lunes, 5 de agosto de 2019

Bravo, Juanjo Millás, por ser libre y dejar que te lean sin censuras previas; nunca pensamos que El Pais acabaría berlusconiizado y creando apartheid en sus columnas como hizo la semana pasada en plan controling de lectores. Queda claro. al encontrar tu columna tan libre como siempre, que quien no quiere no se somete al trámite de casta selectiva. Es un alivio que la libertad de prensa y lectura siga en pie en El País, para quien la prefiere a la peligrosísima posiblidad de que la pueda leer cualquiera que no se ajuste a la casta del autor o autora, el franquismo no pasó en vano. Ni todo el mundo está a la altura de una democracia comme il faut, el feudalismo y lo rancio siempre dejan rastro, a pesar del disfraz y los ambientadores. Aunque también es cierto que ya sea por el tufo como por estrujar el abrigo,queda claro quien es quien. Ains!


Exprimiendo el abrigo


Exprimiendo el abrigo

ANA BOTELLA TIENE amigos (y amigas, limitaciones del genérico) en todas partes, incluido el Tribunal de Cuentas del Reino, caracterizado por la endogamia. Hablamos de un establecimiento del Estado que sale poco en los papeles, generalmente para mal, y cuya tarea consiste en fiscalizar las cuentas del sector público. En esta ocasión ha sido noticia por echar una mano a Ana Botella, condenada por vender pisos de protección social a un fondo buitre cuando era alcaldesa de facto de la capital. Decimos “de facto” porque jamás se presentó a las elecciones (no habría salido), aunque era íntima de Ruiz-Gallardón, que la colocó astutamente de vicealcaldesa antes de dimitir para darle el capricho de mandar. Otro ejemplo de la importancia de las relaciones sociales si se pretende llegar a algo en la vida.
Se le ocurre a uno que el Ayuntamiento de Madrid debería recurrir la sentencia absolutoria del Tribunal de Cuentas, ya que afecta directamente a su patrimonio y en consecuencia al del contribuyente, pero da la casualidad de que también en la nueva corporación, compuesta por militantes del PP, Ciudadanos y Vox, dispone Botella de poderosísimas influencias. Pierdan toda esperanza, pues, las familias a las que la operación urbanística dejó en la calle. Cuando se está blindado, se está blindado, asunto este, el del blindaje, al que la gente humilde no presta la atención debida (por eso la cárcel está llena de pobres). Lo que Botella exprime entre sus manos, como si le intentara sacar todo el jugo afectivo, es un abrigo, pobre, que no tiene la culpa de nada. 

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