martes, 24 de abril de 2012

MIRANDO DENTRO, SE APRENDE A VER POR FUERA

En su comentario de hoy, que he insertado a continuación de este post, Iñaki Gabilondo habla del modo en que la ultraderecha francesa se camufla de "normalidad" usando un lenguaje demagógico y apelando al laicismo de la república francesa para rechazar a los musulmanes. Ese método lo está usando también la extrema derecha española camuflada en el PP y usando la democracia para, simplemente, cargársela en cuanto han llegado al poder. Son los mismos perros con distintos collares. Tendremos que estar muy atentos, porque cuarenta años de dictadura en un país como el nuestro que sólo ha disfrutado tres años de democracia real en toda su  historia y que acabaron en una guerra fratricida devastadora, quedan demasiados flecos sueltos todavía entretejidos con el miedo, el recuerdo del miedo y el fantasma del miedo. Usos y abusos inhumanos, que desconocen derechos y deberes y sólo se basan en estados de tensión y opresión. Carencia de civismo y de una ética social, miras cortísimas que sólo alcanzan el propio bienestar y son indiferentes al bien común imprescindible para que todo funcione y de ahí a la corrupción no hay más que un pequeño paso: sacar beneficios personales de la función pública o de negocietes fáciles y poco claros. Nos falta educación ciudadana, nos faltan valores éticos, nos falta educación para convivir y aprender a organizarnos cooperando en vez de imponiendo u obedeciendo. Eso es falta de conciencia. Estar dormidos. Recurrir al tópico de "siempre es lo mismo" y "todos son iguales", porque no se han desarrollado las herramientas de hoy. Por eso estamos tan indefensos ante nosotros mismos. Podemos pasar de la sumisión a la rebelión en un momento, con el mismo caos e incapacidad organizativa con que se producen revueltas, instigaciones policiales y respuestas violentas. El caldo de cultivo que el poder ultra desea fomentar para tener motivos para suprimir derechos y crear un estado de emergencia constante que justifique medidas represivas y la vuelta al miedo como cadena de transmisión.

Al mismo tiempo que exigimos democracia, honestidad y justicia, debemos hacer un esfuerzo por adquirir y desarrollar en nosotros mismos esos comportamientos. Fuera el miedo. Adelante el respeto, el diálogo, la escucha, el debate sereno y fértil. El bien común como objetivo de todos por encima del partidismo, de los credos religiosos y de las ideologías. La base es el ser humano, hombres y mujeres y todo lo que favorece su desarrollo armónico, libre y completo. Su evolución, de la animalidad a la humanidad. Aprender en la práctica que el diálogo  no es el arte embaucador de convencer a los otros de que uno tiene la razón, porque el diálogo es la excelencia del entendimiento que hace posible crecer a todos los que participan en él, en la búsqueda de lo excelente para todos.
Las posturas "ultra" son un veneno mortífero para cualquier sociedad y para la evolución de cualquier persona. La hipocresía es la máscara con que lo "ultra" se disfraza de falsamente civilizado. Hay que descubrirla dentro de cada uno, con honestidad, y arrojarla a la hoguera de la inteligencia. Así podremos aprender a detectarla en los políticos y gestores que malversan no sólo el capital económico y los recursos humanos, sino que frustran y matan las posibilidades de desarrollo integral del individuo y de la sociedad, naturalmente. Y la dejan indefensa, a merced del que más grita y mejor engaña. En la miseria sempiterna.

No hay comentarios: