jueves, 3 de abril de 2014

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El caracol

EL PAÍS

Don Iñaki, usted siempre tan considerado y atento para que la serenidad nos mantenga en alto el coeficiente de esperanza que ya está en números rojiazules desde enero de 2012. Muchas gracias de verdad, es un bálsamo escucharle en medio de los crujidos y del crack del Titanic ppero-pseudosocialista...pero a pie de calle, de contenedor, de banco de alimentos, de familias sin casa ni trabajo, de escuelas-barracón laicas, aconfesionales y constitucionales, que se quieren cerrar para potenciar opciones más sumisas y rezadoras, de aceras interminables con el mismo cartel: se vende, se alquila, se despide en masa, se cierra, se pide limosna en cola...y puestos a buscar una analogía animalística con el gobierno y con la oposición, este estado de cosas los ciudadanos lo ven mucho más parecido al cangrejo que al caracol. Marcha atrás sin atenuantes. ¿Qué otra cosa puede igualarse a unos índices de paro que hasta dentro un año o dos, por lo menos, no van a llegar al porcentaje de parados que desencadenó la crisis? Sí, es cierto que este estado de la nación está batiendo un record: por primera vez desde la caída y decrepitud de los Austrias con Carlos II y la guerra de sucesión, España no había tenido tal vuelta atrás. Un meritazo. Y buenos días nos dé Dios, que debe ser el único que está en condiciones de darlos, porque lo que es este gobierno, de dar buenos días o buenas noticias creíbles, más bien poco. Sólo hay que ver cómo son esos nuevos puestos de trabajo, a quiénes les ha tocado la lotería de un empleo y cuánto han debido pagar  por él en sueldo recortado y en derechos laborales. No sólo de empleo vive el trabajador, sino también de la dignidad del salario justo y del contrato equitativo y digno. Un país no crece ni podrá crecer con el abuso patronal y el chantaje laboral como  amenaza estimulante. Obras son valores y no indignos gestores con datos encantadores. Ains!


El Roto

Forges

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