jueves, 21 de abril de 2016

¿Qué hacer en situaciones como estas?




Comunicado de urgencia tras el desalojo ilegal de La Morada

(Emitido in situ el miércoles 20 de abril a las 23:40 pm aprox.)
Csoa La Morada es un espacio que surgió en 2012 a partir del 15M. Somos un espacio vecinal liberado por y para el barrio de Chamberi. Hasta hoy.
Durante la jornada, unos guardias de seguridad, enviados por Ignacio Moreno, dueño de la inmobiliaria que pretende construir viviendas de lujo en lo que ahora es La Morada, han entrado por la fuerza rompiendo los candados de la puerta.
Actualmente se encuentran encerrados y respaldados por las fuerzas del Estado.
Hacia las 4 de la tarde, en el cambio de turno de seguridad, se ha conseguido entrar en el edificio. Despues, las patrullas policiales,compuestas por un número desmesurado de furgones antidisturbios, han bloqueado los accesos colindantes del centro, y han procedido a la identificacion, entrada en el edificio, y posterior detencion de 32 personas, que actualmente estan retenidas en la comisaría de Moratalaz. Cualquier okupacion se expone a un desalojo, no obstante el acto es ilegal, ya que el juzgado desestimó la orden de desalojo durante el proceso judicial con la inmobiliaria, por lo que la Delegación del Gobierno y las fuerzas policiales estan actuando en contra de la orden del juez.
Exigimos responsabilidades y explicaciones de la delegación de Gobierno.
Exigimos la liberación inmediata de las detenidas sin cargos.
Una vez más, el Estado ha favorecido a la especulación y el poder, dejando de lado a lxs ciudadanxs.
Seguimos en c/ Casarrubuelos 5 resistiendo. Si consideras esto una injusticia, comparte, difunde y VEN.
Tenemos una larga noche de lucha.
SE CONVOCA CONCENTRACION MAÑANA JUEVES EN LA MORADA A LAS 19:00.
Ninguna agresion sin respuesta. 10,100,1000 centros sociales! 


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Una vez más tenemos delante el conflicto social, de barrio.
Hechos: Un edificio abandonado lleva ocupado cuatro años por un colectivo libertario, derivado del 15M, que ha colocado en la fachada el rótulo de La Morada y, según afirman, dedica el espacio a propuestas culturales. Hasta ahí, no hay problema alguno, si los okupas son respetuosos, pacíficos y aportan la gestión de un centro abierto al barrio donde reunirse y compartir saberes, artes, cultura y experiencias.  El comunicado dice que han sido denunciados por Ignacio Moreno el propietario de esa inmobiliaria , que pretende construir viviendas de lujo donde ahora se encuentra instalada La Morada. No se aclara si el edificio es propiedad de Moreno o, simplemente es un gestor inmobiliario. Ni qué derechos amparan esa acción policial pedida por el tal Moreno. 
El espíritu libertario es un patrimonio político, cultural y social imprescindible para el equilibrio común, pero no es el único patrimonio válido. La comunidad humana gestiona sus necesidades y vínculos desde diversos conceptos y experiencias, muchas veces enfrentados, y sin embargo, condenados a encontrarse, a escucharse y a entenderse si es que deseamos convivir en paz, con respeto para todas  y en democracia. 
No es lo mismo resistir en un desahucio, o en una okupación donde las personas se van a quedar sin techo para vivir, y se van a la calle, que okupar un espacio para actividades lúdicas y de cultura que de momento se pueden seguir haciendo en un parque, por ejemplo y hasta contando con la AAVV del barrio si es que de verdad el proyecto es de todos y para todas.
Si se aclara el derecho a la propiedad de ese edificio por parte del demandante y se habla con los okupantes, si el Ayuntamiento del distrito media y proporciona otro espacio en la zona que se pueda dedicar legalmente a la misma función de la actual Morada, es seguro que el conflicto terminaría bien para todas y todos. Sería fundamental, además, tratar este asunto con los vecinos del barrio, que deben implicarse también, dialogar y valorar el proyecto y su gestión y el consenso vecinal junto con los okupantes de La Morada. Es importante respetar el hábitat del entorno, convivir con todos. Y eso se debe hacer antes de la okupación. No es de recibo vivir invadiendo ni siendo invadidos, hay que aprender a convivir. Conocer el barrio, interactuar en él, asegurarse de que el espacio que se quiere okupar es del ayuntamiento o no tiene dueño conocido. Hay que contar con el consenso y el apoyo del barrio. Por la misma razón que ciudadanos libertarios entran en un edificio y lo okupan para hacer cultura, pueden hacerlo igualmente unos neonazis para hacer de las suyas. La ley de la selva no favorece la convivencia y el consenso social es imprescindible. No es una manía del "poder" para oprimir, se trata de que tampoco oprima quien quiere liberarse. De eso va el arbitraje de las leyes, que deben ponerse al día también,al servicio del bien común y no quedarse petrificadas en  el paleolítico del derecho.

Por ejemplo, La Eko de Carabanchel es un paradigma de gestión libertaria impecable. Hay muchísimo que aprender de ella; el ser libertario no es en sí mismo un certificado de nada concreto sino la simple tendencia natural que tenemos todos a disfrutar y a ejercer nuestra libertad sin barreras. Pero si además queremos un mundo mejor, siempre se debe considerar y tener en cuenta que esa libertad nuestra limita con los derechos y la dignidad de los demás. No se puede ser libre de verdad si no se comprende la libertad del resto de individuos y colectivos, a los que se debe exigir el mismo trato digno que queremos para nosotros. No estamos solos ni somos todos iguales, precisamente son los derechos los que nos igualan y los derechos de unos implican el deber mutuo de respetar los derechos ajenos. Cuando se entiende esa dinámica, la policía deja de ser necesaria como fuerza represiva y pasa a ser un sistema regulador para la mediación cívica, recordando en los conflictos a cada parte, el contenido de las normas elementales de convivencia. Sobran las porras, las pistolas, los botes de humo y los golpes. También los insultos y las provocaciones.

La violencia como apoyo de la razón, acaba por anularla y desautorizarla. Hay violencia y agresión cuando no hay argumentos entendibles ni capacidad para explicarlos. La violencia no es valor, es locura, desesperación y rabia que no se sabe canalizar ni integrar. Nunca acaba bien para nadie. Ni siquiera para los que, aparentemente, ganan. Precisamente porque empleando solo la fuerza destruyen las herramientas de la inteligencia, los puentes del entendimiento. "Ganar" a golpes, a tiros o a bombazos, es pan para hoy y hambre y miseria para mañana, aunque al ego le resulte excitante in situ, la sensación de salirse con la suya. La resistencia frente a la injusticia no la fortalece el insulto, el desorden ni la rabia sorda, sino la inteligencia, haciéndola práctica y tangible.  Pensar, preguntar, dialogar, coincidir, y luego, actuar. Es peligroso y sobre todo inútil hacer lo contrario: actuar visceralmente, sin pensar primero los pros y los contras, las consecuencias de lo que vamos a hacer. 

Hay, por un lado, una tendencia 'coleguita' y victimista que impulsa a solidarizarse a las bravas con la "debilidad" y la  fragilidad, sin valorar lo que hay detrás y que a veces es manipulación, lo mismo que ocurre con las descalificaciones y actitudes despectivas, prepotentes y  gratuitas en los sectores "fuertes" de la sociedad donde las leyes son el látigo contra los menos favorecidos y la crueldad disfrazada de legalidad es el árbitro. Tenemos que desmantelar esas dos trincheras cavernícolas, porque si no lo hacemos ya, nunca saldremos del mismo laberinto entre el miedo, el desprecio y el rencor mutuos. Los arribas y los abajos. El poder y la opresión como alternativa a los desmadres y viceversa. Venenos que hacen la vida imposible y constantemente nos llevan al mismo punto de partida y de llegada. Un círculo vicioso en el que nuestra sociedad española, en concreto, parece estar enganchada desde hace siglos. Terminemos con él, antes de que esos atavismos y encerrinamientos acaben por relegarnos  eternamente a la Edad de Piedra, que nos lleva rondando la calle desde siempre. 

¿Qué hacer en situaciones como ésta? Abrir en vez de cerrar, tender puentes en vez de dinamitarlos con los malos modos y la dureza innecesaria, actuar desde la paz y los derechos y no desde la violencia física o verbal; escuchar en vez de gritar o aporrear, preguntar antes de entrar y antes de denunciar ni llamar a la policía. Hablar y escuchar lo que el otro tiene que decirnos. Con el mismo interés con que queremos ser escuchados cuando hablamos. Ver en el otro a un igual, no a un enemigo. Y tratarlo y valorarlo con el mismo respeto con el que tú quieres ser tratada. Independientemente de lo que se merezca según tu código ideológico. Si vences los miedos y la furia de tu ego, no tendrás que vencer a ningún 'enemigo' externo. No hay peor enemigo que una misma cuando no se conoce, no se autorregula y no se quiere, aunque se crea la reina del mambo.  Precisamente porque no se quiere necesita del ego como motor, que se convierte en su puto amo. Pensando en ser libre se esclaviza y se encadena a su tiranía. La conciencia en su despertar, nos libera de ese tirano embaucador y creador de desgracias: el ego. Que no es lo mismo que el Yo adulto, lúcido y sabio. El ego habita la personalidad que nos ciega y no nos deja ver al otro, el Yo es la individualidad que nos integra en la  inteligencia colectiva, valorando a los otros como a una misma.

Nos educaron diciendo que el conflicto y la guerra son inevitables y hasta  necesarios. Nos mintieron, pero no con mala idea, sino por ignorancia y demasiada prisa evolutiva. No tenían más herramientas cognitivas. Ahora no es igual. Disponemos de un horizonte mucho más amplio y  podemos ver más lejos, más alto y más hondo que nuestros educadores y muchos pensadores de antaño. No repitamos curso cuando podemos sacar matrícula de honor cambiando el giro del caleidoscopio.

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