El Congreso rechaza la consulta soberanista por aplastante mayoría
Fernando Garea
Madrid
No de la Cámara a la proposición de ley por 299 votos en contra, 47 a
favor y una abstención. CiU, ERC e ICV: “El pueblo de Cataluña ha
iniciado un camino sin retorno”. Rajoy: “Las reglas cuentan, no se
pueden saltar ni con un café ni con 500”.:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
"GENTE QUE TAN SÓLO QUIERE VIVIR SU VIDA SIN MÁS MENTIRAS Y EN PAZ..."
Sí, y ¿qué cambia en realidad esa "aplastante mayoría" de quienes viven de ser mayoría en un hemiciclo, completamente de espaldas a sus teóricos representados? Una vez más, 'una aplastante mayoría' sólo se representa a sí misma. Y la verdad sea dicha, a los ciudadanos -despojados, humillados, estafados y en la puritita precariedad- ya les trae sin cuidado esa opinión masificada de quienes -con un sueldazo fijo y unos privilegios de muerte, a costa nuestra- están demostrando cada día con más pericia, la inutilidad de su gestión; que la inutilidad se refrende a sí misma y defienda "su" constitución, ésa que en cualquier momento, cualquier gobierno puede cambiar a gusto de la banca internacional y del robo globalizado, tiene todas las papeletas para la rifa de lo increible, de lo indecente y de lo irresponsable.
Veamos, si el régimen economico y la fiscalidad de un país se pueden reformar en un ratito, a escondidillas y de cualquier manera, para contentar a otros países y economías fiscales, por el hipotético "bien de los ciudadanos" que no tienen ni idea de la que se les va a montar, ¿acaso no será aún más importante escuchar qué tienen qué decir los ciudadanos acerca de la configuración del Estado, que es su casa? ¿Qué es una economía sin Estado, o sea, sin gente? ¿Esto es de verdad un Estado o una cárcel estatal? ¿Por qué da tanto miedo que Cataluña se aclare a sí misma, -y nos interpele a todos-, en qué forma se siente parte de esta organización compartida? ¿Por qué ese miedo de la casta política a una simple consulta que ese mismo pánico amenazante acabará convirtiendo en un referendum no contra España, sino contra estos pésimos gestores de la política que sólo representan a sus partidos, o sea, segmentos, fracciones ideo-ilógicas, sin tener en cuenta lo más importante, que es el bien común, sino quedarse con la perra gorda de una razón irracional? ¿Qué importa más, que el Estado se hunda unido y juntito como el Titanic, bajo la misma simbología coronada de espinas, o que un Estado se convierta en pluralidad bien avenida, progresista y flexible, por ejemplo, como Estado federal? ¿Por qué tanto miedo, por qué lo mismo que Rouco con su guerracivilismo, un Felipe González pontifica sobre la "balkanisasión der problema catalán"?
Nadie piensa en tales barbaridades, sólo los que han llegado a una cota de poder altísimo y no quieren ni pensar que puedan cambiar las normas que les permiten estar donde están y como están, haciendo lo que hacen... y como lo hacen. La oligarquía monárquica está en el bunker y tiene terror a tener que abandonarlo en caso de cambio constitucional, que cada vez es más necesario y más urgente, gracias a ellos. Y como la falsa madre en el juicio de Salomón prefiere ver al hijo muerto, antes que vivo pero sin ella.
