viernes, 1 de enero de 2021

Dedicatoria

 

                  Planta del lino stock de ilustración. Ilustración de ...

 

 

 Querido y silencioso Nosotros Infinito:

Nos empeñamos hoy, como lo más normal,

y siglo a siglo,milenio tras milenio,

en reducirte al tiempo establecido

por nuestras fijaciones,

a la celebración y al ritual,

a liturgias devotas, rutinas entrañables,

compras en aluvión, santos excesos

que a veces entretienen más que ayudan,

pero que están ahí como testigos y testigas

de que esto es lo que hay. Que más no cabe.

Hasta que "lo normal" cambie de look

en otros dos mil años que inauguren

otro supermercado de la huida

mucho más avanzado y cibernético,

en el que mande un dios como padre y señor

del algoritmo, el principio y final 

de su ocurrencia.

 

Cambiamos siempre así: de moda en moda,

según la evolución va desbrozando 

en su quiero y no puedo -o viceversa,

que vete tú a saber como funciona-

el camino enredado de sí misma.

 

Y mientras ese baile de máscaras dormidas

se despierta y decide, por fin, cambiar de ritmo,

de tono y de compás, si eso le mola y le reporta pasta,

poder, glamour o reconocimiento,

Tú, el gran desconocido, Nosotros Infinito, 

así con tu paciencia inagotable,

te sometes sin más al desvarío, 

como lo hace una madre

y un padre que nos quiere, 

que sabe cómo somos y comprende 

que con tan pocas luces no es posible crecer

y descubrir la esencia de lo simple. 

Qué dónde va a parar el "misterio" y el morbo 

que encierra lo complejo,

lo turbio, lo que pringa, lo que enfrenta, lo morboso

lo que duele y fastidia, lo que jode...

Y el juego que eso da en la creación de empleo: 

desde las terracitas al mercado,

del cajero automático al psiquiatra, 

del abogado al juez y al carcelero, 

del berrinche al telele, 

y de la ideología a los degüellos, 

de cada jamacuco a la farmacia, 

de la pastelería a la diabetes, 

del atracón constante, del aturullamiento, 

del colocón, del shock  y el atropello 

a las urgencias...

 

Como verás, mi querido Nosotros Infinito,

aquí no queda hueco en el que encajes.

Lo tuyo es otra historia. Otra leyenda.  

Y es que eso no se entiende en tantas lenguas,

porque ya decidieron en sus tiempos, 

que el idioma imperial fuese el latín,

por ese tic que dejan los imperios 

como percha indeleble

donde colgar el ego milenario, estiradillo, 

bien planchado, 

que a nadie se le arrugue la pieza 

ni se encoja 

mientras monta los pollos sine die

Que una sola palabra mal transcrita

puede ser la debacle de una historia. 


Y tú, por siempre ahí, Nosotros Infinito. 

En nuestras manos, 

sin gritar, sin reñir,

sin decir ¡basta! 

¡Y todos esperando a que lo digas!

Igual que hacen los niños sus trastadas,

mirando de reojo,

qué caras van poniendo las madres y los padres,

los maestros, el vecino de al lado 

o la abuela que mientras toma el fresco

les recuerda que no está bien pegarle a los demás

cuando se enfadan, que son también personas 

y no meros objetos de desecho

de los que recabar trabajo, esfuerzo,

admiración narcisa, votos, aplauso,

placer, poder y pasta. 

 

Pero el gran mogollón del destarifo

no se quiere frenar en la carrera,

en su eterna batalla contra la misma vida

que los hace posibles, 

se aceleran,

a ver quién llega antes al final

y destroza mejor la propia casa:

este pobre y sufrido Planeta, 

demasiado paciente 

-igual que tú, Nosotros Infinito-,

al que llamamos Tierra. 


Y no será porque no das señales,

y no será porque no nos cocinas cada día

la cosecha de nuestra propia siembra. 


Hasta dónde ha llegado la absurdez

de nuestra especie y su 'cultura',

que cuando viene al mundo alguien capaz

de curar el dolor, de hacer que el sufrimiento 

disminuya o se acabe, de encender una luz

en las tinieblas que no cobre 

el recibo pertinente, 

que instruye en el día a día

con nuevas y más sanas experiencias

dando sentido y vida a lo de siempre,

que nacen de la paz y de la entrega

a la causa del bien, del compartir, de la justicia,

y del amor que es gratis, 

se le humilla o se le ningunea

y si insiste en amar lo que no atina 

siquiera a verse y percibirse como amado,

lo pasan por la piedra de una cárcel, 

o de una inquisición,  o de un fusilamiento 

y siempre en una cruz de formatos diversos.


En medio de la ciénaga terrestre

solo queda el remedio-paradoja 

de volver a la casa familiar 

de los adentros

¡que aun no hemos construido!

 

Y es que todo depende de nuestra libertad

tan maltratada 

sobre todo por nuestra propia inercia; 

los planos ya están listos

si queremos,

son diseño del alma y la conciencia;

las manos, la argamasa, los ladrillos, 

el hierro, la madera, el cemento y la cal,

son cosa nuestra. 

Nosotros somos Tú. 

Y Tú eres esa parte de Nosotros

que aun está por nacer y despertar

en esa inmensidad que nos conecta. 


Un año más no es nada en tu energía,

Infinito Nosotros, familia inagotable,

innovadora...

puede durar tres siglos, cuatro meses,

dos días o puede que una hora

o un minuto. Un segundo tal vez, quién sabe...

Qué más da lo que dure el instante

del Ser cuando nos llena,

mientras fluye la vida que enamora

y convoca, que vale lo que impulsa

y lo que crea.

 

El tiempo es la madeja del jersey

que teje la esperanza y sus certezas

 

Invisible SLG Photos: Palomas al Amanecer





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