Botella lidera las críticas del PP de Madrid a la actuación de Aguirre
Francesco Manetto /
José Marcos
Valencia
/
Madrid
607
La alcaldesa y la vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría,
recuerda a la presidenta del PP madrileño que "la ley es igual para
todos". Malestar ante la arremetida de la dirigente contra agentes de
movilidad y policías municipalesLa expresidenta se da a la fuga cuando iba a ser multada
B. GARCÍA GALLO /
F. J. BARROSO /
Á. DE CÓZAR
Madrid
3773
Esperanza Aguirre se marcha y tira una moto policial cuando estaba siendo multada por aparcar en un carril busEsperanza en el carril Carromero
Usted no sabe quién soy yo. Esta frase debería figurar como lema en muchos blasones heráldicos de este país de honorables sinvergüenzas. Solo que el avance vertiginoso de los medios de comunicación amenaza con terminar con la histórica coartada. Sabemos quiénes son, conocemos sus caras y vigilamos lo que hacen, las calles más céntricas de Madrid están plagadas de cámaras que ustedes pusieron para controlarnos pero que también les controlan a ustedes.
La retención de Esperanza Aguirre por aparcar en el llamado “carril Carromero” de la Gran Vía madrileña y su fuga posterior llevándose por delante la motocicleta de un guardia, tiene menos de persecución hollywoodiense que de sainete de Arniches. El “carril Carromero” está reservado para servicio público y para servicios privados de cargos públicos. Esperanza Aguirre se detuvo en un cajero automático en mitad de la plaza del Callao, una encrucijada vital del tráfico madrileño y una de las más congestionadas de la urbe. Milagrosamente, en el momento del incidente, según la “lideresa”, la plaza estaba prácticamente vacía cuando ella se detuvo un minuto para hacer frente a sus urgentes necesidades pecuniarias…Y entonces llegaron los celosos agentes de la ley que, según la versión proporcionada por la prófuga, lo que querían era hacerse una foto poniéndole una multa, seguramente para colgarla como un trofeo en la red. Además, la moto que derribaría en su precipitada huida la presidenta, estaba “malísimamente aparcada”, obstruyendo su posible vía de escape con muy mala intención. Sigamos escuchando a la acusada en su “pliego de descargos”. Según confesó a una emisora de radio, un agente le dijo que fuera relatarle sus cuitas a Ana Botella, toda una provocación para Esperanza Aguirre que hace poco ha vuelto a tomar las armas y está en fase guerrera.
A Ana Botella jamás le hubiera ocurrido, para ir al cajero, al super o a la peluquería, la alcaldesa madrileña suele utilizar el coche oficial y otro de escolta, no obstaculiza el tráfico y tiene la ventaja adicional de que alguno de sus guardaespaldas le lleve las bolsas. Recordemos que Ana es esposa de aquél presidente que dijo que a él nadie le decía cuántas copas podía tomar ante de ponerse al volante. Tampoco se lo decían al que fuera su portavoz voceras y hombre de confianza, Miguel Ángel Rodríguez, detenido por conducir ebrio y abollar algunos vehículos aparcados. El caso de Carromero y su “rally de la muerte” y los de los concejales y jefes de Tráfico detenidos por haber “soplado” más de la cuenta, se acumulan en el tiempo y se entierran cuanto antes para que no sigan apestando en los diarios y en los telediarios.
En otros tiempos, con menos cámaras y menos televisiones, el incidente de Esperanza hubiera pasado desapercibido, el agente hubiera sido sancionado y la conductora indemnizada por las molestias tras denunciar al guardia por acoso fotográfico, resistencia a la autoridad y daños en la carrocería de su vehículo producidos por el atropello de la moto policial “malísimamente” aparcada. La versión oficial hubiera concluido que un agente con exceso de celo, o de alcohol se habría abalanzado sobre la indefensa Aguirre a la que luego perseguiría con su moto hasta su casa donde recibiría la protección de los guardias civiles que custodian su residencia. “Todo por la Patria”.
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