miércoles, 22 de agosto de 2018

El horror de la evidencia y la evidencia del horror: la vergüenza de Europa

Memoria pública Un general en la reserva firmante del escrito en favor de Franco niega los asesinatos en la dictadura porque eran "condenado


Franco y Millán Astray abrazados, 1926. BARTOLOMÉ ROS
Madrid

Publico/agencias

El general en la reserva Manuel Fernández-Monzón, uno de los cinco investigados por el Ministerio de Defensa por la firma de un manifiesto que exalta al dictador Francisco Franco, ha negado que hubiese asesinatos durante la dictadura y ha subrayado que había "condenados" por tribunales "absolutamente legales".
"Fueron todos condenados por tribunales de entonces, absolutamente legales, que eran consejos de guerra", ha afirmado en declaraciones a 'El Programa del Verano' de Telecinco.
Asimismo, ha negado que haya 140.000 desaparecidos como consecuencia de la Guerra Civil y ha aseverado que la cifra es "muy inferior", como según él han demostrado "investigaciones muy recientes".
Ha cargado contra  José Luis Rodríguez Zapatero por haber terminado con la paz y la reconciliación, que "estaba perfectamente hecha", con su "ley de odio histórico."
"Pura y simplemente, lo de los 140.000 asesinados y represaliados después de terminar la Guerra Civil es mentira. Es mentira. No existen esos 140.000 asesinados ni desaparecidos", ha insistido, y ha argumentado que tras la Guerra Civil se celebraron consejos de guerra en los que hubo "condenados". "No fueron asesinados", ha sentenciado.
Por otro lado, ha cargado contra el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero por haber terminado con la paz y la reconciliación, que "estaba perfectamente hecha", con su "ley de odio histórico" (así se refiere a la Ley de Memoria Histórica). 

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"Fueron todos condenados por tribunales de entonces, absolutamente legales, que eran consejos de guerra"  Con esta frase de un general franquista queda patente el nivel en que el genocidio posterior a la guerra civil se implementó como "legalidad" en el modelo de estado español que, por cierto, los españoles jamás eligieron, tras la carnicería de la guerra civil, como tampoco hemos podido elegir aun, de verdad y sin que nadie piense por nosotros, lo que hay que aceptar desde el miedo por encima de un voto sin presiones ni amenazas, como debe ser en una democracia real.
En lo que este general seguramente no ha caído  es en que a partir del siglo XVIII, en la nueva sociedad de la Res Publica, las formas de gobierno y estado que no se eligen en las urnas y se establecen por la fuerza de las armas, el miedo y la amenaza constante, con la supresión total de derechos y libertades, aplastando a toda la ciudadanía que no se ha levantado en armas en un golpe de estado contra el poder legítimo del mismo, aunque se disfracen de "legalidad" forzada y falsa, jamás pueden ser legítimas; y es la legitimidad la única garantía ética y moral que da valor  político a los gobernantes, y que los poderes que no cumplen esa norma fundamental no tienen jamás el poder de la legitimidad, de la verdadera auctoritas concedido por la soberanía del pueblo y no por los fusiles y las bombas, para ser aceptados y obedecidos porque no queda otra, y en cuyo caso la desobediencia civil no sólo no es un crimen que merece la pena de muerte, sino un deber de conciencia ineludible para quienes tienen semejante fuerza cognitiva y motriz en su interior.
Seguramente ese general en su juventud habrá desfilado o asistido a las procesiones de semana santa, (en el franquismo especialmente, los militares desfilaban y aun desfilan, junto a la imagen de Jesús crucificado y en el sepulcro) ¿Sabrá este señor que, a ese nazareno cuya muerte injusta a manos de un poder desalmado  y que seguramente le habrá conmovido en algún devoto  desfile de imaginería, se le condenó y crucificó solamente por no pensar como sus verdugos, a pesar de que con sus actos sólo hizo el bien y no había ningún delito, altercado ni desorden o maldad que imputarle? ¿Sabrá ese general que en la posguerra civil española de los años 40 pasaba lo mismo constantemente y que a eso se le llamaba "legalidad vigente"? ¿Sabrá  ese vuecencia que aunque se llame legalidad a los asesinatos en nombre de un estado impuesto contra la voluntad popular y consenso democrático, el que sea impuesto por órdenes y sentencias  estatales no lo legitima en absoluto , porque se sustenta en  crímenes de lesa humanidad, como lo fueron los estados de Hitler y Mussolini, usados contra el pueblo en nombre del pueblo? La única diferencia es que en España las fuerzas proclives a normalizar el genocidio como sistema de poder en vez de perder la guerra como pasó en Alemania e Italia, los totalitarios armados hasta los dientes pero sin reglas morales ni formación social ni política ni humana, ganaron. Y esa fue la razón por las que instalados en la cúpula del poder lo usaron mucho más para "limpiar" de rojos,- o sea, de los diferentes a ellos-, el mapa de su patria, no de la patria de todos, solo de la 'suya', porque los demás no existían ni tenían derecho a la vida y menos a una patria que ya estaba pillada mucho antes por los más acaparadores. 

