lunes, 16 de abril de 2012

EL ESTADO DE INDIGNACIÓN NECESITA UN REFERENDUM URGENTE

Dice Gabilondo en su video de hoy que el rey debe abdicar. Ya es muy tarde para esa opción, querido Iñaki. El caso puntual de este rey es sólo una muestra de lo que significa atribuir realeza, poder y prebendas a cualquier individuo que pertenezca a una familia "real", aunque esa condición la sitúe precisamente fuera de la realidad y sea de lo menos real que se pueda imaginar. La conducta del rey es un resultado, no la causa del error. ¿Cómo podemos dejar a la suerte y al azar la calidad y el sentido de la responsabilidad nada menos que del Jefe del Estado? Una dinastía genética y endogámica profesional, dedicada a ese menester, es una aberración completa. ¿Quién garantiza que las taras genéticas de la mezcla antinatural de primos con primos, tios  con sobrinas, primas segundas con tíos terceros, etc...a través de los siglos va a producir salud mental y lucidez suficiente en un reducto humano consanguíneo que sólo está empeñado en mantener el impecable pedigrí de la estirpe, sin tener en cuenta las elementales leyes de Mendel? Si durante siglos se han combiado masivamente guisantes amarillos arrugados , no pretendamos que porque ahora se haya introducido el guisante verde y liso de Letizia Ortiz, los genes dominantes no van a seguir siendo los mismos. Por mucho cariño, simpatía o campasión particular que se tenga por la deficiencia manifiesta de un monarca, hay que ser bastante más realistas que él y buscar con inteligencia y serenidad una salida digna, que la sociedad española se merece, aunque sólo sea por lo que ha sufrido históricamente a causa de esa lacra oligárquica -ya la palabra en su origen, "monarquía", es  bastante  clara etimológicamente, "monos" = uno, y "arjé-arjía"= autoridad que gobierna-, que históricamente nos ha acostumbrado a ver normal una forma de gobierno sin sentido alguno en el día de hoy, cuando ya es otro tipo de fuerza social el que el hombre civilizado y evolucionado ha puesto en marcha: la democracia: "demos"= ciudadanía, pueblo, y "kratós-kratía", poder, gobierno. Otra forma de gestionar, de regirse, se convivir entre iguales. La monarquía es un concepto obsoleto en pleno siglo XXI. Da igual que todavía algunos países europeos la mantengan como forma simbólica de verse representados. También se conservan fósiles estupendos para explicar la historia de los pueblos. Pero eso se hace en los museos, no poniéndoles como Jefes de Estado, algo que además de anacrónico es un gasto impresionante y un peso económico social inadmisible en los tiempos actuales. Con una crisis mundial de dimensiones imprevisibles. 
Por salud ciudadana y por las circunstancias de nuestra sociedad, se impone cada día con más fuerza el referendum que debe modificar la carta magna por la que nos estamos gestionando. Una Constitución de emergencia, que en su momento tuvo el poder de allanar la salida de un túnel oscuro hacia la luz. Pero que hoy no contiene ni contempla la realidad que la haga posible y sostenible, tal y como está. Antes de reformarla y proponer el voto, hay que debatirla contando con el aporte cívico del movimiento social vivísimo que está emergiendo, incontenible, de los escombros de la bipartidocracia y de los viejos modos de representación, como la monarquía. El grito unánime de la ciudadanía que no se puede obviar es "Que no, que no nos representan, que no" y en eso coinciden todos, derechas, izquierdas y centros. No se puede sostener un edificio cuando los cimientos ya no pueden soportar su peso. 
La monarquía debe dar paso a una república democrática, donde el Jefe del Estado y máximo representante sea un ciudadano que no supere las dos legislaturas en el cargo, que haya demostrado méritos y capacidades personales adecuadas, a lo largo de su vida personal, social, profesional, ciudadana, que no   tenga un curriculum confuso ni turbio. Que sea autosuficiente y no haya hecho de "la carrera política" su profesión, algo que también debe aplicarse a los candidatos y aspirantes a cualquier tipo de representación política y social. Que la jubilación que se cobre sea la que se ha cotizado por la profesión y el trabajo de cada uno fuera de los cargos públicos, y que la representación política sea un servicio puntual, generoso,no vitalicio, y no un negocio lucrativo y trepa.
Además habrá que suprimir el atributo injustísimo de la inmunidad aplicada al parlamento, al ejecutivo y al Jefe del Estado. Lo mismo que, en un agravio comparativo, no la tiene el poder judicial. Así se ha podido "ajusticiar" al juez Garzón, por ejemplo y disculpar al rey y a su hija, tolerar la corrupción de Camps o de Felipe González y la irrresponsabilidad de Aznar y su particular negocio personal en la guerra contra Irak con el resultado del 11M como represalia.
Por supuesto que además debe ser revisada la ley electoral, la financiación de partidos políticos, sindicatos e iglesia católica, (otra aberración inaudita en un estado oficialmente laico y aconfesional). Y además la reconsideración del concepto y sostenimiento económico de las comunidades autónomas. Tampoco podemos permitirnos ya el lujo de instituciones por duplicado. No es sostenible tener dos presidentes de gobierno, el doble de diputados, ministros, secretarios, subsecretarios, y todo el aparato funcionarial que  les acompaña. Otro punto imprescindible debe ser la  inclusión en la asesoría y control del poder por  las asociaciones democráticas de ciudadanos que representan a las asambleas populares. Ellos deben tener voz y un voto ético como representantes de los valores de convivencia, que introducen en la conciencia social y el contacto con la realidad diaria, algo que en la dimensión estatal de los gobiernos se pierde, simplemente porque no se puede abarcar todo el espectro de la realidad sin la presencia y la ayuda de la misma  realidad cotidiana. Esa participación sería gratuita, voluntaria, elegida por las asambleas, de barrio, del municipio, de la provincia y de la región,  y rotatoria, para que nunca los mismos permanezcan en la misma responsabilidad más de un año.
La crisis generalizada es el momento idóneo para replantear todas las posibilidades. Unidad en la búsqueda de consenso en las soluciones. Abandono de la idea combativa contra todos los que ven más cosas y más modos de actuar y de gobernar. El poder no es un chollo que cae como la lotería, ni por influencias, ni por negocios, ni por dinero. El poder es un servicio de los ciudadanos al bien común. Y eso es lo que debemos recuperar cuanto antes. 
Ya no podemos seguir gobernados por los piratas del Caribe ni por Tarzán con la mona Chita y el rey león a tiro limpio por la sabana, mientras el dolar se carga el euro, Alemania se intenta apoderar de Europa, por tercera vez en siglo y pico, el club Bildelberg maneja todos los  urdangachollos noos y aretés del planeta, y el dinero que debería invertirse mediante un control fiscal, en crear empleo se va con Heidi y su abuelito a los paraisos de Suiza o de las Islas Caimán con los mismos piratas que prefieren invertir sus tesoros fraudulentos en China o en el Magreb, colaborando al esclavismo, antes que hacerlo en su país por no pagar sueldos y comercio justo de hombres libres. 
La conciencia despierta por necesidad y supervivencia es el antídoto de la inconsciencia depredadora y suicida que ahora mismo está dando sus últimas e imparables boqeadas.

No nos moverán. Ya nos encargamos nosotros mismos de hacerlo.
No pasarán. Ya se encargan ellos mismos de no caber por la puerta del futuro con un overbooking incompatible con la vida y la evolución.


Tercera República Democrática Española, Ya!!!!!!!!!!

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