El ‘informe Caño’ desata una crisis interna en el diario ‘El País’
- Juan Luis Cebrián encargó en secreto a Antonio Caño,
corresponsal en Washington, un informe interno en el que expusiera su
visión del periódico
- Caño envió por error una copia del dossier a medio centenar de periodistas y colaboradores del diario
- El informe propone un relevo de toda la cúpula directiva del
periódico: unos ven en él “un programa electoral de derechas” y otros
subrayan que lo compartiría "el 90% de la Redacción"
Por Jaime Soteras ( Infolibre)
El presidente del grupo Prisa, Juan Luis Cebrián.
J.C. HIDALGO
La Redacción del diario El País, y muy especialmente su núcleo directivo, vuelve a sufrir convulsiones un año largo después de abordar el ERE más cruento de su historia. El responsable del explosivo escenario actual vuelve a ser su presidente, Juan Luis Cebrián, que decidió encargar discretamente a Antonio Caño, corresponsal en Washington, un informe interno en el que expusiera por escrito su visión sobre el periódico y sobre los cambios que conviene hacer para frenar su galopante pérdida de audiencia y de influencia, según ha podido saber infoLibre.
Según fuentes de Prisa, sólo Cebrián y Caño conocían ese encargo. Hasta el pasado martes, cuando el veterano corresponsal y máxima referencia de la edición para América de El País envió por error una copia del mismo a unos cincuenta periodistas y colaboradores de las distintas delegaciones americanas. Incluso algún subdirector en Madrid recibió también un documento de cuya existencia no estaba informado ni siquiera el propio director del diario, Javier Moreno.
Inmediatamente, Caño envió un nuevo mensaje explicando el “error informático” y rogando que se borrara, pero el contenido del informe era demasiado importante para lograrlo. Lo que en él propone el actual corresponsal, cuyo nombre ha venido sonando como posible sucesor de Moreno al frente de El País, es cambiar a todo el equipo directivo, al que considera encerrado en una especie de burbuja que no conecta “ni con la Redacción ni con la sociedad a la que debe abrirse el diario”.
El informe propone explícitamente sustituir a Javier Moreno por un profesional (se supone que de la casa) con trayectoria reconocida y respetado por la Redacción, y plantea un esquema con tres directores: uno para el El País papel, otro para la edición digital y un tercero para la edición América. Añade la conveniencia de incorporar jóvenes de 30 años al equipo directivo y critica las “formas” y los “lujos” que aún derrochan miembros del llamado internamente grupo de “los coroneles”.
En el núcleo directivo ha caído como una bomba de racimo el informe Caño. Su primera interpretación ha sido que el corresponsal en Washington ha sido ya nombrado “director de facto” del periódico, y que su escrito es algo así como “un programa electoral de derechas”. Tal nombramiento encajaría en el giro que desde hace tiempo se percibe en la línea editorial de El País, cada día más cercana a las posiciones del Gobierno, especialmente en materia de política económica. Los intereses de Mariano Rajoy son coincidentes con los de grandes empresas y bancos acreedores del gigantesco endeudamiento del periódico.
Otras fuentes que conocen bien lo ocurrido sostienen que Antonio Caño ha sido “absolutamente sincero” y que, al margen de otras consideraciones ideológicas, el contenido “profesional” del informe “sería respaldado por el 90% de la Redacción”. Según esa versión, Caño no aspiraría en absoluto a la dirección del periódico, sino que preferiría mantenerse en Washington como responsable para América.
Javier Moreno, a quien es muy difícil ver en la Redacción de la calle Miguel Yuste, ha estado este fin de semana en su despacho y ha mantenido diferentes reuniones con su personal de confianza. Todos consideran que en los próximos días Juan Luis Cebrián, último responsable del nuevo desaguisado, está obligado a despejar la incertidumbre provocada y a aclarar los pasos que pretende dar acerca de la dirección de periódico, cuya credibilidad queda definitivamente tocada tras el informe Caño.
Cifras negativas
El País ha sufrido un desplome de su difusión en los últimos tiempos. En 2007, primer año completo de Moreno como director, la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD) certificó al rotativo 435.083 ejemplares. En 2013, esa cifra se había reducido a 292.226 copias. Es decir, una pérdida del 32,8% en seis años, que han estado marcados por una fuerte reducción de las ventas de la gran mayoría de los diarios en papel y de sus ingresos publicitarios.
Precisamente, el desplome de los ingresos fue la principal razón aducida por Prisa, el grupo editor de El País, para abordar a finales de 2012 un ERE que supuso el despido de 129 profesionales, de los 466 que formaban la plantilla (un 27,6% del total). El rotativo pasó de tener unos beneficios operativos de más de cien millones en 2007 a registrar un Ebit (beneficio antes de intereses e impuestos) negativo de 54,4 millones en 2012.
Junto al desplome de la difusión y de los ingresos del buque insignia de Prisa, también se ha producido una caída en picado del valor de las acciones del grupo editor. En febrero de 2007 Prisa cotizaba por encima de los 15 euros, mientras que el pasado viernes cerró en Bolsa a 39 céntimos, lo que equivale a una pérdida del 97,4% del valor.
Según fuentes de Prisa, sólo Cebrián y Caño conocían ese encargo. Hasta el pasado martes, cuando el veterano corresponsal y máxima referencia de la edición para América de El País envió por error una copia del mismo a unos cincuenta periodistas y colaboradores de las distintas delegaciones americanas. Incluso algún subdirector en Madrid recibió también un documento de cuya existencia no estaba informado ni siquiera el propio director del diario, Javier Moreno.
Inmediatamente, Caño envió un nuevo mensaje explicando el “error informático” y rogando que se borrara, pero el contenido del informe era demasiado importante para lograrlo. Lo que en él propone el actual corresponsal, cuyo nombre ha venido sonando como posible sucesor de Moreno al frente de El País, es cambiar a todo el equipo directivo, al que considera encerrado en una especie de burbuja que no conecta “ni con la Redacción ni con la sociedad a la que debe abrirse el diario”.
El informe propone explícitamente sustituir a Javier Moreno por un profesional (se supone que de la casa) con trayectoria reconocida y respetado por la Redacción, y plantea un esquema con tres directores: uno para el El País papel, otro para la edición digital y un tercero para la edición América. Añade la conveniencia de incorporar jóvenes de 30 años al equipo directivo y critica las “formas” y los “lujos” que aún derrochan miembros del llamado internamente grupo de “los coroneles”.
En el núcleo directivo ha caído como una bomba de racimo el informe Caño. Su primera interpretación ha sido que el corresponsal en Washington ha sido ya nombrado “director de facto” del periódico, y que su escrito es algo así como “un programa electoral de derechas”. Tal nombramiento encajaría en el giro que desde hace tiempo se percibe en la línea editorial de El País, cada día más cercana a las posiciones del Gobierno, especialmente en materia de política económica. Los intereses de Mariano Rajoy son coincidentes con los de grandes empresas y bancos acreedores del gigantesco endeudamiento del periódico.
Otras fuentes que conocen bien lo ocurrido sostienen que Antonio Caño ha sido “absolutamente sincero” y que, al margen de otras consideraciones ideológicas, el contenido “profesional” del informe “sería respaldado por el 90% de la Redacción”. Según esa versión, Caño no aspiraría en absoluto a la dirección del periódico, sino que preferiría mantenerse en Washington como responsable para América.
Javier Moreno, a quien es muy difícil ver en la Redacción de la calle Miguel Yuste, ha estado este fin de semana en su despacho y ha mantenido diferentes reuniones con su personal de confianza. Todos consideran que en los próximos días Juan Luis Cebrián, último responsable del nuevo desaguisado, está obligado a despejar la incertidumbre provocada y a aclarar los pasos que pretende dar acerca de la dirección de periódico, cuya credibilidad queda definitivamente tocada tras el informe Caño.
