Todas las incógnitas sobre la muerte violenta del concejal de Llanes
La autopsia revela que Javier Ardines murió asesinado y el Juzgado de Instrucción abre diligencias de forma paralela a la investigación de la Guardia Civil
El informe preliminar de la autopsia emitido por los forenses del Instituto de Medicina Legal de Asturias no deja lugar a la duda por su contundencia: Javier Ardines González, de 52 años, el único concejal de Izquierda Unida (IU) de Asturias en el Ayuntamiento de Llanes, murió asesinado en la madrugada del pasado jueves, día 16, y su cadáver presentaba heridas en la cabeza que demuestran que tuvo una muerte violenta cuando se dirigía al puerto para embarcar en «Bramadoira», el barco de su propiedad con el que iba a pescar marisco.
Ardines era un político altruista -no cobraba sueldo por ejercer su actividad municipal- y en la actualidad tenía bajo su responsabilidad las áreas de Personal, Medio Rural, Playas y la Concejalía del Valle de San Jorge en el gobierno cuatripartito de Llanes, y era habitual en él recibir a diario a los vecinos en el consistorio, sin cita previa.
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En la España del chanchullo un gestor político que sea altruista, que viva de su oficio y no del estado, que no robe ni mienta, que no prevarique ni coheche, que reciba a los cudadanos sin cita previa cuando necesitan hablar con él, que no tenga remilgos en contaminarse con opciones políticas diversas siempre que la ética no sufra menoscabo y el objetivo sea el bien común, la igualdad, la justicia y la libertad, con la exclusión de todo lo que huela a corrupto, a abuso, a daños al medioambiente y a especulación y enjuague deshonesto, es una amenaza para el viejo tejemaneje, el sistema de toda la vida.
Según los hechos, está claro que el concejal de IU se condenó a sí mismo a muerte al aceptar esa responsabilidad y cumplirla sin concesiones a los manejos poco claros. Ése y no otro, es el mensaje mafioso del miedo que sólo las mentes e instintos degradados son capaces de repartir sin dar la cara, claro. Como si fuera un episodio más de cualquier entrega de El Padrino.
La autoría, de momento, es desconocida, pero el contenido del mensaje criminal es evidente y no sólo afecta al hecho particular sino que, además, incluye un daño social muy grave por chantaje y una concomitante amenaza colectiva: si te empeñas en hacer cosas decentes, perjudicales para la indecencia y en ser moralmente incorruptible, acabarás como ese insensato concejal de IU. Semejante evidencia criminalizadora de cualquier cambio a mejor en la colectividad social, en este caso municipal, no debería silenciarse ni amordazarse, con la excusa de no entorpecer las investigaciones policiales y judiciales. Al contrario, esa realidad debe estar bien presente y, claramente a la cabeza de la investigación, para poder atar cabos y no cortarlos antes de verlos.
Lejos de un silencio falsamente prudente, la transparencia informativa sin tabúes es fundamental para un pueblo que vive sometido a esa presión, que todos conocen y nadie denuncia, o bien porque sacan tajada (los menos) o bien porque tienen miedo (la mayoría) y no quieren problemas, y así nunca se podrá cambiar nada mientras los dueños del poder y del dinero seguirán haciendo lo peor para todos y lo mejor para ellos, en evidente rajoyismo pragmático.
Las investigaciones mejores y más completas son las que permiten contemplar más planos y posibilidades de lo ya ocurrido, no las que se amparan en dejar sólo en manos de unos pocos el control absoluto de los casos, como si la investigación fuese un taller mecánico y soterrado, donde todo son tornillos y tuercas que hay que encajar como sea, cuando en realidad ya están encajados y ajustadas por la misma consecución del hecho delictivo en sí que ha roto la dinámica de la normalidad social, más bien se trata de ver cómo ha sido el proceso del acople entre las piezas y qué "especialistas" lo han perpetrado según el hilo del rastro que inevitablemente dejan los delitos aunque a veces no lo parezca, porque no son de tipo material, sino de actitudes, mensajes y coacciones que no se ven pero se palpan. Y para eso, cuantas más ideas se barajen, más facilidad hay para encontrar el móvil y sus causas.
Claro, que esa forma de ver y descubrir no la enseñan en los cuarteles de la G.C. ni en las academias militarizadas de la policia ni en los tomos mamotréticos de las leyes en la carrera de Derecho, sino en la aplicación práctica de la ciencia y del conocimiento,a l apraxis de la vida cotidiana -no de la memoria repetitiva de solemnes loros y cacatúas togadas y a veces, sólo a base de masteres falsos-.
Por desgracia, ni la antigua LODE ni la "moderna" LOMCE se han ocupado ni se cupan de tonterías semejantes, si, total, luego, los mejores, más cómodos y divertidos pedagogos son el Iphon, la tablet y los juegos...
Obviamente, el futuro... según Silicon Valley...
¡Te adoramos, control!
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