Está llegando el día
en que la realidad se da la vuelta
igual que un calcetín recién tendido
mientras lo arropa un viento de Levante,
igual que se derrama la leche en el fogón
cuando se deja hervir en el olvido
y se monta un desastre en la encimera.
En cada amanecer que canta inicios
y en cada anochecer
mientras crece la sombra del silencio
se derraman las pistas y las huellas de un cambio
que no cesa y que crece.
No será un cataclismo ni un castigo ejemplar(¡?),
solo será mirada al interior
-aunque siempre lo ha sido, pero no se notaba
con la venda en los ojos y el trasiego constante
de tanta pacotilla empotrada en el cine,
en las series,
como de bar en bar haciendo patria-
¿Será que el Universo nos despierta
en el trance feroz de una pandemia
y nos muestra otra cara nunca vista?
Algo que solo atañe
al territorio cuántico del alma
que pasará, por fin,
del cuánto al qué y al cómo,
la física de un cosmos que va cambiando
el número en sustancia
sin que nadie lo anuncie en las redes sociales
ni las grandes empresas se incauten del filón
para sacar tajada,
(como siempre acostumbran,
así, de plaga en plaga,
haciéndose de oro con las ideas al vuelo
en imágenes huecas pero bien recosidas
en acciones bancarias recurrentes)
Turismo de interior sin duda alguna,
donde el descubrimiento de lo fundamental
está garantizado por la empresa vital
de todos y de todas,
donde la matronal lleva las riendas del trabajo,
de la organización sin jerarquías,
codo con codo, mano a mano,
alma con alma...
porque hasta lo más macho ha descubierto
que un tejido de madre inevitable lo sostiene
en el fondo mejor de sus adentros
y esa caricia suave y constructiva
se alimenta a su vez
de una paternidad renovadora y fuerte,
que cultiva en el huerto del Ser la cosecha
que después se cocina
en el fuego entrañable
de un hogar sin fronteras
que está empezando a ser el cambio luminoso
de aquella penitencia insostenible
que llamábamos 'mundo' por endulzar un poco
la palabra inmundicia,
en el original semántico del caso,
del número y del género.
La gramática parda
del donde dije digo tan solo digo ego.
Resulta que el sistema se nos cayó solito,
así, al abrir los ojos y arrancarnos la venda
y mirar simplemente en otra dirección
que siempre ha estado ahí,
pero invisible,
detrás del over booking de las prisas,
detrás de la bulimia consumista,
del grito prepotente de la nada
vestida de flamenca o de toro embolao,
de hospital de los clicks
con presidenta adjunta
rebozada en banderas,
en patria de rebajas
y en turbios malabares de estulticia
que solo dan dinero y juego sucio
siempre con un final garantizado
entre vergüenza y ruina
con un "vuelta empezar"
de esperpéntico fraude
en la misma cloaca en que acabaron.
Y de repente llega un despertar así,
que nadie imaginaba,
una fuente interior que fluye y limpia
un comprender sereno y repentino
que todo va cambiando
cuando nos decidimos
a dejar de creer en patochadas
y a permitir al Ser
que nos sostiene y somos,
que brote humanamente y se reparta.
No es un cuento irreal es pura ciencia,
la cuántica energía de la Vida
moviendo las entrañas del Planeta
que sin conciencia humana no sabe adonde va
ni por qué gira,
pero cuando madura surge la evolución
que nos libera sin que nadie la empuje,
no por lo que creemos y nos cuentan
los libros del pasado,
sino por lo vivido a cada instante
sin odios y sin guerras, sin especulación
y sin chanchullos,
a golpe de presente sin reservas
que duermen a la sombra del pasado
y sueñan con futuros imposibles
quietos en un presente
que es tan solo una siesta
un colocón de infotoxicidades
sin alma ni conciencia.
Lo anunció Labordeta:
"Habrá un día en que todos al levantar la vista
veremos una tierra que ponga Libertad"
Aunque se quedó corto
en su mensaje:
porque la libertad resulta insuficiente
y puede destruir en vez despertar,
si en el fondo de ella
no sopla la conciencia
de la mano del alma
en la fusión completa de espíritu y materia;
esa física cuántica que está en ebullición
constantemente
transmutando la ciencia desde otras dimensiones
en nuevas singladuras
transforma el pensamiento y el mundo que lo acoge:
Todo lo que se piensa y se desea
puede hacer de este mundo un cielo o un infierno,
depende de nosotros, de nuestra libertad
de pensamiento,
enderezada o tuerta, derramada en las redes
que ya son masa crítica y que pescan,
en manos de la ira o de la paz,
del odio o del cariño, del crimen con castigo
y sin perdón, de una entropía fatal,
o en la bifurcación -que avistó Prigogine-
podemos liberarnos de la noche perpetua
y del abismo, mientras vamos creando
la nueva dimensión que ya es urgente.
El universo escribe
los versos de un poema interminable
del que nosotros somos la tinta y el papel,
teclado e impresora
aliento, inspiración, flores y frutos,
manzanas y lentejas, proyecto,
duda,
semilla y pan de luz que el amor siembra
en ese Todo inmenso, inescrutable
para la calculitis de los egos
y sin embargo vida profunda y transparente
decisiva y audaz, alegre y clara
desde el nuevo fulgor
brillando en la conciencia
de cada ser humano que se abre
a la terca esperanza que nos nace
en cada amanecer que nos despierta.
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