lunes, 1 de junio de 2020

La voz de Iñaki Gabilondo | 01/06/20 | Preguntas impertinentes de lo más...

    


Gracias,Iñaki, por esta lección práctica de inteligencia informativa, de lucidez y de reflexión imprescindible si es que se quiere salir del caos actual. No hay otro método disponible que la cooperación y el compromiso de todos y todas con el bien común, el verdadero y único objetivo social e individual por el que vale la pena trabajar desde la conciencia colectiva y olvidar para siempre la tentación egoísta y demoledora de los objetivos miserables, del eterno "ganar y perder" como si el estado fuese un casino, con juegos de baja estofa, políticamente escuálidos, tramposos, deficientes y por eso mismo corruptos, económicamente ciegos y enfermos, juridícamente criminales y éticamente repulsivos e inhumanos. 
Indudablemente, el buen periodismo consiste en ayudar a los más débiles y desprotegidos en tiempos de naufragio y no en hundir la flota de la supervivencia, volcando el interés en los bombazos de corral, en los escándalos y en las tracas maledicentes, que siempre acaban forteleciendo la obscenidad banal y ninguneando el desarrollo de la conciencia, de la reflexión, del reconocimiento de los propios errores y la regeneración de las iniciativas y propuestas  más decentes, útiles y sanas, que ayudan a todos sin maltratar a nadie desde la gestión política y social. 

Esa herramienta socrática de la pregunta es vital para despertar mentes, sensibilidades y conciencias dormidas al calor de la comodidad y de la rutina institucional, de las comodísimas ideologías/refugio. Una vez aposentados en ella, el impulso más noble por el que se llegó a la institución parece diluirse y hasta evaporarse en el ritual/monserga consabida  de la rutina diaria, en el agotamiento de las tensiones innecesarias tantas veces, que van alejando a los gestores políticos del eje primordial de su propio significado social y activo llevándoles a confundir su responsabilidad y su función con sus egopatías, rivalidades, piques, ambiciones, frustraciones, problemas de discapacidad psicoemocional y monomanías narcisistas.  Sólo hay que escuchar las barbaridades y despropósitos que se escupen en el Par-lamento o ver la reproducción callejera más vergonzosa y persistente del motín de Aranjuez, como en pleno siglo XVIII. Y que los promotores del festín alucinógeno no hayan estudiado ni conozcan la historia destarifada de su propio país, arrastrados por la corriente enloquecida de una derecha global Harpagon fashion, dispuesta a todo, incluso a su propio final, antes que a humanizarse y a reconocer cómo y hasta qué punto se ha empeñado en destruir la Naturaleza y la especie humana al mismo tiempo.
Ni el odio, ni el miedo, ni la amenaza ni los prejuicios pueden ni deben eclipsar ni enmudecer la determinación ni la voz de la conciencia política, responsable y supernecesaria para que el mundo siga adelante en otro registro regenerado mucho más despierto, lúcido y práctico. Lo más inofensivo, creativo y empático posible, porque solo de ese modo se puede sostener la vida.

Gracias, Iñaki, por este master concentrado, tan escueto como intenso y sabio.

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