Adicción al sexo y disritmia sexua
¿Qué pasa cuando uno de los miembros de la pareja tiene ganas de hacer el amor constantemente? ¿o es “adicto” al sexo? ¿O cuando uno pide o necesita sexo una vez al día y otro una vez al año? ¿Es malo hacer el amor muchas veces seguidas? ¿Cuál es la frecuencia normal de las relaciones sexuales en una pareja?
Pues pasa que tenemos un problema: disritmia sexual. Y no menor porque esto va a generar, con seguridad, múltiples discusiones y roces en la pareja.
Con ello contesto, además, un comentario interesante de un lector sobre este asunto en mi anterior post sobre sexo y homeopatía.
¿Qué es la Disritmia sexual?
Lo que técnicamente se llama disritmia o discronaxia sexual es uno de los motivos de consulta más frecuentes en las terapias de pareja o está en el trasfondo, como causa o como consecuencia, de otros problemas. Y casi todas las parejas van a tener que afrontarlo en un momento u otro de su relación.
Frecuencia normal de relaciones sexuales en una pareja
La primera pregunta que deberíamos hacernos es si existe una frecuencia normal en las relaciones sexuales de una pareja
Es conocido el viejo chiste en que el terapeuta pregunta a uno de los miembros de la pareja acerca de la frecuencia en sus relaciones sexuales
- “Muy poco, tres veces por semana” –dice uno
- “Mucho, tres veces por semana” –dice el otro
Esto ya nos da idea de lo que para uno es mucho, para el otro no lo es tanto y viceversa.
La frecuencia sexual depende de muchos factores. Por ejemplo, la edad de cada uno de los miembros de la pareja, los años que llevan en la relación pero también otras situaciones de la propia relación y los individuos que la componen.
Edad y años de relación
La frecuencia sexual puede ser indicativa de cómo están las relaciones en una pareja, pero no siempre.
Un dato interesante es que la frecuencia en las relaciones sexuales disminuye con la edad y disminuye también con los años de la relación. O sea, a más edad y más años con la misma relación las relaciones tienden a disminuir.
Sin embargo, por el contrario, a pesar de que la cantidad de relaciones tiende a disminuir, la calidad parece aumentar. Las parejas comentan que la sensación de satisfacción en cada encuentro sexual es mayor que antes.
Así pues, podríamos concluir diciendo que no existe una frecuencia sexual adecuada o normal o correcta. Cada pareja es un mundo y no hay reglas escritas pero para muchos terapeutas una frecuencia inferior a 3-4 veces por mes junto a otras insatisfacciones y problemas podría justificar una vista a un profesional.
Consecuencias de la disritmia sexual
Estas diferentes necesidades sexuales en una pareja pueden representar un problema y, de hecho, como se comentaba más arriba, es fácil que todas las parejas se vean confrontadas con ello. Y lo que se produce es my claro y perturbador.
El que quiere tener más sexo comienza a frustrarse porque siente el rechazo de su pareja y quizás empieza a sentir también que ya no es deseable y, más aún, que han dejado de quererle.
El que rechaza se siente incomprendido y duda si hace lo correcto, si es normal lo que hace. Incluso puede empezar a culpabilizarse y cede a “cumplir” sexo sin deseo para satisfacer al otro o para impedir una supuesta infidelidad.
Se crea así un perfecto círculo vicioso. Puede haber, además, baja autoestima, trastornos del ánimo, y otras afecciones. En todo caso, la distancia entre los dos miembros de la pareja aumenta y la relación se va deteriorando.
Roles en la frecuencia sexual
Ni qué decir tiene que tradicionalmente el rol de pedir o necesitar más sexo se atribuye al varón y el de menor deseo a la mujer. Esto no es así, en absoluto, en todos los casos y, seguramente, factores culturales influían en esta distribución pero no hay que olvidar tampoco diferencias biológicas que lo condicionan.
El viejo dilema de lo cultural y biológico tiene aquí otro buen ejemplo de discusión.
En parejas homosexuales también pueden darse los mismos roles y la misma problemática.
Sea como fuere, al final, la frustración invade a la pareja.
Y eso sin olvidar que el sexo parece funcionar diferente a otros deseos y satisfacciones. En efecto, la comida, por ejemplo: cuanto más dejamos de comer mas hambre tenemos y más aumentan las ganas de comida.
En el sexo parece que las cosas no suceden así. Cuanto menos sexo tiene una persona, después de un pequeño periodo, menos deseo sexual tendrá. Como si nuestro organismo se adaptara. Y, al revés, cuanto más sexo hay, más aumenta el deseo sexual.
Soluciones para afrontar la disritmia sexual
Se trata pues de romper ese círculo vicioso que pone en riesgo la relación y estar abiertos al cambio.
