Sin duda una maravilla, un regalo precioso de la música, de Sheila y sus compas, especialmente en una oficina de empleo y en un momento tan cruel como el presente. Hasta ahí, genial, si no fuese por el Covid-19 en plena implosión. Resulta conflictivo y peligroso cantar y actuar en recintos cerrados sin protección ni mascarillas, viendo la escalada vertiginosa que se ha originado en Navidad en la que estamos inmersos a toda máquina, y teniendo en cuenta el agravante de que quienes acuden a ese lugar no tienen dinero para mascarillas ni un trabajo donde se las proporcionen y que nos las estamos viendo con un fenómeno, inestable, saltimbanqui, camuflado de mil síntomas e incontrolable, del que según parece cada día se sabe menos acerca sus especialidades y ocurrencias. Toda precaución sensata es poca y desde luego mucho menos molesta y dañina que las consecuencias que acarrea no ponerla en marcha cuando toca hacerlo.
Las mejores ideas pueden ser demoledoras usadas en el tiempo y lugar inadecuados. Por ejemplo, un bañador puede ser de un tejido fantástico y tener un diseño genial, pero si te lo pones para darte un paseo en plena nevada por la Puerta del Sol, acabas en la UCI. Un buen atuendo de sky alpino, bien seguro y acondicionado para la nieve, es imprescindible para subir a Navacerrada en enero, pero como te lo pongas en agosto a las dos de la tarde para salir a dar una vuelta, alucinarás con el resultado de la experiencia con un golpe de calor que puede ser fatal.
Pensar antes de hacer es fundamental; toda acción tiene consecuencias y hay que valorarlas todas antes de ponerlas en marcha. Más vale prevenir que curar, sobre todo cuando lo de curar no está al alcance en el tiempo presente. No basta con que llegue el sol para calentar el ambiente y limpiar todo, es mejor, y fundamental, someter a la razón del bien común la emocionalidad de las mejores intenciones, y no tentar al desastre que, tras la natural alegría, dejará todo hecho un asco, y luego de nada servirá esperar a que el sol llegue y haga limpieza general. Ese mismo concierto en la calle, con mascarillas y distancias hubiese sido terapéutico, sin duda. Seguro que Sheila ahora, con la que está cayendo y lo sensible que es, no repetiría el evento en las mismas condiciones kamikazes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario