domingo, 6 de abril de 2014

Carta a la nada

Desquerido Malestad:

Disculpe, si es posible, mi insensata plebeyez, por este atrevimiento. Por dirigirme a Vd. así, sin protocolo. Tal cual. Por la vía directa, aunque mucho me temo que es la única vía posible para poder entenderse, más que nada, porque la experiencia lo demuestra a cada momento.
No es nada personal contra Vd., créame. La cosa va por la simbología hiperestésica, por su representación aforada en lo legal, pero desaforada en lo legítimo, no por inquina contra usted como individuo, como persona, sino como incómoda e insufrible situación ante su personaje, su papel, su rol escénico, en esta tragicomedia que ya se está convirtiendo en astracanada, más propia de un pésimo videojuego que de la realidad social de un país democrático.

Es cierto que los españoles confiaron/mos en usted como eslabón intermedio entre el franquismo y la democracia, como confiaron en las cajas de ahorros para invertir sus modestos esfuerzos económicos de toda la vida. Porque no disponíamos de otra cosa. Pensamos que Vd, a pesar de la historia de su pedigrí dinástico-familiar, podría ser una excepción tipo Carlos III y que las cajas podrían seguir siendo como siempre, una institución digna y solidaria, fiable, que no funcionaba como la gran banca del desguace social. En ambas cosas nos equivocamos estrepitosamente. Qué más quisiéramos y hubiésemos querido, malestad, que haber acertado en los dos empeños: el de tener cajas de ahorros decentes e incorruptibles y un Jefe de Estado a la misma altura y con ambas cualidades. Por desgracia, ni todo banquero es honesto ni todo rey está dotado con cualidades naturales o adquiridas, que le permitan asumir con acierto sus responsabilidades estatales. Sólo que hay una diferencia abismal entre ambos: uno se puede cambiar de banco, pero no puede cambiar de Estado, si no se va y emigra a otro país más decente, civilizado y ético. Más despierto. Más cultivado e inteligente emocional. 
Y eso han hecho y hacen cada vez más españoles en el mundo, que no emigran por afán de aventura, sino por desesperación, como sucedió durante la tiranía franquista, sólo que esta vez al revés: entonces emigraron los obreros porque eran los peor tratados y hasta el Estado les ayudaba a escapar con  facilidades, para que enviasen desde fuera divisas a una España que estaba en la miseria tercermundista frente a la Europa del Benelux  primero y de la incipiente UE después, que permitía la supervivencia a las familias de los emigrantes, y un éxodo importante de la clase obrera, también, para que no se alterasen los 25 años de "paz", para que dejasen solos y sin motivo a los sindicatos clandestinos y sin material humano de apoyo al partido comunista, también clandestino, en el exilio y/o en la cárcel.
En cambio a los estudiantes los potenciaba con becas y unas tasas mínimas en Institutos y Escuelas Profesionales de Maestría Industrial, en la Universidad y Escuelas Técnicas de nivel universitario. Así muchos hijos de obreros y clases medias modestas pudieron estudiar y ser luego la base del fermento democrático. Los libros y la cultura que discierne, aún manipulados, tienen el poder de despertar los canales del entendimiento y el estudio consiguen que el propio dogmatismo inoculado se someta al pensamiento analítico y crítico en contraste con la realidad. Como ahora está sucediendo; por eso el pp no consigue que nadie crea sus palinodias de autobombo y recuperación pírrica. La realidad palpable no lo permite.
Por eso, precisamente, en esta era del destrozo oligarca, el empeño es el contrario: destrozar la educación libre, laica, igualitaria y gratuita, y que se vayan los que piensan, emprenden y crean, pero que se queden los que están privados de recursos, para ser los perfectos esclavos sumisos y despojados por este régimen-muladar sobre el que se asienta su trono, malestad, mientras usted se pasea, reparte condecoraciones y se deja camelar encantado, por el sistema corrupto y cínico que se ha hecho el amo y con el que usted coopera, o bien porque no es consciente y le parece lo más natural, o bien porque, como al personal afecto al club Bilderberg, le parece estupendo. Por ambas razones nos ha fallado como representante de un pueblo por el que no siente el menor respeto y al que demuestra despreciar olímpicamente. Sentimiento que inevitablemente se ha ido haciendo recíproco con el tiempo y los hechos. Es una ley elemental: lo que se da se recibe, como es imposible recibir cuando nada se da  y cada uno acaba durmiendo en la cama que se hace o deja que le hagan.

Confiábamos en que Vd, como Suárez y tantos españoles,  podría superar el legado franquista y estar a la altura del momento democrático cooperando a una transición de verdad. Creímos que lo conseguiría, pero no ha sido así: Vd se ha tomado su cargo como una renta vitalicia que le pertenece por feudal derecho de pernada; Vd nos ha engañado de mala manera, malestad. De la peor manera. Como engañó a su padre que era el heredero legítimo del trono y en el que Franco no tenía la menor confianza porque no le había modelado el equipaje mental, como hizo con usted, desde sus años de infante rehén del régimen hasta llevarle a jurar nada menos que "los principios fundamentales del movimiento" que nunca permitió a su familia de origen retomar su rol monárquico. Y, en efecto, usted se ha convertido en el virus dictatorial inoculado en el sistema político, por el que todo sigue "atado y bien atado" como aseguró su tiránico pigmalión. Haciendo el paripé de "salvar" una democracia condenada a muerte desde su origen. Poco a poco ha ido Vd potenciando todo lo que nos hunde: la dimisión de Suárez, la trama del miedo al "golpe", mientras el golpe lo llevan dando Vd y su camarilla oligarca-pluto-cleptocrata, desde el día que heredó el cortijo español y en el que, como su patrón y director "espiritual",el caudillo, piensa tener encendida hasta el último día "la lucecita de La Zarzuela", porque el miedo tanto como el apego ansioso al poder, no permitió al uno ni ahora permite al otro, una digna retirada que sería el mejor servicio que un gobernante puede hacer a sus gobernados y representados cuando ya no da para más ni para menos, porque sólo hace daño, porque ha tocado fondo, porque es fermento de la corrupción más descarada de los tres poderes del Estado, que se amparan en la complicidad, porque ya es un penoso hazmerreir y el blanco de burlas, chistes y chirigotas, chismes y especulaciones de toda laya que denotan el desafecto y la saturación indignada , que tal aferramiento al sillón produce por lógica y agotamiento de todos y del mismo personaje.

Vd, para terminar con los bulos y rollos especulativos sobre el 23F lo tiene perfecto como Jefe de Estado: hubiese bastado en su momento, con que un real decreto hubiese desbloqueado la información exacta sobre el golpe militar y ese wikileaks del ocultismo se hubiese hecho público, sin repetir el pastiche del pp con el disco duro de Bárcenas, por supuesto. Pero eso no sucedió cuando debió suceder: durante la instrucción del juicio contra la trama golpista, ni sucederá mientras Vd  y el cortejo de beneficiados por este peculiar sistema democrático de quitaypón, puedan evitarlo. Y eso no es porque usted "salvó la democracia", que sería para hacerle un monumento en todos los corazones españoles, sino porque en esos documentos está claro que entre unos pocos lo tramaron y ella misma, la pobre y escuálida democracia, se lo acabó creyendo hasta que se hizo agnóstica porque no le dejaron seguir siendo creyente en esta antología del disparate, del sainete siempre en reestreno, como La ratonera de Agatha Christie. Que cada día, durante treinta y cinco años -¡huy, casi, casi!- se sigue representando a sí misma sin parar, en Londres, sin cambiar una sola escena. Ni un solo personaje. Aunque, naturalmente, cambien los actores , actrices y directores de la obra por razones obvias.

Si ese golpe hubiese sido verdad, y los militares hubiesen querido darlo, ¿cómo es posible que con quitar de la circulación a cuatro gatos, y en  cuatro días, todos los miles de militares rebeldes y levantiscos que "aterrorizaron" virtualmente a los españoles incautos, se sometiesen de repente, por arte de magia, a la Constitución y aceptasen de tan buena gana nada menos que las reformas provenientes de un Ministerio de Defensa gestionado por civiles  socialistas a quienes siempre han respetado y acatado sin algarada alguna? ¿Qué golpe, por favor, malestad? Y esto se lo dice una persona que vivió el episodio en primera línea de marido oficial del ejército por entonces, acuartelado de repente y sin saber porqué, como todos sus compañeros y jefes; los pocos militares que sabían de qué iba la cosa, hablaron en su momento y contaron, a toro pasado, lo que se estaba cociendo en el CESID desde hacía tiempo con perfecto conocimiento y apoyo más que logístico de su irreal personaje, señor Borbón. Y todos supimos la identidad fantasma del Elefante Blanco y por qué Tejero soltó aquel : ¡Viva el Rey! que daba supuesta "legalidad" y real permiso a su hazaña salvapatrias de pacotilla e inducida.
 No soy la única que lo sabe, se lo juro por mi conciencia y por mi honor. No me lo invento. Es vox populi entre los españoles que pisan tierra,que son millones, y no sólo en agencias de noticias pasapalabra. Por eso insisto en que negar los hechos, maquillarlos y decorarlos con más capas de barniz es ridiculísimo y le deja, malestad, en un lugar deleznable, como al rey desnudo del cuento. No se engañe, lo de Botswana fue solamente la guinda de la copa, la gota que colmó el vaso de la resignación, el punto de no retorno y lo de su hija y su yerno, el punto final. El fin de la cita afectiva y considerada de los españoles con la monarquía, o mejor dicho, de la monarquía con la paciencia de los españoles.