No sé qué edad tendrá ese general, pero yo nací en 1947 y recuerdo a la perfección cómo y qué pasaba en España en los años 50. Y eso que ya habían transcurrido días interminables y años, que al paso de la oca se hacían eternos. La gente llenaba las cárceles por "crímenes de guerra", aun recuerdo ver mujeres peladas al cero por ser viudas de rojos o en la cárcel por haber dado pan a los maquis en algún pueblo de cualquier comarca. Unos crímenes muchísimo más graves, según la peculiar 'legalidad' del momento, que llenar las cunetas con cientos de miles de asesinados por arrebato espontáneo y patriótico. Y con la mejor intención, ¡quién lo duda! Una bagatela de nada, xd!
Familias de viudas y huérfanos muertas de hambre a las que nadie se atrevía ayudar públicamente porque eran marginadas políticas y sospechosas de delitos imposibles aunque no tenían ni con qué cometerlos ni techo para resguardarse ni comida para no morirse. Ni zapatos para caminar y si alguien quería socorrerles tenía que ser a escondidas para no ser denunciados o detenidas si algún falangista, militar o guardia civil era testigo de esa ayuda. Recuerdo el miedo hasta en mi familia que era de derechas de toda la vida. Y a mi abuelo, guardia civil decente y mentalmente sano, haciendo el pino para salvar vidas de inocentes que se condenaban a muerte sólo en base a la denuncia de un vecino por la que se le acusaba de ser socialistas o haber frecuentado en la república charlas sobre la pedagogía de Ferrer i Guardia...o de haber pertenecido a un sindicato obrero. Eso costaba la vida de tantos padres y madres de familia, de abuelos y jóvenes, pero a la cuadrilla de los generales franquistas  esas cosas le deben resultar meras insignificancias, simples efectos colaterales normalísimos en los estados con gobiernos ignorantes que consideran la política una enfermedad que hay que erradicar y no lo que es: la capacidad social y moral para que los pueblos se autogestionen y se autoregulen mediante la convivencia por las leyes consensuadas y acordadas, con el fin de que el resultado sea el bien común y no la victoria militar y estratégica constante de unos bandos sobre otros, y por ello, los falsos políticos y mediocres ciudadanos necesitan las guerras civiles o en su defecto, las pugnas entre partidos-mafia para aplastar de cualquier modo a compatriotas molestos con los que no se sabe convivir sin destrozarlos, inhabilitarlos o hacerles el gobierno imposible con mentiras, calumnias y querellas sin fuste pero que contribuyan a la parálisis del país, como, por ejemplo reciente, ha pasado en Catalunya con las 'genialidades' obtusas del pp, solemnísimo inepto dialógico.

