sábado, 6 de marzo de 2021

Una nueva vida sin duda. La España vaciada de conciencia aun no se ha vaciado de humanidad, inteligencia y naturaleza. Este relato periodístico es una maravilla, no solo por lo que relata sino sobre todo por la esperanza que aporta esta experiencia real, palpada y riquísima en beneficios antropológicos.

 

El retorno a la España rural: así se ha vuelto al pueblo y a la producción de comida artesanal

Durante la pandemia se hizo más evidente que nunca una necesidad de aire fresco, de paisaje, libertad más allá de edificios y acera. Fue reflejo de cierta tendencia que se viene dando en los últimos años de forma muy particular. Un doble retorno. Al pueblo en algunas ocasiones, sí, pero sobre todo a una forma particular de hacer las cosas. Más tradicional, más artesana. Quizá más auténtica. 

Toño trabajando en la panadería familiar. - Gema Rodrigo

Toño trabajando en la panadería familiar. Gema Rodrigo 


"Ya ves, nos pilláis con las manos en la masa, nunca mejor dicho. Aquí empezamos a las cuatro o las cuatro y media. Menos los fines de semana, que hacemos más y se entra al poco de la una. De la mañana, sí, sí, claro. Todos los días del año. Todos".

Hay que madrugar. Mucho. Afortunadamente es solo hoy, no como les pasa a ellos. Cuando llegamos a Orzales, en Campoo, justo al borde de un mar que es lago que es embalse que es recuerdo, solo un sitio en todo el pueblo tiene luz. Brillo mortecino. Allí es. "Panadería Orzales Antonio Ruiz", pone. Una casa blanca, alargada, con tejas de color naranja y ventanucos por donde escapa claridad. El frío golpea en el rostro, casi corta, un par de grados bajo cero. La semana anterior, nos cuentan, llegaron a los once negativos. Tres perros se acercan ladrando, el rabo como si fuese un diapasón loco, ansiosos por jugar con el visitante. Son grandes, grises, con el morro afilado y los ojos oscuros. Perros que parecen lobos, pero tan simpáticos que no puedes sino pararte un poco con ellos. Nada, tres caricias, porque el viento te recuerda que no estás acostumbrado a las horas ni la temperatura. Cuidado con el hielo, nieve crujiendo bajo las botas, pasos torpes de reportero urbanita. Picas un par de veces, escuchas ruidos en el interior. La puerta se abre, olor a madera ardiendo. Entramos en la panadería. 

(Podéis leer completo el reportaje entrando en Público, si clickais sobre el enlace del autor. Os encantará sin duda y os dará esperanza, optimismo y ganas de tirar p'alante🥰👩‍👩‍👦‍👦👩‍👩‍👧‍👧👍)


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