George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
viernes, 30 de octubre de 2020
Gracias, Ana Pardo de Vera, por estas reflexiones tan nutritivas que nos dejas en este artículo una vez más. Gracias por estar ahí, como la Torre de Hércules de A Coruña, iluminando el oleaje para que veamos mejor
Directora corporativa y de Relaciones Institucionales de 'Público'
En una entrevista de esta semana en el semanario El Siglo, el escritor y colaborador de Público, DanielBernabé,
concluye lo siguiente al ser preguntado por la situación de la
monarquía: "Felipe VI lo tiene muy complicado porque ha quemado muchos
cartuchos, muchos más de lo que parece. No hay una perspectiva inmediata
de instaurar una república, pero ahí tienequedecirmuchoelPSOE, como en muchas otras cosas".
En una época de crisis del sistema, de cambios y de resistencia
ultraconservadora a los mismos, la afirmación de Bernabé contiene una
carga de profundidad mucho mayor de lo que puede parecer a primera
vista: nuestro futuro como país depende del PSOE a corto, medio y
largo plazo, como siempre ha dependido hayan estado o no en el Gobierno
(para república, PSOE; para Estado laico, PSOE; para Estado
federal, PSOE; para Memoria Histórica, PSOE...) Y para entender que,
como me decía un veterano colega hace unos días, "el Partido Socialista
es el que manda", hay que remontarse décadas atrás, desde que el rey
sucesor de Franco confraternizó con Felipe González,
hábilmente consciente de la estabilidad que esa amistad -y no otra-
daría a la Corona. Habría bastado un cumplimiento estricto de la base de
pensamiento republicana del PSOE en algún momento de estos 40 años para
que JuanCarlosIyfamilia se dedicaran a sus negocios (otros o los mismos, pero sin esconderse).
liberal ilustrado por un día
En el último debate parlamentario, que ha concluido con la declaración de un estado de alarma suave, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián,
ha vuelto a poner el dedo en la llaga de la cuestión que más
desconcertados/as tiene a los votantes, militantes, simpatizantes del
PSOE y partidarios de una transformación profunda del Estado desde la
izquierda, la justicia social y los valores republicanos: la búsqueda constante de pactos con la derecha conservadora y neoliberal,
sean o no necesarios para tener mayorías y suponiendo en ocasiones
costes o desgastes incomprensibles, sobre todo, teniendo en cuenta que
Casado parece haber convertido en flor de un día su faceta de liberal
ilustrado contra la ultraderecha.
¿Es necesario el pacto con el PP para renovar el Consejo General del
Poder Judicial (CGPJ)? Es imprescindible. ¿Era necesario el pacto con el
PP para declarar el estado de alarma y dar seguridad jurídica en la
lucha contra la pandemia también a las comunidades gobernadas por ellos?
Era prescindible, y así ha sido, dejando en evidencia la contradictoria
estrategia de Casado, que sigue teniendo como último objetivo tumbar al
Gobierno, o desgastarlo al menos, sin reparar siquiera en las
autonomías en que gobiernan y que solo quieren salir de esta pesadilla
sanitaria y social cuanto antes; salvo Madrid, cuya presidenta Ayuso está dejando muy claro que su estrategia trumpista
pasa por la inmunidad de grupo o de rebaño contra la que ha alertado la
OMS en varias ocasiones, considerándola incluso alejada de toda ética: contagiarnos el máximo posible de ciudadanos/as, caiga quien caiga. ¿Cómo
se explica si no que el Gobierno de la CAM se niegue a aplicar el
estado de alarma el mínimo establecido; siga sin atender a las súplicas
de sanitarios, médicos y enfermeras, profesionales de Atención Primaria
pidiendo políticas, presupuesto, herramientas y personal de refuerzo
mientras construye un macrohospital para júbilo de las constructoras?
El PSOE debe tomarse en serio el papel que juega ahora en la Historia de este país y que implica un cambiodesistema en medio de una crisis que roza la catástrofe;
que un partido con una trayectoria centenaria sea reacio a tácticas
revolucionarias puede resultar comprensible, sobre todo, cuando viene de
cuatro décadas de ententecordiale con la derecha postfranquista en todas sus versiones, hoy separada en tres partidos con un común denominador: el odio a la izquierda y el ultranacionalismo español, justamente lo contrario a lo que es la España real mayoritaria.
Las comunidades gobernadas por el PP salvo Madrid se han subido al tren de la cooperación con el Ejecutivo central
que trata de evitarles sobresaltos judiciales: no hay tiempo para
nuevas leyes, es cierto, así que el estado de alarma es la única salida.