Para la conciencia moral de las generaciones que se formaron en aquel ambiente tóxico, esos métodos fueron letales. Basta con comprobarlo ahora en sus descendientes  para comprender el daño que ha hecho a nuestra sociedad el olvido histórico programado de la mitad de la "herencia".Ningún pepero o del partido naranja se ha educado ya en el franquismo sino en un ambiente hostil antidemocrático, tanto, que si no mandan son incapaces de cooperar con las demás fuerzas democráticas, a las que no ven compatriotas sino totalmente enemigos irreconciliables, con los que firmar acuerdos sería una humillación, un signo de derrota y no de inteligencia colectiva, necesaria para gobernar con lucidez y acierto por el bien de toda la ciudadanía, sin privilegiar cada uno a "los suyos".
Y así es natural que  de un abuelo socialista de ayer, hoy termine saliendo un Pablo Casado. Y que de un partido socialista pasado por una educación franquista de largo recorrido salga un GAL o unos EREs, o un rey desvergonzado y amoral que lo mismo va a misa que de corinnas, urdangarines y  vasiones fiscales multimillonarias y nadie en las instituciones y en los 3 poderes estatales, diga ni pío sin respeto ninguno por el pueblo pisoteado al que se supone que representan, pero,  "por respeto a la corona", que sustentada en semejante base vale menos que los derechos humanos en Somalia.
Ésas son sin duda las ataduras mediante las que Franco prometía no soltar jamás el control de los españoles. Y hasta ahora el plan le ha ido saliendo redondo.

La infancia, adolescencia y juventud de varias generaciones se  forjaron y transcurrieron en esa anomalía de cuarenta años. En la que, por ejemplo, soldados haciendo la mili por obligación y obediencia absoluta a cualquier cosa "que venga de arriba" sea lo que sea,  o estudiantes de la universidad Complutense que para recoger las notas debíamos presentar, respectivamente, en cuarteles y facultades el certificado del Hospital de San Carlos, que acreditaba que habíamos sido usados 'legalísimamente' como cobayas para probar en nosotros el nuevo experimento de la vacuna antituberculosa, la prueba  de la Tuberculina, con las secuelas que pudiese acarrear de infecciones y sintomatología adversa. Que las había. Sin preguntarnos si estábamos de acuerdo o si teníamos algún padecimiento de cualquier tipo, ¿para qué preguntar nada a unos mindundis desinformados y lelos nacidos para la obediencia ciega en el corral y el gallinero, si ya se sabe que  se van tragar todo lo que les echen? Ignorando cínicamente, por parte del el estado dictatorial, responsabilidades, derechos y deberes normales en cualquier estado de derecho. Y de las que el estado español-español, se lavaba las manos como Pilatos. ¿ A que mola mazo ese patriotismo tan chachi, mi general?

Es que se entiende el glamour que debía tener un ejército tan completito como aquel, que lo mismo se hacía unas maniobras orquestales en la oscuridad que te montaba un economato,  un 18 de julio o un 23F como quien  monta una tómbola benéfica, con ese savoir faire... Y con aquel Temístocles de El Pardo, chiquitillo de cuerpo  pero enorme en paranoia, sadismo y en trinke del fino,  capaz de compensar la escasez de su tamaño con la inmensidad de una sociopatía de dimensiones colosales. Todo un tránsito. De Paca la culona a Napoleón en versión clik de famóvil y bolsillo sin prejuicios ni escrúpulos, -a rebosar, claro-, Y todo bajo el palio plateado de la luz en el altar ¡Menuda bicoca para diseñar el modelo de estado del futuro! Así de rebién estamos ahora, mi general! De aquellas polvaredas, este pantanal de lodos y fangos podridos.

