miércoles, 3 de junio de 2020

¿Cómo podemos superar el miedo y el enfado en los tiempos del COVID-19? Homeopatía y emociones -- Otro regalo estupendo y de lo más oportuno para tiempos tan resbaladizos e inseguros en materia de salud y de equilibrio en general. Nada mejor que las sabias reflexiones de los sabios de verdad, como nuestro amigo el Doctor Guillermo Basauri. Mil gracias a su vocación y a su generosidad. Un abrazo, hermano!










“Nadie llegó a la cumbre acompañado por el miedo”
Publio Siro

“Es imposible fundar una civilización sobre el miedo, el odio y la crueldad. No perduraría”
George Orwell


Así comenzaba un post sobre el miedo que nos enferma publicado en este blog allá por diciembre del 2016 y creo que ambas citas conectan profundamente con el momento que estamos viviendo en estos tiempos del COVID-19.
Este nuevo virus que ha decidido instalarse entre nosotros y del que todavía tanto desconocemos está dejando miles de muertos y millones de afectados. Afectados de muchas maneras y el miedo y el enfado siento que son dos de los efectos, de las secuelas incluso, más dañinas que todo esto que nos está tocando vivir puede dejar acantonado en el corazón de muchos de nosotros. Y lo digo porque soy de los que piensan que desde el miedo y la rabia hay muy pocas cosas valiosas que puedan construirse. En realidad, ninguna.

Una primera pregunta que me surge ante este panorama actual es:
¿Es coherente, razonable y legítimo que sintamos miedo y rabia?
Pues a lo mejor sí, pero para mí la cosa no es esa. Que tengamos derecho a algo o que algo sea legítimo en un momento dado no significa que sea siempre la mejor opción. Tener derecho a hacer algo no quiere decir que tengamos que hacerlo. Siempre hay que pensar si podríamos optar por otras alternativas más creativas y constructivas. Quiero decir que aunque uno sienta que tiene motivos de sobra para sentir miedo y enfado por todo esto que estamos viviendo, ¿es realmente la única opción que tenemos? ¿Es el único lugar emocional posible?

Yo creo que una de las cosas más terribles que podría pasarnos como individuos y como sociedad es que tras esta experiencia muchos de nosotros nos quedásemos estancados en el miedo, la desconfianza y el resentimiento. Muchos me diréis que no es para menos. Ya, tenemos derecho, es razonable y es lo que nos pide el cuerpo. Sí, pero qué ganamos; yo siento que nada que valga la pena.
No me parece fácil sacarse el miedo y el enfado de dentro cuando uno está sufriendo tanto y se siente maltratado y engañado, como muchas personas se sienten, así que no voy a proponeros fórmulas mágicas ni métodos milagrosos. Solo quiero compartir con vosotros algunos lugares emocionales en los que podemos decidir instalarnos para vivir estos duros momentos de la manera más constructiva posible y para que todo esto no nos deje malheridos de por vida.
Yo siento que las experiencias duras de la vida siempre dejan una impronta en nuestro ser y a veces esa impronta es de luz y otras lo es de oscuridad. Unas veces gracias a esa experiencia consigues crecer, aprender, ser mejor persona. Otras, todo lo contrario. Yo confío en que muchos de nosotros podamos salir fortalecidos, más maduros, de todo esto y para eso creo que es muy importante conectarse con determinadas maneras de vivir los acontecimientos. Si algo de esto no os resuena, no mueve nada dentro de vosotros, está bien, pues dejadlo pasar. Pero si alguna cosa os toca hacedla espacio dentro de vosotros y dejadla crecer, a ver hasta dónde os lleva.

Algunas lecciones del COVID-19.

Estamos conectados.

La economía, las enfermedades, la información…todo nos hace ver que los seres humanos estamos cada vez más conectados y que funcionamos como una aldea global. Lo que ocurre en una punta del mundo puede influir rápidamente en la otra punta. Pero estar conectados en sí mismo no es un valor, es más, como estamos comprobando en esta pandemia, puede ser un grave problema.
La conexión sin empatía no aporta demasiado, incluso puede ser el origen de graves problemas. Para no entendernos es mejor estar aislados y allá cada uno con lo suyo. Pero pasa que eso ya no es una elección posible; estamos conectados, vinculados, entre todos nosotros y con el resto de los seres de este planeta. Así que ahora la decisión es nuestra, de cada uno de nosotros:
¿Cómo queremos el futuro, conectados pero enfrentados o conectados y unidos?
Yo creo que el ser humano, la humanidad, está inmerso en un proceso de evolución en el que vamos comprendiendo el valor de la vida. Es ya casi un sentimiento universal que todas las personas, por el hecho de serlo, nacen y deben vivir con los mismos derechos, que todos somos iguales en derechos. Incluso muchas personas también pensamos que los derechos humanos, los derechos vitales, no deben ser patrimonio nuestro, que deben extenderse a todo lo que habita y forma esta Tierra.
Estamos en un momento crucial, un momento en la historia como nunca habíamos vivido antes. Tenemos los recursos, la tecnología y el conocimiento para crear un mundo feliz, no como el de Huxley, un mundo feliz de verdad. Solo nos falta comenzar a mirarnos unos a otros de una manera diferente. Necesitamos vernos en el otro a nosotros mismos, sentir el dolor ajeno como nuestro, vivir en una sintonía de empatía constante porque vivir de otra manera es no comprender lo básico: Estamos conectados y la felicidad individual es imposible sin la felicidad colectiva.
Decía Marco Aurelio: “Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja”
Ya, pero cómo lo hacemos. Y aquí está la paradoja: la forma más potente y profunda de influir en lo colectivo es cambiar en lo individual.
Gandhi una vez dijo:
“Somos el reflejo del mundo. Todas las tendencias actuales en el mundo exterior se encuentran en el mundo de nuestro cuerpo. Si pudiéramos cambiar nosotros mismos, las tendencias en el mundo también cambiarían. Como un hombre cambia su propia naturaleza, también lo hace la actitud del cambio mundial hacia él. Este es el misterio supremo y divino. Es una cosa maravillosa y la fuente de nuestra felicidad. No necesitamos esperar para ver lo que otros hacen”.
Dentro y fuera, exterior e interior, están también conectados. Queremos cambiar lo de fuera, pues ocupémonos en cambiar nuestro interior. Además, es el único reino de la tierra del que somos soberanos absolutos; el reino de nuestros pensamientos y sentimientos. La paz exterior que nos permitirá evolucionar como humanidad solo la alcanzaremos si conquistamos antes nuestra paz interior. Yo creo que el cambio personal es lo más generoso que podemos hacer por los demás.

Donde pones tu atención, pones tu intención.

Lo admito, a mí también me lo parece; el grado de sufrimiento social y global, en todos los sentidos de la palabra, durante estos tiempos del coronavirus está siendo salvaje. Muchos opinan que totalmente desproporcionado y es muy razonable que opinen así. Hay muchas voces críticas sobre cómo los responsables de este mundo están llevando toda esta situación, cuáles son sus intenciones y dónde quedamos nosotros, las personas de a pie. Son aspectos sobre los que podríamos (y deberemos) reflexionar y hablar mucho. Pero yo hoy voy a otra cosa.
Gandhi también dijo:
“Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras. Cuida tus palabras porque se convertirán en actos. Cuida tus actos porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos porque forjarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino. Y tu destino será tu vida”.
La vida es una realidad sutil que se acaba manifestando. Todo comienza en lo sutil, toda realidad comienza por un pensamiento que se impulsa con la ayuda del sentimiento. El sentimiento es la energía que los pensamientos necesitan para manifestarse, para convertirse en algo tangible en el mundo material.
Así que, ¿cómo podemos crear un destino maravilloso? Pues teniendo pensamientos y sentimientos maravillosos. Muchos tenemos miedo, estamos enfadados, indignados, deprimidos, decepcionados. Y es legítimo, seguro, pero no es práctico porque desde esos sentimientos y esos pensamientos es muy difícil construir nada creativo, nuevo, diferente a lo que ya conocemos y queremos cambiar.

Elegir nuestros pensamientos. La imaginación.

¿Qué hacemos cuando queremos aprender una habilidad nueva? Pues practicamos en un entorno de seguridad. Queremos aprender a dar volteretas y para ello ensayamos y ensayamos, a poder ser, en un entorno seguro. Es decir, mejor en la arena de la playa que en el cemento.
En la vida ocurre que, lo mismo que podemos aprender habilidades físicas, podemos aprender habilidades emocionales. Y el proceso de aprendizaje no tiene por qué ser diferente; practicar en un entorno de seguridad, donde no nos hagamos daño nosotros mismos ni hagamos daño a los demás. Lo que no nos suelen explicar es que ese campo de entrenamiento lo tenemos todos en nuestra mente; es nuestra imaginación.
En general no tendemos a pensar en la imaginación como en una herramienta de crecimiento, de cambio, de transformación personal. Os doy un ejemplo:
Pongamos que yo sea una persona muy colérica con serios problemas para controlar mi furia y que me gustaría poder dejar de ser tan impulsivo porque me doy cuenta del daño que puedo llegar a hacer con esta forma mía de ser. Para poder aprender una habilidad nueva hemos dicho que resulta muy interesante poder practicar y practicar hasta adquirir esa destreza. Además, en un entorno de seguridad, no vaya a ser que haga daño a alguien mientras estoy aprendiendo. Así que me planto en mi imaginación y pienso en una situación habitual en la que suela perder los nervios, pero esta vez me imagino resolviéndola de una manera serena y constructiva. Al principio es posible que no me salga, me sienta muy raro, no encuentre buenas respuestas alternativas… pero es solo cuestión de seguir ensayando, como cuando intentas aprender a dibujar o a dar una voltereta.
Esta gimnasia mental va generando nuevos programas de respuesta en nuestro disco duro y cuando, de repente, nos tengamos que enfrentar a esa situación en la que siempre respondíamos de una única manera, furiosa y coléricamente, encontraremos que tenemos opciones nuevas registradas en nuestros archivos de respuestas.
Es lo que decía Gandhi; tus pensamientos crean tu destino. Vale, si aceptamos que es así, por qué no cuidar exquisitamente los pensamientos y los sentimientos que decidimos tener. Por qué no entrenar esa habilidad.

Botiquín homeopático para el dolor emocional.

No creo que la Homeopatía vaya a resolver los problemas de la humanidad pero sí creo que puede hacer que transitemos momentos duros, como este que nos está tocando vivir, con mayor resiliencia. De hecho, según el estudio francés EPI 3, los médicos que usan la homeopatía para cuidar de sus pacientes con ansiedad, depresión y problemas de sueño utilizan con ellos un 70% menos de psicofármacos para conseguir los mismos o mejores resultados. Cuando sumamos la Homeopatía, nuestra práctica clínica mejora.
Aquí os dejo algunos medicamentos homeopáticos, a modo de ejemplos, que pueden ayudarnos a superar, a transitar, estos sentimientos dolorosos que esta pandemia del COVID-19 está generando en muchos de nosotros. La Homeopatía no nos va a anestesiar emocional ni mentalmente, lo que los medicamentos homeopáticos persiguen es mejorar nuestra capacidad de adaptación a las circunstancias, hacernos más capaces de superar las dificultades sufriendo lo menos posible.

Tratar el miedo con Homeopatía

Para tratar el miedo con homeopatía, existen varios medicamentos homeopáticos:
  • ACONITUM es el medicamento de las personas que viven en un estado permanente de alerta máxima. Son personas agitadas, nerviosas, impacientes. Quieren prevenirlo todo, saberlo todo para estar preparados y hacer frente a cualquier adversidad. Viven como si estuvieran permanentemente en peligro mortal. Es el gran medicamento de las crisis agudas de pánico.
  • CAUSTICUM puede ayudar a las personas que tienen la sensación de que algo malo va a ocurrirles a ellos o a sus seres queridos. Suelen ser personas con un gran sentido de la justicia y de la dignidad que acaban llenándose de presentimientos negativos y fobias.
  • GELSEMIUM es otro medicamento relacionado con el miedo, pero esta vez con el miedo de esas personas a las que les paraliza. Para mí se conecta mucho con las personas que sienten tanto miedo que no se atreven a salir de sus casas. Es un miedo de anticipación, un miedo a afrontar las situaciones de la vida. Las personas piensan: ¿Qué va a ser de mí?
  • ARSENICUM ALBUM puede ayudar a las personas que se sienten como ovejas entre lobos. Para ellos el mundo es un lugar hostil y amenazante, muy coherente con la vivencia del mundo que estamos experimentando actualmente, y ante esta sensación de indefensión desarrollan una respuesta compensatoria de control absoluto de la realidad. Así, se convierten en personas organizadas, ordenadas hasta la manía, meticulosas hasta el detalle. Ansiosas en general, y en particular de su salud. Muy pulcras con un miedo extremo al contagio y a los gérmenes.

Medicamento homeopático para tratar la ansiedad.

  • IGNATIA es el gran medicamento homeopático para aliviar la ansiedad que se manifiesta con sensaciones físicas de nudo en la garganta, falta de aire, todo tipo de espasmos y contracturas. Es la crisis de ansiedad con todas sus somatizaciones características.

Tratar el sentimiento de maltrato con Homeopatía

  • STAPHYSAGRIA es el medicamento principal que relacionamos con la sensación de sentirse maltratado, ninguneado, humillado, vejado. La sensación de que están siendo injustos con nosotros.

Medicamento homeopático para la cólera.

  • NUX VOMICA ayudará a personas impulsivas, determinadas, impacientes, activas y muy pragmáticas, con una escasa capacidad de tolerar la frustración y todo aquello que se oponga a sus planes y con serias dificultades para controlar sus estallidos de cólera.

Superar la decepción con medicamentos homeopáticos

  • PLATINA, PHOSPHORUS y AURUM METALLICUM pueden ayudar a esas personas que se sienten decepcionadas del comportamiento de los seres humanos en situaciones en donde se espera de nosotros lo mejor y no siempre lo damos.

Mi aprendizaje.

Que las emociones y los pensamientos son nuestros, nos pertenecen y podemos elegirlos.
Que en esta vida todo se puede aprender y que lo mismo que vemos normal y deseable desarrollar nuevas habilidades físicas también lo es hacerlo a nivel emocional.
Que las emociones y los sentimientos crean realidades y que depende de cuáles elijamos así se irá construyendo nuestra vida.
Que nadie quiere sufrir y a pesar de ello sufrimos, sufrimos mucho, así que algo habrá que cambiar.
Que difícilmente podemos intervenir en las decisiones de los demás pero que somos soberanos sobre las nuestras, así que mejor ocuparnos de lo que nosotros podemos hacer y que cada cual se responsabilice de su vida sin juzgar tanto la del otro. En definitiva, todos vivimos como podemos.
Que la vida juntos, colaborando, es mucho más dulce que compitiendo.
Mis mejores deseos para todos.


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