El PP territorial deja en evidencia a Ayuso y su estrategia trumpista
y a Casado y su huida hacia la inanición por incoherencia supina. ¿Qué
hay que pactar con ellos o con Vox (Ciudadanos tiene diez escaños, no
perdamos tampoco la perspectiva) salvo aquello que no quede más remedio
y, sobre todo, hasta que no quede más remedio?
La mejor muestra de la inutilidad -a veces perjudicial- de ese
clásico del PSOE que es intentar agradar a la derecha conservadora,
neoliberal y nacionalcatólica (ése es el carajalideológico en el que se mueve hoy), la tuvimos la semana con la visita de PedroSánchez al PapaFrancisco, un ejemplo claro del valor de la imagen en estos tiempos de liviandad. Cómo se retorcía de gusto la derechona
viendo que el "ciudadano Bergoglio", que solo es progresista para Vox,
actuaba como lo que es, el jefe de un siniestro Estado que no cumple ni
unos mínimos democráticos en pleno siglo 21. ¿Era necesario el bombo que
se dio a esa visita desde Moncloa más allá de la normalidad
institucional? ¿Creía el presidente del Gobierno que el Papa Francisco
iba a renegar de la misoginia, el machismo, la homofobia,... inherentes
al poder católico? ¿Qué diferencia al Vaticano de dictaduras que niegan la igualdad a las mujeres y castigan a los homosexuales?
¿Por qué tenemos que continuar con los privilegios y el pacto con la
casta católica mientras la base cristiana se busca la vida en la
solidaridad ciudadana para abordar la ingente tarea social que hacen,
sobre todo, en esta crisis?
"Con la visita de los reyes sí que estaba contento el Papa",
celebraban en Núñez de Balboa, muy contentos ahora también con la
llegada de LeopoldoLópez a España, el más radical y divisivo de los opositores venezolanos, y la sustitución del embajador en Caracas por un encargado de negocios, lo que supone de facto la ruptura de relaciones diplomáticas con Venezuela. Un regalo del Gobierno a la derecha que no tardarán en pagarle con lo mejor que hacen: atacarle e intentar desestabilizarle. No aprendemos, y ni siquiera hemos hemos hablado de los 10.000 soldados rusos.
Comentario del blogg:
Querida Ana Pardo de Vera, tus reflexiones son, como siempre, muy interesantes y
claras. Gracias por tu trabajo, con el que nos ayudas a ver más caras y
ángulos de la realidad.
En efecto, la triste democracia española tiene
un baluarte importantísimo en el Psoe, sin ese apoyo, seguramente,
estaríamos aun invernando en Altamira, como país de imposible democracia
en el siglo XXI. Precisamente por pura democracia no se puede volver la
espalda a la pluralidad. Y esa realidad es un puzle social, ideológico,
cultural y humano sobre todo, humano, con un retraso evolutivo
enquistado durante siglos.
Much@s español@s no nos sentimos católic@s
ni fans de los papas, ni partidari@s de una Venezuela sometida por el
capitalismo feroz, es más, creemos y estamos convencid@s de que
religiones dogmáticas y capitalismo deshumanizado, -que por cierto en
Occidente van de la mano desde el año 313-, son una verdadera desgracia
para nuestra especie.
¿Cómo gestionar una sociedad así? O bien
declarando la guerra a la diferencia, con lo cual agrandaríamos e
intensificaríamos la hostilidad y la eterna "lucha" que nada consigue, a
la vista está, o bien trabajando con la diferencia para que la parte
más heavy se vaya educando con mejores propuestas y ejemplos, en otros
horizontes menos violentos, impositivos, hostiles y enconados. Una república
impuesta a palos y por la fuerza de los más contra los menos no se
diferenciaría de una dictadura, un anticatolicismo despectivo nos
llevaría al mismo punto de las viejas guerras de religión.
En España
hay una tasa muy alta de católicos, es decir de personas que aun no han
experimentado un crecimiento liberador, educadas en la idea de que su
iglesia es santa y les va a salvar del castigo eterno con solo invocar
el nombre de Cristo y trazar una cruz en el aire aunque se haya
machacado y hecho puré al prójimo durante años. Sánchez y el Psoe tienen que tenerlo
en cuenta y no para sacar votos, sino para ayudar a su evolución a
mejor.
