- :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::Y ahora, comentario del blogg:A propósito del despropósito anacrónico que representa de por sí una monarquía repuesta y contrapuesta al final de siglo XX y de cara al XXI, como la española, por el honor y la gloria de un dictador genocida convencido de ser el Maestro Yoda y Dark Veider en una pieza, subido a los altares, entre los humos del Botafumeiro y con acento del Ferrol, confieso que el tema me produce una mezcla de hartazgo por un lado y de cierta conmiseración por otro, de una parte por la ciudadanía indefensa ante las manipulaciones de la "legalidad vigente" y de una Constitución urdida entre "los listos" para manipular a los más tontos, y que a la hora de la verdad solo es "la bella inútil", puesto que nadie se la toma en serio ni para los derechos humanos, ni para el laicismo estatal, ni para la igualdad ante los tribunales, que al final hasta la propia Consti desiguala con el mejunje de considerar al Rey en activo impune de cualquier barbaridad que pueda perpetrar, y de hecho ha perpetrado con todo el real morro sin que nada se le ponga por delante. Y por otro lado, mirando en sí mismo el camino histórico de las monarquías, la verdad es que no me las explico en Europa, a estas alturas del tiempo y la historia.Es absurdísimo que una sociedad libre, sin cadenas ni necesidad, se emperre en mantener una dinastía para que la represente y viva a su costa durante centurias y generaciones, ocupando un trono que es su modus vivendi y el modus arrunanadi para el resto de mindundis que se ven forzados a mantenerla por amor a la patría, un imaginario que nadie ha elegido a la hora de nacer y que casi siempre es más un marrón que un regalo.En primer lugar no puede ser una democracia algo gobernado y representado por quien no ha sido elegido por sus cualidades y aptitudes sino por la lotería de los genes y el apellido, elegidos por una minoría en el poder, , y sean como sean los miembros del cotarro real: deficientes, psicópatas, desalmados, pervertidos, drogatas, alcoholicos, amorales por carencia de entendimiento, y que ese estado de posibilidades no cuente para nada a la hora de heredar un trono...En fin...Sobre todo teniendo en cuenta la falacia del mismo origen, que indudablemente puede ser ajeno a los genes de la realeza si -como en el caso de Isabel II- era imposible que tuviese hijos con el elemento que le tocó en suerte para la reproducción. Era de dominio público que Alfonso XII no podía ser hijo de alguien que nunca tuvo relaciones con su madre, dicho y descrito por ella misma con todo lujo de detalles. Que a esa genética border line se le dé un papel decisivo en el estado y se le permita hacer de su capa un sayo sin que ninguna norma, ley o principio tenga la autoridad suficiente para poner coto a sus barbaridades, tropelías inmoralidad y hasta delincuencia, es completamente disparatado. Pero que además eso se defienda como normalidad legítima es de manicomio.Luego hay otro capítulo terrible en cuanto a la legitimidad que en la misma declaración de los DDHH no tiene sentido pies ni cabeza. Quienes nacen en una dinastía oficial y reinante no tienen ningún derecho a ser libres, a elegir libremente su destino, ni sus estudios, ni su vocación, ni sus vínculos afectivos, ni sus amistades, ni su carrera profesional. Nadie les ha preguntado nunca a qué quieren dedicarse cuando sean mayores, dónde quieren vivir o viajar o emigrar. Ellos ya han sido secuestrados desde su nacimiento, como Segismundo el príncipe de La Vida es Sueño, de Calderón de la Barca. Una metáfora con muchas lecturas, una de ellas: la pertenencia a una saga dinástica que tiene todo el poder sobre el indivíduo hasta anularlo y confundirlo por completo, sacándolo de la realidad y metiéndolo en el infierno de la ficción, de lo que parece pero no es y viceversa, que no es moco de pavo.Sobre todo en el siglo XVII. Y ahora igual aunque con más centurias por delante.¿Cómo es posible que unas familias con determinados apellidos sean sometidas y se sometan encantadas, a ese ritual del despojo humano, de la ruina psicoemocional? Casadas durante generaciones con sus propios parientes porque no encuentran a nadie que les garantice la pureza de sangre, que para colmo se autoproclama azul, es decir, enferma, como lo está la sangre humana cuando no tiene oxígeno suficiente: azul oscuro amoratado.¿Cómo es posible que a estas alturas de la historia ningún miembro de ese clan cavernario y enfermo genético, no haya reclamado su derecho a la libertad de nacimiento, sin yugos previos a los que uno mismo desee aceptar cuando sepa quién es y qué puede hacer con su vida sin ser un buey con pedigrí real, un semental o sementala de rancio abolengo, dispuestos a la reproducción sobre todas las cosas? ¿Cómo ninguno de ellos es capaz de plantar cara a esa barbaridad mutiladora del alma, de la conciencia y de la inteligencia más básica?¿Qué les hacen? ¿Cómo les taran así? Y lo más grave, ¿cómo una sociedad entera a estas alturas, no se lo plantea como un delito garavísimo contra la integridad psiquica, emocional y humana de seres indefensos, concebidos como en vientres de alquiler, con una determinada función elegida para encarcelarles desde dentro por el resto de sus vidas? No conocerán más mundo que palacios, cortes, siervos y amos, rituales y comedias constantes. Y lo más grave es que ese montaje será para siempre su única realidad. No se podrán mostrar cansados, alegres ni tristes, no tendrán permiso para ser feos, equivocarse, bostezar, fallar, caerse o dormirse o marcharse, de un teatro o de un concierto si el espectáculo es un petardo.Esas personas no pueden ser normales , es imposible, por eso no pueden gobernar y solo están de figurines rituales, como los perros amaestrados o los animales en las jaulas de sus domadores.Personalmente me siento totalmente descolocada y muy triste por vivir en un país que permite y alaba este tinglado. Se reclama el buen trato a los animales y a las mascotas pero a nadie le importa que se someta a seres humanos indefensos a una perversa educación que los tara para siempre y le ata por completo deformando desde la cuna su percepción del mundo real para encerrarles en la realeza de una basura dinástica, que además acaba por convertirse en deficiencia, en una desgraciada condición de difícil e imposible remedio, ya que su tara es la señal de su elevado estatus. Juan Carlos I y sus hijas Elena y Cristina deberían habernos servido de escarmiento y señal de alarma, porque una vez convertidos en paradigma, no es nada extraño que surjan Ayusos, Abascales, y Villarejos, Camps, Fabras, Zaplanas, Rus, Blascos, Aznares, Botellas, Aguirres, Cifuentes, Cospedales, Sorayas, Ratos, Gallardones, Rajoys... y otras dinastía como los Pujol, en la misma onda...Por desgracia, todo se contagia menos la hermosura, la inteligencia y la ética.Bueno, esperemos que a partir de ahora vayamos cambiando y se empiece a contagiar salud de cuerpo y de alma, bondad y lucidez, compasión, cariño y equilibrio. Ojalá!
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