pecado de una Ehpaña vergonzante y cívicamente analfabeta. Por exceso y por defecto. Y como decía Anguita en sus filípicas estupendas e incomprensibles para el palurdismo celtibérico: Tenéis lo que os merecéis. Lo trágico es no merecerlo y tenerlo que soportar impotentes y estupefactos. 

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