Ojalá que la derecha española tuviese de sí misma el elevado y respetuoso autoconcepto que expresa Iñaki hacia ella en este video cuando la define como una posible opción política civilizada, consciente y responsable de su función social e ideológica. Es muy difícil que eso sea real teniendo en cuenta lo que esa derecha hispana lleva encima desde siempre. Un equipaje que no ha revisado, ni ha adecuado, ni ha regulado pasando por la ética, por la honestidad histórica ni por la inteligencia social, ni siquiera por la coherencia con sus cacareadas virtudes y liturgias cristianas de altares y charanga, pero de una vacuidad enciclopédica.
Que Manuel Fraga en tiempos de hundimiento total y desprestigio indudable debido a su currículum hereditario, intentase lavar la cara a la derecha silvestre de siempre, maquillarla, cambiarle el atuendo y los modales para dejarla democráticamente más presentable no significa ni que lo consiguiera ni que en realidad fuese su más sana intención y no un trampantojo más en el que lampedusianamente pareciese que todo había cambiado para que nada cambiase y todo siguiese igual, que es lo que ha sucedido y está sucediendo hasta ahora sin que nada ni nadie, la parecer, lo haya advertido ni impedido. Habría que preguntar a ex-derechistas de entonces, como a Jorge Verstringe, por ejemplo, que llegó a ser nada menos que secretario general del invento antes de salir por pies a causa de lo que iba descubriendo intra muros, o a peperos de hoy como Feijoó o GªMargallo, que tampoco acaban de asimilar el destarifo constante y exponencial de sus propios fundamentos políticos. No sé si Villalobos o Pastor se podrían contar entre los más sensatos y lúcidos ejemplos, porque a veces sueltan cada barbaridad que desencuaderna cualquier intento de considerarlas en la línea más lúcida, civilizada, aceptable y ya imprescindible.
Los dos ejemplos positivos y sanos que recuerdo en el pp hasta ahora son un concejal de Rentería, creo que se apellidaba Herzog, sin pelos en la lengua y con una conciencia tan despierta que no parecía del pp y también el diputado Iturgáiz que aceptó apoyar a Patxi López en Euskadi hasta pacificarla, sanearla y unirla en el bien común que acabó con la ETA en tiempos de Zapatero y Rubalcaba, apisodios ejemplares verdaderamente conciliadores y constructivos de verdad, que al parecer para la derecha se han convertido en un episodio memorístico con alzehimer, a partir de que el pp ganó las elecciones de 2011, ese apoyo se esfumó, porque en vez de triunfar la venganza y el odio tan afines y connaturales al pp, se corría el riesgo de que gobernase la inteligencia del acuerdo y del buen gobierno cooperador que Euskadi y España necesitaban/necesitábamos, y seguimos necesitando tanto como el oxígeno para respirar y el agua para beber. Lo triste y miserable es que la fachiedumbre cegata aun no haya sido capaz de reconocer ni de valorar aquel logro vital e histórico de la democracia que en realidad no hubiese sido posible sin la cooperación del pp más despierto...pero que sin embargo el pp tan visceral y torvo, vivió como un fracaso ¡solo porque no era su sigla la que tenía la mayoría cantamañanas ni era lehendakari! Eso significa que para ellos mandar, gobernar y hacer de su capa un sayo sin contar con nada más que con la policía, las condenas y las leyes demoledoras tan estériles como omnipotentes en pro de una unidad que su cerrazón hace imposible si no es a porrazos, es mucho más fundamental que conseguir el bien común, la paz social, el progreso auténtico de una cultura, una economía y un estado verdaderamente civilizado, justo, decente, democrático y a la altura de los países más ejemplares de Europa.