Cifras negativas
El País ha sufrido un desplome de su difusión en los últimos tiempos. En 2007, primer año completo de Moreno como director, la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD) certificó al rotativo 435.083 ejemplares. En 2013, esa cifra se había reducido a 292.226 copias. Es decir, una pérdida del 32,8% en seis años, que han estado marcados por una fuerte reducción de las ventas de la gran mayoría de los diarios en papel y de sus ingresos publicitarios.
Precisamente, el desplome de los ingresos fue la principal razón aducida por Prisa, el grupo editor de El País, para abordar a finales de 2012 un ERE que supuso el despido de 129 profesionales, de los 466 que formaban la plantilla (un 27,6% del total). El rotativo pasó de tener unos beneficios operativos de más de cien millones en 2007 a registrar un Ebit (beneficio antes de intereses e impuestos) negativo de 54,4 millones en 2012.
Junto al desplome de la difusión y de los ingresos del buque insignia de Prisa, también se ha producido una caída en picado del valor de las acciones del grupo editor. En febrero de 2007 Prisa cotizaba por encima de los 15 euros, mientras que el pasado viernes cerró en Bolsa a 39 céntimos, lo que equivale a una pérdida del 97,4% del valor.
El País de Aznar
Polanco no habría admitido una loa en su periódico a un presidente
que fue un severo intervencionista con los medios de comunicación
El País Semanal nos ofreció el pasado domingo una
crónica-entrevista de José María Aznar. Diez páginas del suplemento
dedicó el diario a glosar la vida y milagros del expresidente con la
excusa de que se cumplían diez años desde que dejó La Moncloa.
Nos contaban cómo Aznar había conseguido aprender inglés a los
cincuenta años en tan sólo unos meses, cómo era disputado por
instituciones y universidades para dar conferencias y clases por todo el
mundo, en especial en EEUU. Nos enteramos, también, de que hace
ejercicio físico a diario y a nivel de un atleta, de que es madrugador,
come saludablemente, juega al golf y recorre más de 400.000 kilómetros
al año en sus viajes por decenas de países. Asesora a Murdoch por
100.000 euros al año, cobra 40.000 euros por conferencias y no le gusta
trasnochar. Tampoco le gustan las conversaciones frívolas, lee poesía y
gana una fortuna con otras asesorías, libros y artículos que le han
permitido comprarse un chatet en Marbella de 2,5 millones de euros.
Es el exponente de la FAES a la que ha encumbrado en la número uno de
las instituciones de pensamiento de nuestro país y en un referente de
las ideas de la derecha... En fin, el expresidente llega a decir que "le
cuesta mucho ganarse honradamente le vida" y debe sacrificar muchas
veces el tiempo para estar con su esposa y la familia.
Tiempo que emplea con amigos como Bush o colegas próximos como los Clinton o Tony Blair.
En el reportaje se pasa de puntillas sobre su papel en la Guerra de
Irak e incide en su dureza contra el terrorismo, que debe ser derrotado
políticamente.
La positiva semblanza y exagerado
panegírico de Aznar que hizo El País se me antojó bastante extraña. De
hecho, el propio Aznar le dice al periodista al comenzar la entrevista,
que "era la primera persona del diario que se sentaba en ese sofá en los
últimos 14 años". Han transcurrido casi siete años desde la muerte de
Jesús de Polanco, el editor de PRISA, y 17 desde que Aznar le declarara
la guerra a él y a Cebrián, llegando a ser imputados por estafa y
siéndoles retirados los pasaportes.
Polanco escribió,
cuando tenía 30 años, en un cuaderno que conservó hasta su
fallecimiento, a los 77, lo que quería que fuera un gran grupo de
comunicación y cómo creía que la independencia de su medio estaba
garantizada con la sucesión de sus hijos al frente de PRISA. Ese
cuaderno no era más que la aspiración a unos sueños que consiguió en
buena parte y que se derrumbaron poco después de su muerte.
