Las leyes del movimiento político
En el supuesto de que las tres derechas sumaran 165 escaños y el PSOE y Unidas Podemos 147, y tuvieran además mayoría absoluta en el Senado, ¿tiene alguien la menor duda de que habría sido investido ya el presidente del Gobierno?
Unas elecciones admiten siempre diversas interpretaciones, pero si algo ha quedado claro del resultado electoral del 28-A, es que la sociedad española ha preferido claramente una opción de izquierda, a la que representaban las tres derechas
"La salida de Gran
Bretaña de la Unión Europea sin un acuerdo de retirada sería una
calamidad nacional inequívoca. Tiene que ser detenida por el Parlamento
tan pronto y tan decisivamente como sea posible. Es la obligación de
todos los miembros del Parlamento que se oponen a un Brexit sin acuerdo
con la Unión Europea, trabajar juntos en las próximas semanas,
alcanzando los compromisos que sean necesarios, con la finalidad de
conseguir este objetivo".
Con estas dramáticas palabras, empezaba The Guardian su editorial del pasado jueves, 15 de agosto (The Guardian View on MPs and no-deal Brexit: mobilise the mayority).
Hay, sin duda, una mayoría en el Parlamento en contra de un Brexit sin
acuerdo y, sin embargo, se está corriendo el riesgo de que esto sea lo
que acabe ocurriendo por la incapacidad de dicha mayoría de ponerse de
acuerdo en las medidas necesarias para evitarlo. El tiempo corre y es de
muy pocas semanas de las que se dispone para evitar la hecatombe.
Algo parecido está ocurriendo en
España, salvando todas las distancias, con el proceso para la
investidura del presidente del Gobierno. Las derechas españolas están
demostrando que no hay obstáculos para conseguir lo que quieren, y que
están dispuestas a llegar al Gobierno en cuanto las circunstancias se lo
permitan, pasando por encima de todas las reservas que puedan existir
sobre la corrupción de los unos, o la barbarie anticonstitucional de los
otros.
Las izquierdas, por el contrario, están
paralizadas por obstáculos que son de su propia invención. Han sido
capaces durante catorce meses de ejercer el poder en condiciones muy
precarias y de empezar a contrarrestar lo que había sido una deriva
reaccionaria de nuestro sistema político, con consecuencias deletéreas
para el tejido social e incluso para la integración territorial del
Estado, y, sin embargo, una vez que, tras unas elecciones generales,
consiguen disponer de una mayoría parlamentaria clara sobre las tres
derechas y están en condiciones de formar gobierno, se enredan en una
disputa acerca de si son galgos o podencos y están a punto de tirar por
la borda no solamente lo poco que se ha conseguido hasta ahora, sino,
sobre todo, lo mucho que se puede conseguir.
En el
supuesto de que las tres derechas sumaran 165 escaños y el PSOE y Unidas
Podemos, 147 y tuvieran además mayoría absoluta en el Senado, ¿tiene
alguien la menor duda de que habría sido investido ya el presidente del
Gobierno? Es sencillamente inimaginable que hubieran dejado escapar esa
oportunidad.
¿Por qué en la izquierda no ocurre lo
mismo? ¿Por qué se paraliza ante la posibilidad de formar Gobierno
conjuntamente? ¿A qué viene el miedo a ejercer el poder que te han
confiado los ciudadanos en las urnas de una manera inequívoca? Unas
elecciones admiten siempre diversas interpretaciones, pero si algo ha
quedado claro del resultado electoral del 28-A, es que la sociedad
española ha preferido claramente una opción de izquierda, a la que
representaban las tres derechas. Y que ha preferido una opción en la que
el PSOE aparecía claramente destacado, pero a una distancia
considerable de poder gobernar en solitario. Esto resulta difícilmente
discutible.
Es cierto que para hacer realidad dicha
opción electoral, hay diversas fórmulas, desde la 'portuguesa' a la del
'gobierno de coalición', pasando por otras más próximas a la primera o a
la segunda. Pero lo que no resulta aceptable es que no haya ninguna
fórmula en la que las izquierdas se pongan de acuerdo para hacer
realidad la voluntad ciudadana expresada en las urnas. Cuando los
ciudadanos han depositado la confianza en ti para ejercer el poder, no
puedes negarte a hacerlo.
De esa renuncia al
ejercicio del poder no se puede salir bien. Y lo que digan las encuestas
en este momento no significa nada. Si hay repetición de elecciones, el
próximo Gobierno será de las derechas por la sencilla razón de que habrá
demostrado que está dispuesta a formar gobierno, independientemente de
sus diferencias internas, mientras que las izquierdas no lo están. Las
leyes del movimiento político operan en todas las democracias. En cada
una a su manera, pero en todas.
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