Hay algo vital ante esta situación y es, además de detectar el mal endémico de la derecha española, que al mismo tiempo intentemos y consigamos detectar dentro de cada uno de nosotras el/la facha visceral y cerril -independientemente del color de la ideología, el 'fachismo' no es ideológico es solo un impulso maníaco-visceral- que se esconde en la guantera de nuestros "tics", de nuestros prejuicios maniáticos, de nuestra confusión entre ética y costra devota e inamovible que enreda "principios" con fijaciones hereditarias, la denuncia de las malas artes ajenas con la bendición, mirando hacia otro sitio, para las malas artes propias, cultura y amor por las mascotas adobada con afición a masacrar toros como 'fiesta nacional' que enorgullece y da una pasta en las taquillas, el compromiso solidario condimentado con la devoción al clasismo irredento, emociones e instintos disfrazados de conciencia y sentimientos volátiles, mentira y egoísmo rebozados con limosnas, amor con control y posesión del otro/a, evolución con demolición, afinidad que apoya con manada en estampida que arrasa y deja todo peor de lo que estaba... Un berenjenal de aquí te espero que se pone al rojo vivo en tertulias y guirigays escapistas de los que nunca se saca en claro nada mas que el aumento de la depresión social crónica y sus eternos mantras: "esto no tiene arreglo", "siempre están igual", "siempre los mismos lavando el cerebro desde los medios","qué cansancio y qué cabreo", "cómo es posible que esta noria no pare nunca de dar las mismas vueltas, en le mismo sitio sin agua que sacar y nadie se dé cuenta"...
En el fondo, se disfunciona colectivamente troceados como si fuésemos una monarquía rupestre en la España vaciada de conciencia por la genética consuetudinaria, la estirpe del destarifo y el esperpento de denunciar en el otro los mismos excesos, carencias, fallos y desastres que no somos capaces de ver ni corregir en "lo nuestro", siempre intocable, para lo que nos adjudicamos bula "legítima" y permiso "legal", un sistema sin fuste rebosante de leyes paralizantes y enrevesadas hasta la náusea, que nos lleva a exigir constantemente lo imposible, eso que solo nosotros, una por uno, podremos construir si nos lo proponemos en el conjunto de la sociedad, cambiando los peores hábitos psicoemocionales extendidos de lo personal a lo ppatriotero, evolucionando mediante un aprendizaje continuo y sereno de nuestros errores y resbalones antes de ensañarnos con los supuestos e imperdonables fallos del prójimo, que es nuestro espejo, como cada uno lo es de los demás.
Reconocer nuestros errores no es una humillación en plan hooligans devaluados, al contrario, es salud cívica, crecimiento y evolución necesarios hacia lo más noble, sabio, próspero y humano que podemos conseguir. En las antípodas de lo que ahora nos lleva por la calle de la amargura y nos impide todo aquello que más necesitamos: ser para poder existir, ver para no hundirnos en la oscuridad, cooperar y compartir sin miserias ni malos rollos para que la Vida sea posible y no solo una serie de tv o un baile de máscaras. Todo eso es necesario que se desarrolle para que sea posible un estado decente, una sociedad fraterna y próspera, un mundo habitable y sano de verdad. Y si de paso es más feliz y lúcido, miel sobre hojuelas...
Hay que empezar por la propia casa, la propia voluntad, la propia mentalidad, ideología, comportamiento...Conciencia. A cada paso coherente que damos en esa dirección, crecemos y contagiamos, recibimos lo que damos y mucho más. Ah, y nunca es tarde para despertarse y andar, la mejoría de lo cualitativo modifica y transforma a mejor lo cuantitativo, está demostradísimo. La esperanza no es sentarse a esperar que pasen cosas mejores, es remangarse, ponerse en marcha y hacer posible que suceda lo que se espera y si lo hacemos en común ¡para qué más!
Es algo que derecha, izquierda, centro y abstemios políticos no deben/debemos olvidar jamás pase lo que pase. Sin humanidad de nada sirven el dinero, el progreso (¡?) la economía, la cultura, la ciencia, la religión, la industria, el estudio, el derecho, los viajes espaciales, la tecnología, el arte, el ppoder, el glamour, etc, etc...Todo es nada si ya no queda nadie que nos crea y nos valore porque hemos agotado todo y a todos/as. Hasta cada uno a sí mismo. Ains!
Que no se nos olvide, porfis.
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