ENTREVISTA | Vicepresidenta de la Generalitat Valenciana
Mónica Oltra: "Si Sánchez e Iglesias hubieran antepuesto la vida real de las personas, ya tendríamos acuerdo y Gobierno"
La portavoz de Compromís cree que en las negociaciones "ha faltado tiempo, empatía, escucha y ha sobrado testosterona. Si quieres un Gobierno de coalición no puedes tratar al otro como un adversario"
La líder de la coalición valencianista afea a PSOE y Unidas Podemos la forma de desarrollar sus contactos: "La discreción es imprescindible en una negociación. No podemos confundir transparencia con exhibicionismo"
La vicepresidenta valenciana cree que una repetición electoral sería un fracaso y que, de producirse, candidatos como Sánchez, Rivera o Iglesias deberían replantearse repetir como cabezas de cartel
El Ejecutivo valenciano está formado
por una coalición ecovalencianista de tres sensibilidades mayoritarias,
un partido de izquierda tradicional y la unión electoral de otras dos
izquierdas; una de raíces comunistas y otra socialdemócrata. Estas tres,
cuatro o incluso seis sensibilidades conviven en un Gobierno que ha
revalidado su mayoría en el Parlamento valenciano y gestiona desde 2015
con un lema: gobernar para las personas.
Mónica Oltra
es vicepresidenta de la Generalitat Valenciana y portavoz de Compromís;
una coalición electoral compleja que se integra en un Gobierno
autonómico aún más complejo. Compromís cuenta con un diputado en el
Congreso, Joan Baldoví, que apoyó la moción de censura a Mariano Rajoy,
los Presupuestos Generales de Estado del PSOE, pero se abstuvo en la
investidura de Pedro Sánchez al no llegar a un acuerdo.
En su despacho, plagado de camisetas reivindicativas y
regalos de los centros que gestiona la conselleria de Igualdad y
Políticas Inclusivas, Oltra atiende a las preguntas eldiario.es. Sin
rodeos, considera que una repetición electoral sería "un fracaso",
advierte que la gente "está enfadada" porque no ve el resultado de sus
votos, cree que en las negociaciones "ha sobrado testosterona y ha
faltado empatía" y lanza un mensaje a PSOE y Podemos: mientras sus
líderes negocian, hay familias que lo están pasando mal.
¿Por qué Compromís no apoyó la investidura de Pedro Sánchez?
Porque
no se daban las condiciones políticas. En la negociación no habíamos
obtenido respuesta satisfactoria a una propuesta de mínimos. Queríamos
facilitar la investidura, pero cuando ni siquiera hay una respuesta a
una propuesta que es tan básica… Optamos por abstenernos.
¿Por qué creen que no tenemos Gobierno todavía?
Creo
que ha faltado en las negociaciones tiempo, escucha, empatía y ha
sobrado testosterona. Creo que se ha estado más pendiente de quién
ganaba el relato que de la realidad. Si se hubiera estado pendiente de
la vida real de miles de personas y se hubiera llevado una negociación
con una metodología más razonable, que empezara con un programa de
gobierno, con el qué queremos hacer, para qué queremos gobernar… el cómo [los ministerios] y el quién hubieran caído por su propio peso.
En esta segunda ronda, en septiembre, ¿ve más voluntad de llegar a un acuerdo?
Tengo
la esperanza de que sí. Agradecemos que Pedro Sánchez se desplazara a
Valencia, que nos pudiéramos reunir, hablar, escucharnos… Hemos avanzado
en la negociación. Enviaremos nuestra propuesta, pero es obvio que
tiene que conseguir más apoyos. Yo no dejaría la negociación con Unidas
Podemos para finales de mes.
¿Compromís tiene líneas rojas para dar el ‘sí’ en septiembre?
En
Compromís somos poco de líneas rojas. Cuando uno llega a una
negociación con líneas rojas, con apriorismos, se dificulta la
negociación. Para nosotros es fundamental e irrenunciable la agenda
valenciana. Estamos hablando de la financiación y planteamos que en los
ocho primeros meses de Gobierno haya un primer borrador de propuesta de
reforma y se empiece a trabajar; hablamos de los cítricos, de las
infraestructuras… Es anómalo que el aeropuerto de Elche no tenga
conexión ferroviaria con Alicante; es anómalo que una ciudad como
Valencia esté partida en dos porque no tenemos el túnel pasante que sí
tienen otras ciudades.
