lunes, 18 de abril de 2016

Escenografía de la misoginia






Estrenos

Elogio de la mediocridad y la idiotez

Florence Foster Jenkins no fue la primera ni la única; la historia de la música está plagada de mujeres que destrozaban canciones populares, tímpanos y moral.

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En un tiempo como éste, cuando las mujeres están trabajando a fondo para que sus derechos y su dignidad, de verdad, sean respetados, se produce también, como respuesta, una onda de malos tratos camuflados de arte, de humor, de publicidad sexista o de tortura sádica en la moda, que impone la anorexia o el destrozarse y deformarse a base de bótox, siliconas y añadidos demenciales, como "estética" regla sine qua non, con tal de ser "guapas" por necesidades del guión social, que determina los cánones y decreta qué es lo bello y qué no lo es, para hacer negocio poniendo precio a todo, incluida la belleza a la que se mutila, en muchas expresiones que no solo son físicas. Por ejemplo, ¿qué fue de María Teresa Fernández de La Vega después de su metamorfosis quirúrgica? ¿dónde está Letizia Ortiz, la original, aquélla que era única? Ha desaparecido aplastada por el concepto machista de belleza. ¿Acaso antes no era bella siendo ella misma en vez de un patchwork de plástico que la hace idéntica a cualquier mujer inventada y reformateada en Hollywood? ¿Quién nos garantiza que si la aparición de una dureza o una cicatriz en cualquier parte del cuerpo se marca en el iris, una remodelación y un montón de cicatrices minúsculas no estarán modificando las neuronas, la producción de endorfinas o el funcionamiento de las glándulas de secreción interna? Es hasta natural que si nos humillamos de este modo, ante los mercaderes del bisturí y el "estilismo", que por cierto en su mayor parte son hombres, ellos tomen a las mujeres por el pito del sereno.

Películas como estas dos recién estrenadas, Madame Marguerite, de Xavier Giannoli o Florence Foster Jenkins de Stephen Frears, ambas dirigidas, obviamente, por hombres, o la misma fijación de Pedro Amodóvar con remarcar los padecimientos, comeduras de tarro, depresiones, malos tratos con regodeo y patética exhibición de tantas figuras femeninas, en un álbum entre lo grotesco y lo sádico, dan mucho que pensar. No deberíamos olvidar, tampoco, aquella película de Almodóvar, La flor de mi secreto(*), en la que tuvo la 'genial' y cruel ocurrencia de hacer una copia exacta de un abuso suyo perpetrado seguramente 'sin querer' como lo de Panamá, contra una autora que no era famosa, pero que le envió su novela por si le interesaba comprarle la idea. Y el gran maestro de la cámara, se hizo el loco, no le compró la novela ni le pagó los derechos de autor, pero convirtió en película aquella obra mezclándola con el relato de su desvergüenza particular: contando en imágenes cómo el director famoso se aprovecha de la autora incauta para birlarle la historia y no reconocer la copia, tirando, en el mismo film, el manuscrito a la papelera y negando los hechos cuando la novelista los denunció públicamente.
La escritora, en la vida real, le denunció, pero no consiguió que la escuchasen. ¿Quién va a culpar a un genio de semejante estupidez, si la culpable de todo había sido la misma panoli, al regalarle su novela al dios de la movida? Esas tonterías sólo puede hacerlas, en efecto, una mujer.  Inocente y confiada. No es extraño que los talentos de la cámara se ensañen con el género femenino, que no tiene el cinismo violento del sexo fuerte. Lo mejor es poner en ridículo lo que no se comprende, porque no tiene nada que comprender; no hay más que ver cómo ellas mismas se prestan a representar obedientemente lo que los "genios" de la imagen, la moda o la publicidad, les ponen delante.
Ver los desfiles de modelos femeninos en las pasarelas que son verdaderos esperpentos,luciendo ropas que nadie se pone jamás, maquillajes y peinados horripilantes, con los que los hombres experimentan su creatividad en  cuerpos y en cabezas de jóvenes ilusas, o los programas de tv de menos fuste en los medios, dirigidos por marujones estereotipados y de diseño masculino en el fondo y en la forma, si no fuese así no tendrían ese trabajo; no hay mujeres al frente de las grandes empresas mediáticas, y en el periodismo televisado pasa algo parecido, si se exceptúa a Ana Pastor, que por esa excepcionalidad recibe más críticas que ninguna Campos o Quintana. Ellas cumplen con el estereotipo, Pastor, rompe moldes. Qué poco duró Eva Hache en su noticiero humorístico y cuánto dura Wyoming haciendo lo mismo. Qué miedo dan las mujeres que piensan y lo demuestran. Mejor convencerlas de que más vale ser guapa que inteligente, porque si se plantan y despliegan la capacidad que tienen, a los maravillosos machos se les acaba el chollo. Qué pocas actrices destacan por su inteligencia en vez de por sus cuerpos y rostros espectaculares...qué pocas directoras de cine se atreven a soltar lo que llevan dentro. Cuánto tópico y cuánta mediocridad para silenciar el alma femenina, esa gran desconocida que los tíos llenan de pieles, de joyas, de pegajosos aromas o de horteradas y ordinarieces a tutiplén.
Parece mentira que aún perviva la misma misoginia que en siglo XVIII cuando Jane Austin firmaba sus relatos con nombre de hombre para que fuesen publicables. A  mí misma, sin ir más lejos, de muy joven, me obligaron a presentar con seudónimo masculino un par de novelas del Oeste, ya en 1970, en una editorial de cuyo nombre no quiero acordarme, y que escribí porque me hacía falta el dinero, sin saber, ay de mí, que debía usar nomenclatura macheras. Me quedé a cuadros. Pero la necesidad mandaba; tenía que pagarme el parto de mis dos niñas mayores y mi conciencia estaba, aún,  condicionada subliminalmente, por una sociedad franquista, patriarcal y autoritaria.

Sería magnífico que las mujeres espabilaran y no cooperasen en ese juego repugnante. Y rechazasen papeles como los de Madame Marguerite, una pobre infeliz más digna de tratamiento psiquiátrico que de un escenario y Florence Foster Jenkins , una cantante que para sobrevivir tuvo que convertir su voz en una burla de sí misma, como un fenómeno de circo, o el perverso y retorcido rol de chica Almodóvar, hasta que la misoginia barnizada de "arte" y rezumando sadismo, desaparezca del panorama social y cultural. Es curioso que estos esperpentos solo se ofrezcan para que los  protagonicen mujeres, con la de hombres que los bordarían sin hacer ningún esfuerzo. Sólo con representar a la flor y nata que nos gobierna, nos roba y nos arruina, haciendo el ridículo, mintiendo, simulando lo que no son y ocultando su verdadera condición de badulaques, se harían de oro. Podrían empezar con Bush, Aznar, Reagan, Trump, Juan Carlos de Borbón & son, Urdangarín, Rajoy, Montoro, Soria, Putin, Sarkozy, Cameron, Fabra, Pujalte, Fernández Díaz, Berlusconi, Marhuenda, Inda, Azúa, Cañete, Pujol, Matas, Mas...en fin, por falta de repertorio  y motivos de inspiración no sería.

No hace falta que nos promocionen tanto como coristas y musas en conserva de sus 'genialidades' grotescas o escatológicas. Basta con que nos respeten y no nos pongan zancadillas por todas partes por miedo a dejar de ser los reyes de un mambo, que si no fuera porque sus madres decidieron componerlo, no estarían en este mundo. Que ya les vale.

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(*) Sorprendentemente no existe en Google ni una sola referencia a este episodio, que apareció publicado con profusión en en la prensa y en los medios, allá por 1998-99. Con posterioridad, y en una wikyreseña, un poco rara, se añade que la historia en que se basa la película no es original de Pedro Almodóvar sino de una novelista norteamericana que, oportunamente, murió en 1967. Es el colmo del chanchullo mediático y de las influencias del caciquismo español. ¿Y todos los que entonces leímos las noticias sobre aquel escándalo, qué debemos hacer con la información, querido Big Brother? Así se entiende lo de Panamá y lo que les  echen. Qué mafia XD! Qué vergüenza de país. Así está tirado ser un genio de lo que sea, en el reino del camelo, y se explica que tanto mediocre esté en los altares, donde el emperador en cueros es uña y carne con los sastres timadores del traje invisible. Está claro que en esta tierra de  trolas   alucinantes, cualquier pícaro puede conseguir lo que le dé la gana si sabe tocar las teclas adecuadas, sobre todo si la corrupción se disfraza de "progre" y "moderna", cuando es el oficio más viejo del mundo. Donde se amañan premios literarios y  la presidenta del jurado -que en teoría sólo abre las plicas cuando ya se ha elegido el mejor trabajo- tiene tu teléfono milagrosamente, y te llama a casa para decirte que perdones, que eras el primer premio, pero que se lo van a dar a un colega, que no es tan bueno como tú, pero es que está con depresión, que no te alarmes ni protestes cuando veas la pésima calidad de lo que han premiado, porque en la convocatoria del año que viene, si te presentas te llevas el gordo, aunque sea un bodrio, para devolverte el favor por tu generosidad a quemarropa.
Por eso dejé de concursar hace un montón de años, y decidí olvidarme del tema e ir de freelance, que es mucho más decente y gratificante. Más vale conciencia sin premios que premios sin conciencia.

Y ahora que lo pienso, ¿a caso la autora se llamaba Margarita, Rosa, Violeta, Hortensia, o Azucena ? lo de la flor del secreto da pistas...¿por qué la estafada autora de la idea original se calló de repente, y como si no hubiera pasado nada parece que retiró la demanda y se ha quedado callada como una mastaba egipcia? ¿Qué sucedió? ¿Tal vez la osada moza se cansó de bregar sin resultado alguno y de estrellarse en vano contra la muy noble orden caballeresca de La berenjena de Almagro?  ¿La compraron para que cerrase el pico? ¿Le ofrecieron un trabajo estable en forma de pizzo  vitalicio como azafata de tierra en el aeropuerto de Ciudad Real para asegurarse su silencio for ever & ever? Esto también daría  para un buen guión cinematográfico, ¿a que sí?, o por lo menos para un episodio de la inspectora Laura Lebrel.  Hale, ahí te lo dejo Almodóvar, que seguro que le sacas jugo, con la maña que tienes para ir rebañando por donde pasas. Y no te ofendas, que es el humor manchego.  Ya tu sabes mi amol.

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