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sábado, 24 de agosto de 2019
Se hace camino al andar, dijo A. Machado,-un sabio entendedor de sí mismo y del entorno, o sea, un poeta- porque los caminos humanos no están hechos de asfalto, sino de conciencia; por eso se crean, se modifican, se pueden mejorar o empeorar o se deshacen cuando ya no llevan a ninguna parte. Y NO PASA NADA que no sea bueno para seguir caminando, creando y conviviendo al andar...Menos dimes y diretes y más soluciones humanitarias sin ponerse medallas por ello, presumir de hacer lo imprescindible es tan poco digno como estrepitosamente estúpido. Ayudar en una catástrofe humanitaria como la actual, no es para echarse incienso ni chulear en campañas de autobombo, es el deber mínimo decoroso y humanamente ético que se puede cumplir. Claro que ha habido bandazos, es necesario que los haya en medio de las tempestades, mucho peor sería no darlos y quedarse fijos como alcayatas en un naufragio general, como Rajoy, como vox y el pp, aferrados a la seguridad del finiquito o dando bandazos c's fashion, al son del Ibex que más renta...Lo triste del psocialismo mechado y tóxico que padecemos es que siempre acaban los de siempre decidiendo lo que se debe hacer como siempre, o sea, desde 1492, no por la ciudadanía ni por la humanidad, qué va, solo por maquillaje, para seguir mandando como si no hubiese un presente entre un ayer demoledor y un mañana inhabitable, que precisamente depende del ahora y no del pasado fiambre. Psoe, que no te enteras: dar bandazos no es malo, lo que sí es fatal y denigrante, es que solo se den bandazos de rebote, sin decidir nada previamente, sin tener un plan de gobierno y de estructura logística para emergencias, -producidas por tapujos, saqueos y trampas mafiosas-, que cumpla los DDHH más elementales, como salvar vidas humanas en peligro, no en plan sillería isabelina, moviéndose por inercia, solo porque empujan los acontecimientos inevitables mientras las circunstancias dejan en ridícula evidencia la inocultable mediocridad y la cínica impudicia que domina los estados de desecho y postureo, porque no queda otra, no porque aprendamos y evolucionemos con esos bandazos ni porque decidamos cómo gestionarlos desde el bien común y no desde lo que decida Trump o el poder más loco y cerril que más mande en los bancos y en los estados que los subvencionan y protegen gracias al sistema giratorio de sus puertas de salida política hacia el pastón y la vidorra adjunta. ¿La prueba?: que prácticamente ningún ex-gerifalte ensiglado vuelve a su oficio anterior al cargo ejercido, tras su paso por el mecanismo giratorio, se ve que además de solucionar para siempre el estatus, la politicancia engancha de lo lindo: como la heroína y la coca, es evidente que el planazo crea adicción. Bandazos, bandazos, cuánto eufemismo...menudos másteres en jetología tuttifrutti. Ains!
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