lunes, 25 de abril de 2016

La voz de Iñaki


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Fin de la pantomima

EL PAÍS  

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The game is over. Tiene razón Iñaki; una vez más el juego escénico nos demuestra que la "política tradicional" (o más bien 'traicional') tiene poquísimo fuste. Sin embargo hay un sector de ciudadanía cada vez más amplio que no se resigna: esa franja social que desde siempre resiste a base de iniciativas sencillas y eficaces, básicas, para la que la utopía no es una ilusión ni un sueño irrealizable, ya está escarmentada por las rimbombancias y las grandeurs, por los colocones del fingimiento ilusorio del apaño, sabe muy bien lo necesaria que es la buena tierra y las buenas semillas, el buen cultivo con amor y oficio, el abono a base de basura compostada y unas buenas podas, para que vuelva a haber cosecha necesaria. Así funciona el mismo ciclo de la vida. La idea política nace, crece, se reproduce, se desgasta y se muere. Pero entre sus detritus queda el aprendizaje, la pedagogía del tiempo y la circunstancia. Los maestros del sí y los del no. O sea, los ejemplos que te animan a seguirlos y los que te desaniman a cargar con ellos a cuestas. Ahí estriba la evolución de nuestra especie y en este caso, de nuestra conciencia colectiva e individual, como sociedad a la búsqueda de su propia esencia identificadora. Algo que todavía no hemos logrado que supere el caché de marcaespaña. El oro de la pasta y la sangre de la deuda, del sudor del desempleo y las lágrimas de sentirse ciudadanía desahuciada por la justicia y olvidada por el verdadero desarrollo ético, cívico y territorial; también cognitivo y cultural, que no solamente financiero y especulador, chapuzas y vivales, sino disponiendo de una economía- (oikós=casa/ nomía=orden, gestión)- decente y gratificante, fértil. Justa.

La "oikonomía" no se puede separar de la política. Y tampoco pueden sacrificarse la una a la otra; deben funcionar como complemento y consecuencia mutua: la una y la otra conforman el único modelo de matrimonio indisoluble que existe. Cuando esa pareja se distancia y se rompe, toda la sociedad se acaba divorciando de sí misma. Se desquicia. Se disuelve en el caos. Es imposible que arranque de verdad el desarrollo de un país que se ve obligado constantemente a elegir entre convertirse en una pocilga de corrupción a base de mutar en lucro todo lo que toca, o a sumergirse en la miseria si trata de ser decente. España, o como quiera que acabemos llamando a este suelo que pisamos, vive prisionera de sí misma, de su miedo sin fronteras o, según se mire, aplastada por las fronteras de su miedo.  


Es urgente que dejemos ya esa bipolaridad absurda y enfermiza. Inoculada, que no natural, para más inri. La ciudadanía ya lo ha hecho votando en plural, en pluralísimo. Si no ha elegido las dos mayorías de siempre, por algo será. ¿Tal vez porque ya está escarmentada de sufrir sectarismos mayoritarios que no escuchan a nadie si no piensa lo mismo que ellos? Ha quedado cristalino en las urnas. Pero no ha habido forma de que la soberbia que todo lo sabe y todo lo controla, adquiera una pizca de inteligencia y de sensata humildad, que, por cierto, son inseparables; por desgracia, no ha sido posible que la "élite" lo comprenda, en su sordera permanente, en su manía de creerse el novamás. Salvo UP/IU, Compromís, PNV y pocos más.
Es muy triste que después de tanto bamboleo y pérdidas de tiempo, sin tener en cuenta el dolor social que este vacío de gobernabilidad decente está provocando, esos irresponsables especialistas en palos de rueda, nos lleven de nuevo a las urnas, dejando patente que es el poder de las sectas más potentes el gran obstáculo para todo lo que vale la pena.


Creo que el verano nos traerá un largo invierno con un aumento espectacular de la astenia votante. Y que, desafortunadamente, si esto no cambia de modo milagroso, la mediocridad, los temores irracionales y la resignación del ganado ovino de siempre, serán el séptimo sello de este apocalipsis 'todo a un eulo'. 

Mientras los señoritos del cortijo sacan las uñas para arrancarse entre sí los pedazos de esa patria, que se han inventado entre todos y tan poco tiene que ver con el resto de peña, la ciudadanía, con paciencia de santa, sale a la calle de nuevo, se sienta otra vez en la plaza 15M a velar sus armas noviolentas y creadoras de otras formas de vivir, 
                                        
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como Don Quijote en el patio de la Venta de El Toboso, para retomar e impulsar con más fuerza y más razones, las iniciativas que Podemos y C's, cual Pentapolines Garamanta del Arremangado Brazo y Alefanfarones de Trapobana, le birlaron con falsas esperanzas y cantos de sirena interesada en devorarla, igual que los viejos esbirros de ayer, ya desgastados por el mal uso y la inercia de las largas distancias.
Por más zancadillas que el sistema vaya colocando, la vida es más fuerte y acaba por brotar en cualquier rincón del ingenio y la grandeza, como esos puñados de flores chiquitas, descaradas y resistentes, bellas y generosas, que surgen de repente en medio de las grietas del cemento, de los montones de ladrillos y tierra que se apilan en las ruinas a medio construir y abandonadas, que la crisis eterna, en el último episodio burbujil, ha ido repartiendo por toda nuestra triste geografía del desastre. 
 
En cualquier momento, y entre las trompetas desafinadas de este aberrante juicio final, pueden aparecer cada día un huerto urbano por allá, un F.A.C,A. en cualquier pueblito por aquí, una escoleta alternativa y solidaria un poco más al fondo, una CUP que en el pequeño municipio o por medio de una red común en la comarca acaba con la miseria y la precariedad endémicas, abriendo ayuntamientos como casas del pueblo de verdad. No de un partido. O un Marinaleda que se multiplica por esporas de amor y apoyo mutuo en medio de la inteligencia colectiva. 
Ese futuro está cada vez más cerca, impulsado por varios factores que han  derivado del mismo régimen que ahora trata de bloquear e impedir la gobernabilidad que no sea hegemónica, porque la pluralidad de los gobiernos dificulta la manipulación, mientras que la desaparación de esa pluralidad o su  reducción a una sola banda política, les facilita el control de todo; esos factores desestabilizadores son: 

1) El desastre económico de la megalomanía global a toda costa.

2) El cambio climático como consecuencia de esa bulimia depredadora sin límites. (TTIP, TISA, y demás, ya están marcando tendencia)

3) La crisis crónica con altibajos, cada vez menos "alti" y más "bajos", convertida ya en sistema desajustado de vida.

4) El hacinamiento en las grandes urbes, cada vez con menos capacidad de una gestión sana, justa y ecológica.

5) Las migraciones provocadas por Occidente y su sistema en el resto del mundo sometido a sus manejos tan des-oikonómicos.

6) La carencia y pobreza energética.

7) El deterioro de la atención sanitaria.

8) La falta de viviendas dignas.

9) La des-educación a favor de la mecanización de la inteligencia.

10) El crecimiento del desempleo por la "externalización" del trabajo hacia países que viven de la esclavitud de sus trabajadores 

11) La crisis de materias primas y  la primacía de energías derivadas del petróleo, combinadas con el retraso criminal del desarrollo de las energías renovables y unas políticas de decrecimiento inteligente y de transición hacia una economía regulada por otros parámetros que tengan en cuenta las limitaciones de la naturaleza frente a un crecimiento ilimitado del consumo y la avaricia, olvidando el bien común.

12) La carencia y desaparición paulatina de valores éticos, en función del propio sistema que los percibe como un peligro para su exclusiva supervivencia terminator y depredadora, tanto para la biosfera en general como para la especie humana y las demás especies animales y vegetales. Convirtiendo así al ser humano(¿?) en un verdadero cáncer terminal para el Planeta, tal y como lo conocemos.

Que ese enjuague universal se deteriore y acabe, es lo más lógico y lo verdaderamente seguro, como nos va demostrando la realidad diaria. Con ese horizonte, solo nos queda empezar o continuar, si ya se ha empezado, a crear espacios comunes de liberación, de mutua pedagogía, de conciencia colectiva despierta, donde respirar sin intoxicarse por dentro y por fuera, espacios de sanación social e individual, modestos y acogedores, como úteros maternos para una nueva concepción de la vida. Para un nuevo nacimiento. Ahora toca sembrar con paciencia y construir otro horizonte. Otros lo consiguieron. Nosotros también podremos hacerlo si no esperamos a que los políticos de viejo cuño, aunque con ropas nuevas, lo hagan por nosotros, porque ellos sólo escucharán y cambiarán cuando nosotros les pongamos entre la espada y la pared. No con violencia sino con desobediencia civil. Cuando dejemos de consumir la basura que nos imponen, cuando nos decidamos a desobedecer las aberraciones que nos exigen en forma de 'legalidades' inmorales, cuyo cumplimiento es ya en sí delito de lesa humanidad por lo injusto y abusivo de sus contenidos y repercusiones prácticas fomentando el mal común con tal de conseguir el poder, mantenerlo y lucrarse de tantos modos.

Ayer en Valencia, para rematar la semana de actividades, mi barrio fue el centro rotativo de una quedada que se extendió también a distintos municipios de la Comunidad. La anual Trobada de les Escoles Valencianes en su edición número veintinueve. La ciudadanía salió a la plaza y la llenó durante todo el día, mientras la música, los talleres, las paellas y la convivencia, la cultura y la educación nos hablaron al corazón y a la mente. A las almas. 
Por la tarde, una asamblea en la Plaza 15M, la Plaza central de la ciudad, donde está el Ayuntamiento, convocó también a la ciudadanía. Llegamos como hormiguitas, poco a poco. De todas las edades y talantes. Como siempre. Los conocidos y los nuevos que pasan por allí y se quedan. Y preguntan y escuchan. Y se van pensando en que hay algo más que la resignación, en que a lo mejor no está todo perdido si hay aún quienes piensan y sienten que sí, que se puede hasta recuperar lo que te han querido arrancar de la conciencia: la esperanza y las ganas de cambio real.  

 Al principio unas cuantas, luego el círculo se va agrandando y se convierte en asamblea de los que dialogan, debaten y votan durante dos horas largas, cómo hacer las cosas de nuevo, retomando el hilo que las novedades políticas en plan prótesis nos han ido arrebatando con promesas que no fueron capaces de cumplir, igual que  el cacique antiguo prometía a la campesina casarse con ella, para luego dejarla tirada y sin honra. Tras el escarmiento, llega la dulce y luminosa venganza de construir otra vez contra viento y marea, a contra pelo,  si es preciso, pero ya, esta vez, sabiendo lo que nos jugamos.  
El compa Rafa citó las marchas de la dignidad y no sé por qué pensé, por un momento, en una nuevas asambleas de la dignidad. Nos la hemos ganado, tras la triste experiencia de un fiasco tan bochornoso como triste.

  Y sí, querido Iñaki, tienes toda la razón, ya era hora de que llegase el fin de la pantomima, para que se pudiese comprobar in situ , en primera página y en medio de toda esa cutrez, su verdadera in-sustancia. La insoportable densidad de sentirse comodines teledirigidos en un Juego de Tronos que a nadie más que a los trepas for ever & ever les interesa porque sacan tajada. This is over. C'est finí. È finita. Das is Ende. No n'hi ha res. Este é mais. Hau bukatzen. S'acabó lo que se daba. Y a otra cosa mariposa. Por fin...y por principios. Obviamente.    



  



 

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