Hemos planteado también la
agenda social, donde la propuesta más importante es el esfuerzo que
tiene que hacer el Gobierno de España para atender a las personas en
situación de dependencia. En 2018, el Gobierno valenciano aportó el 88%
que supone respaldar al sistema y el Gobierno de España solo el 12%. La
deuda del Gobierno de España con esta comunidad es de 900 millones de
euros en este sentido. Y esto no es solo para la Comunitat Valenciana,
todas estamos en esta situación.
Luego tenemos la
agenda medioambiental. La lucha contra la emergencia climática viene
siendo algo perentorio y quién no entienda esto está fuera de la
historia, está yendo en contra. Planteamos una serie de cuestiones en
cuanto a energías renovables y en el puerto de Valencia hay que renovar
la declaración de impacto ambiental.
¿El
Gobierno debería replantear cómo se relaciona con las comunidades
autónomas? En casos como el del Puerto, parece que departamentos como el
de Fomento se impongan a las decisiones autonómicas.
Toda
la arquitectura territorial está para renovar. Esto tiene un amplio
consenso entre los partidos de izquierda. Desde más codecisión con las
comunidades autónomas y con los municipios. Con el puerto está muy
claro. Ahora hay un movimiento internacional muy interesante sobre las
ciudades y sus puertos que lo plantea así, porque el impacto de los
puertos en la ciudad y el impacto ambiental es muy importante. Tenemos
que ir a una estructura más federalizante, y donde los temas comunes
tengan espacios de deliberación.
Volviendo a las negociaciones de
investidura… Hemos visto unas negociaciones retransmitidas, donde se han
filtrado casi todas las propuestas… ¿Cree que hay responsables de que
no haya habido acuerdo?
Ha fallado la
metodología, pero también la actitud, incluso la emocional. La
discreción es imprescindible en una negociación. No podemos confundir
transparencia con exhibicionismo y aquí ha habido exhibicionismo. No se
pueden filtrar documentos para dañar a aquel con el que estás
negociando. Necesitas su voto. Mutuamente. Para llegar a la presidencia y
para formar parte del Gobierno. No puedes tratar a aquel que necesitas
como un adversario y no como un aliado. En el Botánico [como se denomina
al Gobierno valenciano de PSPV, Compromís y Unidas Podemos-Esquerra
Unida], siempre lo digo, que no queremos dar lecciones a nadie, pero
somos un espejo donde mirarnos. En la negociación del Botánico [tanto en
la del primer Gobierno progresista bicolor como el que integra a
Podemos en 2019] teníamos claro que nos sentábamos con aliados,
independientemente de que luego compitamos electoralmente.
Hemos
de saber distinguir a los competidores electorales de los adversarios. Y
cuando quieres constituir un Gobierno de coalición no puedes tratar al
otro como un adversario. Esa lealtad, esa empatía, creo que ha faltado.
Ha faltado escuchar al otro y dejar de pensar que tenemos las verdades
absolutas. Diferentes miradas constituyen una inteligencia colectiva al
servicio de un proyecto común.
Uno
de los argumentos esgrimidos es la falta de confianza entre PSOE y
Unidas Podemos. Aquí, en 2015, las tres fuerzas de izquierda tampoco
llegaron a la negociación con ella ¿Cómo se teje esa confianza?
Trabajando
los afectos y las emociones. La gestión emocional de esto también es
importante. La confianza se construye y hay que trabajarla día a día,
pero hay que tener voluntad.
También
se habló de vetos entre PSOE y Podemos. ¿Han primado más las cuestiones
personales que la voluntad de acuerdo para un proyecto común?
Es
posible. Desde luego ha sobrado testosterona. A mí no me gustan los
vetos personales. Aquí cada uno se presenta a las elecciones y obtiene
un resultado y tiene derecho a que ese resultado se vea reflejado en el
Gobierno. Es lo que hemos hecho aquí en el Botánico. Los ciudadanos y
ciudadanas sitúan a cada fuerza política en la influencia que resulta de
las elecciones y eso ha tenido reflejo en las áreas de gestión del
Gobierno. Cuando digo que ha sobrado relato y ha faltado realidad, es
porque, probablemente, si Sánchez e Iglesias hubieran antepuesto la vida
real de las personas, ya tendríamos un acuerdo y un Gobierno; si las
energías que han invertido en ver quién es más responsable de la falta
de acuerdo se hubieran invertido en llegar a un acuerdo, ya tendríamos
Gobierno. Si hubieran pensado en las miles de familias que necesitan que
haya un Gobierno que ponga en el centro a las personas, ya tendríamos
Gobierno. Pero eso es anteponer mejorar la vida a las personas, que es
lo que es para mí la política.
¿Se está jugando con la frustración de la gente?
Creo
que hemos pasado de la frustración al enfado. La gente no quiere que le
vuelvan a preguntar. ¿Qué mensaje estamos lanzando? ¿Que no se ha
votado bien porque otros no saben negociar? ¿Hay que cambiar el voto? Lo
primero que un líder político tiene que hacer es gestionar el voto de
la gente. Me parece una falta de respeto.
En 2016, después de la investidura
fallida de Mariano Rajoy, dijo que lo lógico sería que los candidatos no
repitieran al no haber podido llegar a un acuerdo. Cuatro años después,
salvo por Pablo Casado, parece que se repite la situación; de haberla,
sería la cuarta convocatoria en cuatro años en la que repetirían tres
candidatos incapaces de llegar a un acuerdo. ¿Continúa pensando que
deberían cambiar los candidatos?
Efectivamente.
Si usted vuelve sin resultados y me hace volver a votar, retírese,
porque es obvio que lo primero que tenia que hacer no ha sabido hacerlo.
¿La fórmula del mestizaje sería buena para labrar confianza en el Gobierno central?
Yo
la defiendo absolutamente. La fórmula de éxito del Botánico, que
también se ha fiado a las buenas relaciones personales, es el mestizaje.
Porque con esta fórmula nos aseguramos que sólo hay un Gobierno; puede
haber dos, tres, cuatro partidos en un Gobierno, pero no puede haber dos
gobiernos. Esta fórmula lo garantiza. Cuando todos estamos implicados
en todas las áreas, un debate entre áreas de gestión no se convierte en
un debate entre partidos. Y es algo que se puede dar en el día a día. Te
aseguras de que tienes un Gobierno y es fundamental. Cuando uno está en
un Gobierno de coalición tiene que tener claro que, aunque haya
diferentes opiniones, hay una acción de Gobierno. Un Ejecutivo no es una
asamblea.
Pablo Iglesias presume de ser amigo suyo. ¿Han tenido contacto estos meses? -¿Han hablado de la investidura?
Hemos tenido contactos. Ha tenido un acontecimiento en su vida que hace que los contactos se produzcan en el plano personal.
¿Y con Sánchez, más allá de la reunión del pasado lunes?
No, pero hay que tener en cuenta que es el presidente del Gobierno
Y ahora que se especula con Íñigo Errejón y un posible movimiento de izquierdas más amplio…
Bueno, él está en la política autonómica, así que para la investidura esos contactos…
¿Y para un grupo confederal?
No.
¿Cómo valora la propuesta de Teodoro García Egea de que Pedro Sánchez se aparte para facilitar un gobierno de PP y Ciudadanos?
Creo
que obedece a que, como están fuera del foco, han querido decir algo
para ser un poco protagonistas. Me parece absolutamente insignificante.
¿Cree
que los líderes de PSOE y Unidas Podemos han valorado el riesgo de que
con una repetición electoral aumentara la representación de la
ultraderecha y sus consecuencias para las personas más vulnerables?
No
me quiero plantear una repetición electoral porque sería un fracaso y
enfadaría mucho a la gente. Al margen del fracaso democrático, desde el
punto de vista político e ideológico, darle una revalida a las derechas
me parece poco menos que temerario.
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