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Miles de niños y niñas están hacinados en este nuevo campo con inundaciones, sin agua corriente y comiendo una vez al día
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Me gustaría contarte la experiencia que supuso poder ir a ver la situación en Lesbos tras el incendio que tuvo lugar hace ahora un mes en el campo de refugiados de Moria.
Allí tuve la oportunidad de ver las condiciones inhumanas de acogida y sentir la frustración de las familias
que, después de haber arriesgado sus vidas para llegar a Europa y
asegurar protección y vida digna a sus hijos e hijas, se han visto
“atrapadas” en esta isla griega sin ninguna solución.
Puedes ver aquí lo que queda del campo de refugiados de Moria.
A
la incertidumbre sobre su situación y su futuro, se une el que en
muchos casos lleven más de 1 año en condiciones de acogida indignas, sin
poder enviar sus hijos e hijas al colegio, sin poder curarles cuando se enferman por el frío...
Y es que el campo de Moria llegó a acoger a 18.806 personas teniendo capacidad para 2.840, de ahí que se hubiese ganado el apodo de “el infierno”.
La
frustración en Lesbos tiene forma de campo de refugiados. El nuevo
campo - aún por bautizar - fue construido en los días siguientes al
incendio y, en contra de todas las recomendaciones de organizaciones de
derechos humanos, apuesta por una receta que ya se había comprobado que no funciona.
Un mes después del incendio, unas 7.500 personas están acogidas en este nuevo campo que sigue sin agua corriente, comiendo una vez al día y totalmente expuestos a las inclemencias del tiempo.
Uno
de los límites del campo es precisamente el mar: el viento sopla sobre
las tiendas que apenas pueden proteger a las familias. Muchas de ellas provienen de países que enfrentan crisis prolongadas como Afganistán y Siria y viven con el temor constante de ser deportados o detenidos.
Si quieres y puedes apoyar nuestro trabajo con la infancia refugiada: hazte soci@ hoy de Save the Children.
Si
bien se han producido traslados desde Lesbos para reubicar a parte de
las personas refugiadas en otros países europeos, la situación en las
islas griegas va desapareciendo de las noticias y cayendo una vez más en el olvido mientras se reitera la apuesta por ese fallido modelo de retención en enormes campamentos.
Por eso desde Save the Children seguimos pidiendo al Gobierno español que lidere el cambio en las políticas migratorias y que asuma el compromiso de acoger a personas refugiadas.
Estamos muy preocupados por las condiciones en las que van a vivir, especialmente en los próximos meses de invierno.
Desde Save the Children nos negamos a que haya más campos de la vergüenza como el de Moria. Y para evitarlo, trabajamos en Jordania, Líbano, Irak, Egipto y Siria, países de origen de la mayoría de personas refugiadas que se encuentran en Lesbos.
También trabajamos en toda Europa – especialmente en España, Italia y Alemania – para ayudar a los niños y niñas refugiados y sus familias.
Porque nadie se va de su hogar y de su país si tiene otra alternativa...
Catalina Perazzo, Directora de Sensibilización y Políticas de Infancia Save the Children España
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