¿Qué podemos hacer, pues? Algunas claves para combatir la disritmia sexual:
- Comunicación
- Reparto de tareas
- Deseo
- Descanso adecuado, ejercicio físico
- Negociación
1. Comunicación, o cómo “el mejor medicamento para el sexo es el diálogo”
Es el aspecto más importante. La frase de que el mejor medicamento para el sexo es el diálogo creo que esa es una gran verdad
Los problemas de cada miembro de la pareja pueden ser múltiples y lo primero que hay que hacer es reconocerlos y ponerlos encima de la mesa. Explicar cómo nos sentimos y sin reproches. Hay que tener en cuenta, primero, los condicionantes biológicos antes comentados: hormonales, hijos, lactancia, menopausia, disfunciones sexuales, otros problemas sexuales, etc. Y después todos los demás: cansancio, estrés, tareas del hogar, aburrimiento…
Todo eso debe hablarse con calma si queremos abrir, de verdad, una vía de solución.
2. Reparto de tareas
Un asunto, no menor, es el reparto de tareas en el hogar. La incorporación de la mujer al mundo laboral ha traído consigo, entre otras cosas, una desproporción significativa por parte de ella en la ocupación de las tareas del hogar, el cuidado de los hijos, los progenitores, etc. Muchas veces eso es causa de cansancio físico y mental incompatible a todas luces con el requerimiento sexual más apetecible.
3. El deseo
Con el paso de los años, el aburrimiento puede instalarse en la relación de pareja.
Para ello habrá que ser suficientemente creativos para contribuir a despertar de nuevo ese deseo. Y para ello pueden ayudar todas esas cosas típicas y tópicas como los masajes entre la pareja, el dar mucho más espacio a los “preliminares”, la exploración de todo el cuerpo, y no solo los genitales, como espacio erótico, la ropa divertida y picante, objetos sexuales, olores, viajes o cenas íntimas y “románticas”, etc. Pero lo más importante, en mi opinión, seguirá siendo el tiempo para compartir, el tiempo de estar juntos.
4. Descanso adecuado, ejercicio físico
Dos factores obvios y que no necesitan mayor explicación.
5. Negociación
Todo lo anterior acaba en este punto. En el pacto, la negociación.
Pactamos todo tipo de cosas en una pareja. Tal día, o semana, vamos a casa de tus padres, tal a los míos, tú vas con el/los niños a tal actividad y yo a tal otra, tú vas al médico, al centro comercial. Todo eso nos parece normal, ¿por qué no también en el sexo?
Pactar el sexo no es nada malo, Es más, se puede convertir en un juego erótico en sí mismo porque puedes estar fantaseando en ello hasta que llegue ese momento, imaginado múltiples posibilidades. Y ya no es tanto el sexo en sí sino el espacio para estar juntos, sin más.
Esto ayudará, también, a que deje de existir la sensación de que el que pida más sexo sea siempre el mismo.
En realidad, si la pareja se entiende bien en los demás aspectos de su vida, si se quieren (y no olvidemos que el amor tiene muchas caras), si la comunicación es buena y si no hay ningún otro trastorno, afección o problema habrá que llegar también en este asunto de la frecuencia de relaciones a un equilibrio razonable.
Y todos sabremos lo que es razonable, teniendo en cuanta nuestras circunstancias como pareja, nuestro pasado y nuestro presente.
Papel de la Homeopatía en la disritmia sexual
En homeopatía existen medicamentos tanto para el estímulo de la libido como para lo contrario. Tengamos en cuenta que la hipersexualidad, la llamada adicción al sexo, también puede provocar trastornos afectivos y del ánimo. Y medicamentos también para el tratamiento de otros problemas sexuales, incluso tiene su papel en las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Pero antes de cualquier intervención de este tipo hay que valorar cuidadosamente el caso concreto y las circunstancias. Es un aspecto, el sexo, que compromete a toda la persona en su globalidad ( y su relación). Se impone pues, como siempre en homeopatía, pero más en esta situación, un tratamiento personalizado.
Hay que analizar, primero, cualquier otra causa orgánica o toma de ciertos medicamentos que afectan a la esfera sexual. Después, sobre todo, a las circunstancias de cada uno de los miembros de la pareja y su relación. Y es posible, y deseable, que no haga falta ningún tipo de medicamento, ni convencional ni homeopático.
Una vez analizado todo y solo si el deseo de una de las partes es claramente compulsivo podría considerarse la toma de alguno de los medicamentos homeopáticos tales como Fluoricum Acidum, y otros fluoricums, Phosphorus, Zincum, Platinum, Tuberculinum, Staphisagria, Cantharis, Sulphur, Bufo, etc.
También considerar si se debe ayudar a estimular el deseo del otro miembro de la pareja.
Imaginación al poder
Hay que señalar, para acabar, que la frecuencia en las relaciones sexuales, la disritmia sexual, no tiene relación directa con el grado de amor en una pareja. Así que pongamos un poco de imaginación y de voluntad en nuestra relación.
Recordemos la cita del gran Julio Cortázar que ya incluí en otro post sobre sexo “lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo./ Lo que me gusta de tu sexo es la boca./ Lo que me gusta de tu boca es la lengua./ Lo que me gusta de tu lengua es la palabra”.
Palabras, pues, más el medicamento homeopático Amor 30 CH, 5 gránulos diarios, es un buen tratamiento para todos los problemas de pareja, incluidos los sexuales.
P.D. Al contrario de todos los demás medicamentos homeopáticos que se dispensan exclusivamente en farmacias, Amor 30 CH solo se dispensa en corazones abiertos al cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario