Genial nuestra querida Sheila Blanco, nadie más adecuado que ella para celebrar el primer día de la primavera en medio de una pandemia, explicándonos musicalmente a Vivaldi, que además de ser un genio musical alucinante, fue un ser humano increíble, con una conciencia ética, humana y evolutiva, muy por encima de su época, (y seguramente, de la nuestra también); además de todo el curro sonoro y compositivo tuvo la lucidez y la empatía suficientes para aplicar la música al trabajo social de la compasión inteligente y convirtió un hospicio para niñas huérfanas y pobres, en una escuela de música que se amplió en orquesta y coro, donde las alumnas internas, -destinadas en aquella sociedad a ser criadas, mendigas o prostitutas-, se convirtieron en una orquesta de mujeres estupendas, cultas, despiertas, con autoestima, con una profesión digna y muy valorada como instrumentistas, concertistas, compositoras, cantantes y profesoras, con una formación profesional impresionante que seguramente les permitió llevar una vida mucho más reconfortante que si se hubiesen quedado en "lo de siempre", es decir, en lo que la sociedad de entonces tenía diseñado para la orfandad de los más pobres y olvidados por el poder y las riquezas, sobre todo si eran mujeres, que, además de la miseria de la marginación por ser pobres y carecer de familia, llevaban encima el estigma social añadido del género felpudo como imposibilidad total para hacer algo más que pedir limosna o venderse.
La música, como el arte en general, puede cambiar esquemas en el mundo si los músicos y artistas dan la talla, claro, como en el caso de Vivaldi. Gracias a Don Toni, el ángel pelirrojo de la música del XVII/XVIII, gracias a la ángela Sheila por recordarlo ahora y gracias a la Primavera por no cansarse nunca de volver y volver, a pesar de todo lo más pesado hasta hacerlo no solo soportable, sino también nutritivo, animoso, compartible ¡y disfrutable!
Buen inicio primaveral e buona domenica per tutte e tutti voi, sorelle e fratelli della stessa famiglia umana!
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