Algo se ha roto
8 ABR 2014
Pero ¿en qué país vivimos? Hoy también se censura el video de Iñaki en El País y no porque ofenda a nadie, sino porque sus palabras hacen pensar. Tampoco es posible ver el video de La Sexta Noche donde el espectáculo vergonzoso agrediendo a Ada Colau, fue la vergüenza doble por el contenido y la mísera reacción de moderador. ATRES Media ha suprimido el documento gráfico y sonoro de you tube. ¿Esto es de verdad una democracia? ¿Podemos fiarnos de lo que nos cuenta este pulpo big brother mediático al servicio del engaño, la ocultación y el miedo a no se sabe qué?
Recuerda prensa, que el poder de la tiranía se fragua en la manipulación mediática fundamentalmente. Así ocurrió en la Alemania nazi con el engaño constante de Goebbels y Hitler, que a base de mentiras como propaganda para ocultar la realidad, logró la mayoría absoluta que asoló el mundo durante casi seis años y dejó a su propio país exterminado y millones de muertos en campos de exterminio. Quien apoya tiranos y corruptos sabe como empieza su aventura pero no tiene ni idea de como puede acabar. Y la cobardía cómplice con el poder de los injustos es la clave para que la injusticia se apodere de los pueblos. Estudia Historia y repásala, querida prensa, para recordar que hombres como Alcide De Gasperi, periodista perseguido, encarcelado y marginado por Mussolini, fue el único que pudo levantar la Italia machacada por nazis y aliados, tras la guerra mundial. Fue el Suárez italiano al que ni los monárquicos rancios ni el Vaticano todopoderoso pudieron disuadir de su sentido responsable y conciliador que sacó a su país de la miseria y del aislamiento político internacional tras una dictadura atroz fascista y una guerra genocida. Logró que todas las fuerzas políticas se uniesen en un gobierno de gran coalición, a pesar de que su partido, la Democracia Cristiana, había sido el más votado; éDe Gasperi dio mucho más valor al consenso de todos para lograr el bien común que a su mayoría parlamentaria. Y cuando el mismo Papa Pío XII le increpó intentando presionarle para eliminar del gobierno a socialistas y comunistas, De Gasperi se enfrentó al mismo pontífice al que estaba muy agradecido por la ayuda recibida en la dictadura cuando sólo el Vaticano le dio trabajo en los archivos y biblioteca, (ningún periódico italiano se atrevió a darle un puesto de trabajo, por la presión y el miedo a Mussolini) y le respondió, que precisamente porque era cristiano se sentía hermano y presidente de todos los italianos y que trabajaría codo con codo con los ministros de partidos diferentes, sus compañeros de travesía para el bien de toda la nación, sin exclusiones por ideas distintas, sino con el enriqucimiento de la pluralidad (igualito que Rajoy & friends ¿verdad?)
Así se salva la democracia. Así es un estadista de altura. Un periodista lúcido puede hacer maravillas. Muchas más que los pelotas obtusos, ambiciosos y mediocres, que sólo ven el beneficio personal inmediato sin entrever el futuro a que conducen el chanchullo y la manipulación a favor del que más paga y más corrompe. El poder nunca es malo si es ético y justo, dialogante, más respetuoso aún con la personas que con las formas. Porque así es un civilizado servicio al bien común y no una fuerza opresora, fanática, autómata e inhumana. Si De Gasperi hubiese valorado su trabajo y su sueldo por encima de su conciencia, Italia no hubiese encontrado la persona adecuada para salir del abismo. No hay cabos sueltos entre los efectos y las causas.
Y recuerda, prensa, que todo el espacio que le das a la mentira negociada y a la censura estúpida, al miedo y al apaño, se lo quitas a la verdad, a la justicia, a los derechos y a la libertad. Al auténtico estado del bienestar, con el que luego se te llenan de demagogia barata las tertulias, el teclado y la pantalla.
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