No se puede forzar la unidad que no se siente, como una no piensa en casarse sin estar enamorada y convencida de que el novio es un maltratador que sólo quiere casarse para legalizar el maltrato y el abuso con la convivencia forzada 'legalmente' en un cínico y cruel "la maté porque era mía". Así está ocurriendo en Cataluña ahora. No había sucedido en toda la democracia que llevamos viviendo. Los catalanes no odian ni rechazan a los españoles, porque los españoles también son catalanes y vascos, y gallegos y andaluces, extremeños, levantinos y castellanos, canarios y baleares. No nos separa ni la convivencia ni la empatía ni el respeto ni el cariño que nos tenemos, nadie en España es "sólo español", es español porque tiene de todo un poco. Los catalanes igualmente, tienen raíces en el resto de la Península. Luego, que no nos intenten mezclar churras con merinas. Que no es un tema de rechazo, sino de reivindicar otro modelo de Estado, cuando el que hay se ha cuarteado y se ha roto, no por territorialidad ni excepcionalidades raciales o religiosas, sino directamente por incompetencia y obtusez de un Estado anómalo y oligárquico, presidido por un régimen monárquico impuesto como conditio sine qua non, que debió durar como mucho un lustro-pasarela para dar paso al Estado de todos. En el que todos tengan los mismos derechos, deberes y libertades. Y eso no lo hemos tenido. Y eso ha deteriorado las bases de una construcción inservible.
Al dar la patada a Suárez con el paranoico y falso "golpe de efecto" para asegurar las clavijas de la chapuza heredada, se edificó la provisionalidad perentoria de un estado-barracón como se hace con los colegios públicos cuando los fondos de educación se invierten en burbujas de todo tipo (curiosamente nunca hay burbujas por exceso de escuelas ni de médicos, ni de atención a los dependientes) Claro, mantener un estado-barracón durante 33 años, es una barbaridad. Se desgasta el malísimo material de uralita, plástico,pladur, silicona y aguaplast. Se descascarillan los falsos muros, se abren grietas por todas partes, se descuelgan las ventanas y se desguazan las cubiertas, las puertas no cierran y cualquier viento o aguacero de tormenta se lleva por delante el precario edificio sin cimientos ni muros ni armazón, con el peligro añadido de que se derrumbe en cualquier momento sobre alumnos y maestros...ése es el estado de este Estado inservible. En el que sólo viven los conserjes y cuidadores de nadie, cobrando por su inútil función...porque el alumnado que los eligió en las urnas del consejo escolar ya lleva mucho tiempo haciendo los deberes por su cuenta, porque los maestros van por libre dando clases particulares en barrios, círculos democráticos, asociaciones y grupos de supervivencia constituyente y atendiendo en primera línea a los alumnos desasistidos y en la calle por falta de plazas, de becas, de comedores... Si ahora, un grupo importante de alumnos aventajados con acento catalán, reivindica la necesidad de montar otro sistema de organización pedagógica, de reformar seriamente el que hay, no es porque no quieran ser enseñados, ni porque odien el colegio, ni porque vayan contra los conserjes personalmente, sino porque se han dado cuenta que es imposible seguir creyendo eternamente que lo único que se debe cambiar es la decoración y una mano de pintura en el desorganizado barracón ruinoso y hecho cisco, que se levantó in illo tempore como una solución provisional para salir de una crisis importante y hasta que se pudiera construir el edificio definitivo, pero que por comodidad e intereses de baja densidad, por pereza ética y oscuras intenciones, se ha quedado definitivamente como el único modo de escolarizarse. Igual que el cartel de "recién pintado" se queda años y años, olvidado sobre un banco, en un rincón poco frecuentado de cualquier parque anodino y descuidado.
Los españoles que somos un alma federal colectiva por naturaleza y patrimonio histórico, -durante ocho siglos lo fuimos, pero los cinco siglos de totalitarismo feudal e inquisidor que iniciaron los nefastos reyes católicos, han marcado estilo imperialista y decadente, han creado una costra social que no nos deja crecer ni evolucionar si no es a costa de odio, rencores, represión y hostilidad; no merecemos heredar consuetudinariamente esa tradición horrible, algo tan cutre ni tan burdo. Algo tan obsceno. Algo tan corrompido en 'consenso' de intereses y tan poco interesante, como lo que estamos soportando.