El programa de Évole ha sido, sin duda, el scanner exacto de lo que significa ya ese golpe bufo para la ciudadanía. Ha perjudicado Vd tanto y de tal manera la posibilidad de recuperación de credibilidad, ha permitido tal daño gestor, con tanta ceguera o tanta cooperación interesada, que hasta la improbable demostración  con pruebas reales de la etiología del golpe ya carece de trascendencia, de tal modo que a estas alturas nadie la creería verdadera aunque lo fuese. Ya no importa, como poco importa ya el guión que usted representó aquel día de febrero del 81, porque es menor el daño causado entonces que el de ahora, aunque aquel daño  esté en la génesis del desguace actual del Estado de Derecho, Deberes  y  Libertades. Y eso ya es una evidencia que no pueden erradicar ni Vd ni el bipartidismo amañado entre un socialismo de atrezzo y un pp de desecho, agradecidos por el cheque en blanco de mirar para otro lado y con los sobres repletos, empeñados en cubrir las espaldas a una monarquía tan cooperadora y complaciente, más bien cómplice, con tapujos y corrupciones de toda laya.

Ser aforados no debería ser una patente de corso para nadie, sino la recompensa a la honestidad de quienes son, o deberían ser, demostradamente incorruptibles y no se amparan en altos cargos para aparentar ser lo que no son en realidad, sino que siendo ya ellos mismos seres a una altura moral y práctica adecuada, impregnan de dignidad los cargos y trabajos  que ejercen.  Y por eso, dignos de tanta confianza como para encomendarles ser nuestros representantes institucionales. Véase el caso Suárez, ahora tan reciente.
Como eso no es posible por ahora, ya que la honestidad político-institucional es una aporía y una entelequia, salvo alguna excepción que lo suele pagar carísimo, -vuélvase a remirar el caso Suárez- lo mejor es que desaparezca, y no aumente, la impunidad  de los cargos políticos para que también desaparezca con ella la corrupción. Al menos el temor a ser juzgados e inhabilitados pra siempre políticamente, por corruptos, puede que acabase educando lo que la ética no ha logrado educar en una clase política de naturaleza mafiosa, cliente-lista, trepa e hipócrita por supervivencia y enjuaguismo, como se hizo con el sistema de los puntos del carnet de conducir, que tantas vidas ha salvado, sólo por miedo a no poder conducir nunca más, más que por apego a la vida en sí. Por ser tan desaprensivos, los profesionales del chanchullo normalizado como "arte política" es por lo que temen denuncias falsas y procuran blindarse, curarse en salud, porque de eso viven, como todo el que es mediocre: de pisar al de al lado que puede hacerles sombra para luego subir a su chepa y aplastarlo impunemente. Sólo a los perversos se les ocurre blindarse contra la posible perversión de los demás, que ellos creen tan natural como la propia. Está en línea del lema latino de la violencia presupuesta y la madre de todas las batallas y sobre todo del negocio redondo que producen los desajustes, vicios y enfermedades sociales: Si vis pacem, para bellum. Si quieres paz, prepara la guerra. Que aquí equivale a: si quieres corrupción a saco, blinda la gestión del Estado contra la transparencia y la justicia. ¿Qué tienen que ocultar, de qué posibles acusaciones se deberían defender la Reina Sofía, su hijo y su nuera si justamente ellos no pintan nada en el gobierno de este país, y sólo son meros comparsas paseantes, ¿o no?
Algo huele a podrido en Dinamarca, Horacio, escribió Shakespeare en Hamlet. Cautio legalis petita, suspicio manifesta. Poco Derecho Romano ha asimilado Gallardón. Y de ética legal, menos todavía. Flaco servicio presta a la corona el ministro de injusticias varias con esos blindajes previsores para vacunarla contra toda intervención normal de la Justicia y nunguneando chulescamente la autonomía y la independencia de la judicatura. Arrollar la licitud y la legitimidad de la ética con esa prótesis legalista ad hoc y descaradamente caciquil ¿qué significa? ¿qué tal vez  el "caso Infanta" tiene cola y no es lo que parece, sino quizás la punta de un mayestático iceberg? Las arenas movedizas están que lo tiran y se agarran a un clavo ardiendo como pueden. La verdad acaba tarde o temprano por iluminar los agujeros negros de la trapisonda como sistema. Y al fin, a todo cerdito, le llega su San Martín, le guste o no. Aunque sea de raza selecta.

No se moleste más, malestad. Es inútil. Defraudar a una ciudadanía de este modo, es como la infidelidad en la pareja o en una buena amistad. La confianza no se recupera más, aunque quede la costumbre del roce, el perdón y la comprensión hacia las debilidades humanas y el frustrante y agridulce recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. Por eso lo mejor y más digno en tales casos es un buen divorcio y una sanísima distancia terapéutica. Pero nunca el olvido, por simple aprendizaje, para que no vuelva a repetirse el mismo error.

Abdicar con dignidad, pasar página con un referendum para elegir modelo de Estado y pirarse a Suiza, por ejemplo, que allí siempre se acoge muy bien a la nobleza bien blindada y bien forrada, malestad.

Que tenga Vd toda la recompensa que sus mejores actos merecen y que Dios le libre, si es posible, de la recompensa de sus peores hazañas contra el pueblo español y en beneficio de sus intereses familiares y caprichos personales.



                                    


                                        ¡ADIOOOOOOOOOOSSSSS!

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