El actual gestor del Vaticano, Jorge Bergoglio, alias Francisco, parece estar evolucionando y dando
pasos por los que el sector más ciego de sus fieles le está haciendo la
vida imposible. Hay que tener en cuenta el mérito y el esfuerzo de
ese anciano solo ante los infiernos de su propio origen, él también procede del peronismo, las dictaduras y las democracias hilvanadas -¡y eso que Argentina es una república!, con un caldo de cultivo muy parecido a España-, ha llegado a
pedir que se reconozca a los gays su derecho a vivir en pareja, porque
también son hijos de Dios, por ello ha recibido críticas y amenazas; ya
desde el principio renunció a vivir en el Vaticano porque sabe lo que
hay. Ese hombre está haciendo un esfuerzo titánico para quitar en lo
posible la costra perversa y bloqueadora de conciencias del catolicismo
"normal", acercar a la gente de buena voluntad al Evangelio y viceversa -todos
hermanos, TuttiFratelli, sin fronteras, acaba de decir y escribir- que
es el origen histórico del socialismo, y lo dijo Marx, no los
"cristianos".
En cuanto a la concesión de asilo político para
cualquiera que lo necesite creo que ofrecerlo es una obligación humana y
un derecho, como lo es acoger a Assange, a Snowden o a este Leopoldo
López, en tantos aspectos impresentable y vendido por un plato de lentejas petrolíferas a las marranadas de
Trump, pero, después de todo frágil y necesitado de un suelo que pisar y unas manos humanas que
sin compartir sus ideas políticas sean capaces de verle como a un igual
en lo más básico de nuestra humanidad. Un hermano, distinto y tal vez muy
equivocado, pero un hermano refugiado al fin y al cabo.
Creo que precisamente el Psoe
actual, sobre todo a partir de Zapatero, teniendo esa sensibilidad, -recordemos que fue el único gobierno europeo
que salvó y acogió a los refugiados del Aquarius en peligro de muerte con todos los puertos de Europa cerrados- se hace imprescindible como herramienta capaz
de consenso y civismo, a la hora de gobernar con equilibrio.
Lo primero
es comprender el entorno y el vínculo que tenemos con él para poder
organizar, y eso es imposible sin comprender, sin agrandar la inteligencia y
el maestro corazón, sin esa condición el resultado es siempre un fracaso. Eso no quiere decir que un
socialista se traicione sí mismo como monárquico y catóiico ni que lo
esté recomendando y menos imponiendo al estado.
Pero, ay, un socialista
es republicano por naturaleza y su obligación es defender la democracia
y la república como sistema estatal, aunque al mismo tiempo considerar
que si su país tiene un 40% de posibles votos republicanos y un 34% de
monárquicos, solo un referendum podría aclarar la elección del modelo de
estado. Seguro que unos y otros desean que eso suceda para salir del
atasco. Pero, ¿es ahora el momento de salir a votar? Llevamos así
cuarenta y dos años. ¿Y es una pandemia el mejor momento para elegir y
reorganizar el modelo de estado y la revisión a fondo de la Constitución gastando en urnas la millonada que necesitan la UCIs, los
profesionales de la Sanidad, los hospitales y residencias públicas, la
enseñanza, los ERTEs y establecer la atención plena del IMV?
Creo que en estos
momentos las prioridades son y deben ser la vida, la salud y la atención en todos
los aspectos necesarios a la ciudadanía, y si eso tiene que suponer un
recorte importante a la Casa Real y la iglesia católica y una subida de impuestos a lso más ricos y bien abastecidos, un gobierno
Socialista debe hacerlo y los mismos ricos ofrecerlo para salvar la economía de su "ppatria" en un estado desastroso, gracias a recortes sin más motivo que complacer a bancos y empresas-piraña.
Porque la familia real se haga la comida, se
lave la ropa y conduzca su coche, no se va a morir ninguno de ellos, ni tampoco
porque los eclesiásticos trabajen dando el callo como curas obreros y
currantes, pagando a Dios lo que es Dios y al César lo propio, pero por
mantener una corte de servidores y un gasto demencial a su servicio, más
la millonada que se ha llevado el demérito sin que nada ni nadie lo impida, sí
que morirá mucha gente. Como también sucede a causa del impago del IBI
de la iglesia católica a la que debería caérsele la cara de vergüenza
cuando predica un Evangelio que ella no cumple y una indecencia "sacra"
que permiten gobiernos socialistas spanish fashion por no ser claros y
justos en esa relación patógena entre iglesia y estado, que no debería existir si esa institución fuese fruto del Evangelio.
Y esas incoherencias gravísimas sí que deben mover la conciencia, la responsabilidad y la
gestión de un gobierno socialista.
Es fundamental que los árboles no
nos impidan ver las dimensiones y los límites del bosque en el que
andamos más perdid@s que Caperucita, roja, azul, verde, amarilla,
morada, naranja...En fin...
Hasta aquí hemos llegado, Sancho.
Es que una no puede evitar ser manchega y muy fan de Cervantes. Ains!
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