Yo que traté a Polanco, estoy convencido de que no habría admitido una
loa en su periódico a un presidente que fue un severo intervencionista
con los medios de comunicación, en especial con los que no le eran
afines y, por ende, el suyo propio. Señal de que los tiempos en PRISA
han cambiado y de que ya nadie va siquiera a releer el viejo cuaderno
del editor. (eldiario.es)
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Nadie en la redacción de El País lo entiende. Al menos no entre los periodistas con quienes ha podido hablar este periódico. Y para ser sinceros, tampoco en el entorno de Aznar tienen clara la razón última por la que el expresidente aceptó, 14 años después, sentarse para hablar para el periódico de PRISA. Y para añadir confusión al asunto, unos y otros niegan que la relación entre ‘las partes’ sea ahora mejor.
¿Por qué ahora El País escribe sobre Aznar, y Aznar acepta hablar para El País?
Como les contamos este domingo, el Semanal de El País hacía un reportaje, y le daba la portada, con José María Aznar en el que se incluían declaraciones del propio expresidente. La ‘disculpa’ era que se cumplían 10 años desde que presidió su último Consejo de Ministros.
Lo cierto es que al acabar de leerlo resultaba difícil proclamar que se tratara exactamente de un ‘publireportaje’. Pero no es menos verdad que está muy lejos del tono de las informaciones que el diario ha publicado Aznar y su familia, y que han llevado a que en estos momentos mantengan interpuestas al menos dos demandas contra periodistas de El País y contra el propio medio por implicarles en la trama Gürtel.
Es más, como les hemos contado varias veces en ELPLURAL.COM, Aznar y su entorno están convencidos de que, en el innegable acercamiento PP-PRISA, Moncloa utilizaba El País para atacarle con el asunto Gürtel y los sobresueldos sacados a la luz en los ‘papeles Bárcenas’. Pensaban que Rajoy y Sáez de Santamaría utilizaban el antiguo diario de centro izquierda (igual que hacían con los más afines) para propagar la idea de que había “un viejo PP corrupto”, el de Aznar, frente a “un nuevo PP limpio”, el de Rajoy, a cambio de ayudas financieras.
¿Negociación para retirar las demandas?”
¿Le parece que el reportaje es favorable a Aznar?”, nos preguntaba con incredulidad un exministro del PP que mantiene excelente relación con su antiguo ‘jefe’. Él lo veía neutro. Pero también aceptaba que no acababa de entender por qué el expresidente había aceptado, tanto tiempo después hablar con El País.
Y nos aseguraba que no veía relación entre esta información y un posible acercamiento entre las partes que supusiera por un lado el fin de los reportajes que relacionan a los Aznar con la trama de Francisco Correa, y por otro la retirada de las demandas. Es más, concluía asegurándonos que “las relaciones entre PRISA y los Aznar siguen rotas… se lo garantizo”.
En fuentes de la redacción de El País también nos aseguran que las demandas siguen su proceso. Es más, que una de ellas ya está prácticamente vista para sentencia. Pero también, más allá de la perplejidad, nos muestran, como decimos, no sólo incomprensión, sino rechazo por el reportaje, que mayoritariamente sí han sentido que carece del necesario espíritu crítico de un trabajo de este tipo, en el que se realiza un reportaje en base a las declaraciones de un personaje y quienes le rodean. “Por ejemplo -nos decían-, resulta incomprensible que no se le preguntara a Aznar por las demandas, ni por las razones que le han llevado a ponerlas, y que tienen que ver con la financiación de gastos personales con dinero Gürtel”.
“Por eso mucha gente ha dejado de leer ese periódico”
Por todo esto, quizás, quien puede dar una imagen más ajustada de cómo se ha percibido el reportaje sea el propio ‘público lector’. Y en ese sentido, facilitó ‘el sondeo’ quien está a punto de convertirse (el próximo 5 de mayo) en el nuevo director adjunto del propio El País, David Alandete.
En su cuenta de Twitter, Alandete escribió este mismo domingo este tuit alabando el reportaje (o eso parece):
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Comunicación
Asombro en la redacción de ‘El País’ por la
genuflexión ante José María Aznar, que mantiene dos demandas contra el
diario
El director adjunto entrante, que alabó el
reportaje, recibe comentarios 'poco favorables' en las redes: "Lo malo
del rozamiento del prepucio en el velo del paladar es que produce
arcadas"
F.M./ELPLURAL.COM | 14/04/2014
Nadie en la redacción de El País lo entiende. Al menos no entre los periodistas con quienes ha podido hablar este periódico. Y para ser sinceros, tampoco en el entorno de Aznar tienen clara la razón última por la que el expresidente aceptó, 14 años después, sentarse para hablar para el periódico de PRISA. Y para añadir confusión al asunto, unos y otros niegan que la relación entre ‘las partes’ sea ahora mejor.
¿Por qué ahora El País escribe sobre Aznar, y Aznar acepta hablar para El País?
Como les contamos este domingo, el Semanal de El País hacía un reportaje, y le daba la portada, con José María Aznar en el que se incluían declaraciones del propio expresidente. La ‘disculpa’ era que se cumplían 10 años desde que presidió su último Consejo de Ministros.
Lo cierto es que al acabar de leerlo resultaba difícil proclamar que se tratara exactamente de un ‘publireportaje’. Pero no es menos verdad que está muy lejos del tono de las informaciones que el diario ha publicado Aznar y su familia, y que han llevado a que en estos momentos mantengan interpuestas al menos dos demandas contra periodistas de El País y contra el propio medio por implicarles en la trama Gürtel.
Es más, como les hemos contado varias veces en ELPLURAL.COM, Aznar y su entorno están convencidos de que, en el innegable acercamiento PP-PRISA, Moncloa utilizaba El País para atacarle con el asunto Gürtel y los sobresueldos sacados a la luz en los ‘papeles Bárcenas’. Pensaban que Rajoy y Sáez de Santamaría utilizaban el antiguo diario de centro izquierda (igual que hacían con los más afines) para propagar la idea de que había “un viejo PP corrupto”, el de Aznar, frente a “un nuevo PP limpio”, el de Rajoy, a cambio de ayudas financieras.
¿Negociación para retirar las demandas?”
¿Le parece que el reportaje es favorable a Aznar?”, nos preguntaba con incredulidad un exministro del PP que mantiene excelente relación con su antiguo ‘jefe’. Él lo veía neutro. Pero también aceptaba que no acababa de entender por qué el expresidente había aceptado, tanto tiempo después hablar con El País.
Y nos aseguraba que no veía relación entre esta información y un posible acercamiento entre las partes que supusiera por un lado el fin de los reportajes que relacionan a los Aznar con la trama de Francisco Correa, y por otro la retirada de las demandas. Es más, concluía asegurándonos que “las relaciones entre PRISA y los Aznar siguen rotas… se lo garantizo”.
En fuentes de la redacción de El País también nos aseguran que las demandas siguen su proceso. Es más, que una de ellas ya está prácticamente vista para sentencia. Pero también, más allá de la perplejidad, nos muestran, como decimos, no sólo incomprensión, sino rechazo por el reportaje, que mayoritariamente sí han sentido que carece del necesario espíritu crítico de un trabajo de este tipo, en el que se realiza un reportaje en base a las declaraciones de un personaje y quienes le rodean. “Por ejemplo -nos decían-, resulta incomprensible que no se le preguntara a Aznar por las demandas, ni por las razones que le han llevado a ponerlas, y que tienen que ver con la financiación de gastos personales con dinero Gürtel”.
“Por eso mucha gente ha dejado de leer ese periódico”
Por todo esto, quizás, quien puede dar una imagen más ajustada de cómo se ha percibido el reportaje sea el propio ‘público lector’. Y en ese sentido, facilitó ‘el sondeo’ quien está a punto de convertirse (el próximo 5 de mayo) en el nuevo director adjunto del propio El País, David Alandete.
En su cuenta de Twitter, Alandete escribió este mismo domingo este tuit alabando el reportaje (o eso parece):
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