martes, 8 de abril de 2014


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La mosca tse-tse

EL PAÍS

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Así es, estimado Iñaki. La mosca tse-tsé es la verdadera protagonista de eventos alucinógenos en esta España adicta a la adormidera como norma. Si no fuese así desde hace tantísimo tiempo, no habríamos llegado a este estado de pesadilla duerme-vela, tan normal que ya se ha convertido en la 'realidad' diaria paralela ( y para lelas y lelos) de la que no hay forma de despertarse. Porque si nos despiertan de golpe estamos tan desconectados que no encajamos la sensación de autenticidad de lo real con la sensación dominante y apabullante de la misma pesadilla que se ha hecho el ama límbica de nuestra percepción, anestesiando la lucidez con el colocón onírico-disparatado que ha poseído el inconsciente y amordazado, cegado y ensordecido los canales y antenas del consciente...Y claro, gobernar en ese plan, y pretender, encima,  que sea un acierto, es pedir peras al olmo y jazmimes al cardo borriquero. A ver, ¿qué otra cosa mejor puede hacer el pp que rizar el rizo para blindarlo todo en torno a sí y a sus afines? ¿Qué puede hacer Gallardón ante las evidencias ilegales de la contaduría en "B" de Bárcenas ( y sus anteriores tesoreros), que repartir las faenas judiciales a tres bandas, para que un sólo juez no pueda descubrir y gestionar  el mogollón, y no descubra la verdad en ningún sitio, porque siempre en la terna habrá al menos un juez que se oponga y sea parte del enjuague, ya sea por ideología o por trueque de favores contantes de lo que sea?, pues es eso lo que ha hecho, sin más, aprovechando el alibí de prevenir posibles chorizadas zarzueleras, montarse una ley que obligue a que tres jueces se ocupen de cada mangui imputado que lleve el cartel del aforamiento pegado a la chequera y a la sigla de un ppartido ppolítico-gestor. 
En caso de peligro demasiado próximo, ya saben la receta standard, se enmaraña todo, se enrevesa, se dificulta, se oculta y si no se puede, pues se echa la culpa a todo el mundo, se escupe, se pringa, se empastra, se araña, se muerde, si es preciso se calumnia, se amaña, se amenaza... y luego, en un arrebato de valor excelso y acendrado sentido de responsabilidad, se huye a toda leche tirando la moto del agente de seguridad ciudadana y perdiendo los papeles. Todos. Tanto en simulado como en diferido. Asegurando que aparcar en un carril-bus no es para tanto y sin siquiera ver que el parcar mal no es el tema, sino, la chulería y la pésima calaña que denota la reacción grosera y desajustada cuando se es incapaz de asumir que errare humanum est (¿será que de verdad no son humanos, sino los lagartos invasores de aquella serie ochentera y que Aguirre huyó porque se le estaba despegando la máscara con el sofoco?) Pero no hay que preocuparse, que aquí no ha pasado nada. El blindaje lo ocupa todo, como la pesadilla invasora que produce la picadura maldita de todas las moscas tse-tsé que  nos agreden y aniquilan la lucidez, el sueño benefactor y la claridad de la conciencia. A base de noticias diarias en catarata aplastante, sobre las barbaridades del poder, de chillidos e insultos televisados y justificaciones demenciales de la demencia gobernante, el personal se satura, se sobrepasa de revoluciones, baja las defensas y ¡zás!, llega la mosca que parece fabricada en China, tse-tsé, y se pone ciega descargando trypanosmas gambienses a diestro y siniestro, o sea, a derechas e izquierdas. Y ya está. Ya tenemos definido el proceso de dormición general, bueno, ya capitán general como mínimo, a las alturas que andamos. 

Y lo malo de dormir tanto es que al final se desactiva la inteligencia. Se vive en plan rábano ppor las hojas. Las pesadillas sustituyen a la razón, la duermen fatalmente. Y como Goya comprobó, escribió y dejó dibujado: el sueño de la razón produce monstruos. Lo chungo es que nadie entre los durmientes sabe que todo es un mal sueño que se acaba cuando se despierta.  ¿En qué se nota que has despertado? En que, de repente, o poco a poco -depende de la contundencia del despertar-  los dormidos no te reconocen, no te ven, no te oyen o se asustan cuando se tropiezan contigo en medio de sus delirios narcóticos. Cuando eso te ocurra, noble ciudadano afortunado, tranquilo, que eso no es un brote de Asperger, sino el síntoma de que has podido romper la burbuja de la maldición de la mosca. ¿Cómo puedes estar seguro de que estás despierto y ellos no? Pues porque tú sí los ves y no te asustas, los aceptas, no huyes ante sus presencias; les compadeces y les ayudas a sobrellevar la pesadilla sin entrar en ella, hasta que despierten, sin violentarlos ni zarandearlos para que no se aterroricen y su despertar no sea un trauma que los deje aniquilados por el shock y patidifusos con su ego machacado por la realidad. El signo del despertar, es que los amas y los comprendes aunque ellos no se amen así mismos ni sepan quienes son.

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