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Presos políticos españoles declaran por primera vez ante la juez argentina Servini de Cubría.
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Vamos a tener que agradecer a Argentina dos cosas decisivas.
1) Poner patas arriba el pirañismo de REPSOL
y abrir los ojos de las víctimas españolas de la misma empresa ya convertida en chupóptera internacional. Lo que pone de manifiesto que no es la nacionalidad ni la ideología lo que cuenta a la hora de esquilmar al prójimo, sino la desvergüenza y la falta de escrúpulos de los trepas insaciables. Que sólo pertenecen a dinerolandia y sólo adoran al Júpiter tonante de la bolsa y los mercados.
2) Poner de manifiesto las aberraciones de un sistema jurídico que impide la investigación de la memoria histórica, que favorece y exculpa a corruptos y penaliza a los jueces que los investigan y tratan de desmantelar la corrupción.
Qué gesto tan hermoso. La hija patria, en tiempos de calamidad, se ocupa de la vieja "madre" injusta y depredadora, hecha polvo por causa de sus achaques morales, por votar lo que la está matando, por abstenerse de votar lo que podría curarla, por subvencionar la escopeta nacional, que además de elefantes mata la dignidad y el decoro del pueblo que impotente asiste al entierro de la sardina de la decencia; por educar fatal a sus gestores y no enseñarles con claridad donde acaba la justicia y empieza la venganza. Donde acaba el sentido común y empieza el sinsentido de la apropiación indebida, del cohecho y la prevaricación verdaderas y no de atrezzo.
Argentina, la hija fiel que no se olvida de los ancestros y viene a recordarles que el Norte perdido y la Estrella Polar aún pueden reencontrarse en el cielo del Sur.
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