Una república no es sinónimo de caos, como han querido meternos a piñón fijo durante tanto tiempo, sino de que la cosa (res) pública, democrática (demokrathía=poder del pueblo) nos pertenece a todos por igual, en solidaridad, en participación, en ética y en gobierno elegido y regulado participativamente, por el poder ciudadano, en acuerdos, y federal deriva del término del Derecho Romano foeedus= tratado, consenso, acuerdo. Y está mucho más cerca, por propia naturaleza, de la democracia que de una monarquía, que ya en su mismo concepto etimológico excluye la pluralidad y la misma democracia: monos= uno, arkhía=poder.
Tampoco tiene mucho sentido ni lógica que estemos instalados en Ceuta y Melilla como unos sátrapas imperiales, ciudades que no sólo geográficamente están en otro país, Marruecos, sino además en otro continente o que Andorra conviva con el resto de España con toda normalidad ni problema alguno, siendo un principado independiente de la Iglesia católica y un estupendo paraíso fiscal Alí Babá fashion -otra barbaridad antievangélica sin pies ni cabeza- y que luego no se entienda algo mucho más lógico y políticamente llevadero como lo es la posibilidad de un estado federal republicano -o monárquico constitucional si -más que improbablemente- así lo votase la mayoría de los ciudadanos libre y legítimamente en las urnas. Nos han engañado como a chinos todo a un eulo. Y no se lo merece una ciudadanía que, ya desde hace casi cuarenta años, sólo quiere Libertad sin ira por responsable y solidaria mayoría absoluta. ¿Es que aún no hemos sufrido bastante? ¿Hasta cuándo seguiremos sin más proyecto e iniciativa institucional que blindar al Estado invidente contra los ciudadanos que lo integran y desprotegiéndolos frente a las mafias del poder, mientras se juega a la gallinita ciega y dando palos de ciego a favor del forramen como única meta política y social? No es nada raro que una de las organizaciones que mejor funcionan en España sea la ONCE.
Una república no es sinónimo de caos, como han querido meternos a piñón fijo durante tanto tiempo, sino de que la cosa (res) pública, democrática (demokrathía=poder del pueblo) nos pertenece a todos por igual, en solidaridad, en participación, en ética y en gobierno elegido y regulado participativamente, por el poder ciudadano, en acuerdos, y federal deriva del término del Derecho Romano foeedus= tratado, consenso, acuerdo. Y está mucho más cerca, por propia naturaleza, de la democracia que de una monarquía, que ya en su mismo concepto etimológico excluye la pluralidad y la misma democracia: monos= uno, arkhía=poder.
Tampoco tiene mucho sentido ni lógica que estemos instalados en Ceuta y Melilla como unos sátrapas imperiales, ciudades que no sólo geográficamente están en otro país, Marruecos, sino además en otro continente o que Andorra conviva con el resto de España con toda normalidad ni problema alguno, siendo un principado independiente de la Iglesia católica y un estupendo paraíso fiscal Alí Babá fashion -otra barbaridad antievangélica sin pies ni cabeza- y que luego no se entienda algo mucho más lógico y políticamente llevadero como lo es la posibilidad de un estado federal republicano -o monárquico constitucional si -más que improbablemente- así lo votase la mayoría de los ciudadanos libre y legítimamente en las urnas. Nos han engañado como a chinos todo a un eulo. Y no se lo merece una ciudadanía que, ya desde hace casi cuarenta años, sólo quiere Libertad sin ira por responsable y solidaria mayoría absoluta. ¿Es que aún no hemos sufrido bastante? ¿Hasta cuándo seguiremos sin más proyecto e iniciativa institucional que blindar al Estado invidente contra los ciudadanos que lo integran y desprotegiéndolos frente a las mafias del poder, mientras se juega a la gallinita ciega y dando palos de ciego a favor del forramen como única meta política y social? No es nada raro que una de las organizaciones que mejor funcionan en España sea la ONCE.
LIBERTAD SIN IRA | ||
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