Y como es lógico en aquel mundo del disparate todas esas barbaridades eran, criminalmente, una cosa natural. Como las penas de muerte cada dos por tres, que salían en el periódico y en las noticias de la radio, tal que si hablasen del tiempo; todo era un gotero de horrores en proceso de normalización insensibilizadora, eso sí, con una paz social y un silencio absoluto, unos rosarios de la aurora y unos "con flores a María" super chulis, en aquel wonderland de la cutrez que no era solo fruto  del bienestar que nos había regalado aquel caudillo de cuento de terror, dragones y mazmorras, sino el miedo a que a cualquiera se le podía acusar de cualquier cosa por motivos hasta muchas veces falsos y que nada tenían que ver con delito alguno sino que frecuentemente, los fieles patriotas se aprovechaban de la coyuntura para quedarse con bienes ajenos expoliados a los "traidores a la patria" que no se los merecían, así que mejor, quitarles ese peso de encima mientras se pudrían en la cárcel tan a gusto haciendo amigos de machaque, y de que si eso sucedía era porque por la gracia de Dios no había justicia ni derecho vigentes capaces de impedir lo peor, sino usados para alimentarlo y hacerlo crecer como negocio y hasta premio a la fidelidad. Sí,eso era lo peor. El pastiche del gato por liebre. Y el por qué en el franquismo de los 25 años de paz no se podía salir al extrajero sin un montón de trámites y permisos antes de obtener el pasaporte. La salida de España era una prueba inicática que nos enfrentaba a nuestra crudísima realidad, en la que de una puñetera vez se te caía la venda de los ojos y contemplabas de golpe y porrazo la realidad de la que venías y no de la que creías venir. Lo que te habían contado que era España y lo que era y no era en realidad...Mejor no ponerle epítetos a la hostia que se pegaba el personal, ya desde Port Bou, Perpignan, San Juan de Luz, Biarritz o Bayona.
Los residuos nucleares que nos mangonean con nuestra cooperación, ya dan una idea aproximada del nivelazo que llegó a alcanzar la producción de la central radioactiva de El Pardo.

Así vivimos hasta que murió el dictador. Pero la cosa no acabó con él, y se ha prolongado hasta hoy, como el pp, c's y demás fenómenos inexplicables en una democracia normal se encargan de demostrar cada día, porque el miedo y la amenaza cronificados  llevan casi ocho décadas  haciendo papilla nuestra humanidad, nuestra capacida de comprensión, nuestra conciencia y hasta nuestra inteligencia y alma colectiva.
Precisamente usando el señuelo de una democracia contrahecha, para cargarse el propio espíritu democrático. Un retorcimiento franquiano de primera línea antipolítica. Como era y sigue siendo la norma del pazo estatal en que España se convirtió y aun sigue en ello.

Ya no se trata de perdonar o no perdonar (que por supuesto es fundamental), todos hemos perdonado de un modo o de otro, aunque solo haya sido por supervivencia y salud mental, como por mejorar la sociedad en que tenemos que convivir, queramos o no. Política es todo lo que afecta al colectivo humano que convive. Y cuanto más humano, más inteligente colectivo, ergo, mejor convivencia = mejor política.
Sin embargo la cosa tiene más calado. El problema más gordo y grave es algo sutil y difícil de detectar: se trata de que  tanto tiempo gobernados por la fuerza y amenazados constantemente, hundidos en la miseria espiritual, ética, cultural y humana, se ha producido una inercia que ha modificado el tejido colectivo y ha condicionado hasta el modo de asumir la vida y canalizarla sanamente, fenómeno que unido a las patologías sociales y económicas de los nuevos tiempos cosumistas a destajo e insuflados de una tecnología tan hábil y acoplable como poco inteligente y opresora, nos está terminando de dar la puntilla como proyecto geo-socio-político y económico.  
Spain is different lleva demasiado tiempo siendo nuesto mantra turístico. La marca España que nos define, pero que sobre todo, nos limita y nos recorta el sentido existencial y co-político con el resto de Europa, principalmente. Algo muy rancio, muy viejo, muy deforme y muy enfermo, pero 'mu' realmente campechano y con mucha solera, -de bodega especialmente-, que  se nos ha quedado durante décadas atascado en el sistema de desagüe social y psicoemocional, sin que siquiera lo notemos como una avería de primera magnitud. Algo que nos ha taradoy nos sigue tarando. El hierro de la ganadería con que nos han estado marcando y taladrando desde 1939. Ochenta años se cumplirán dentro de unos meses. Y aun sigue habiendo una costra endurecida que impide la cicatrización natural de los daños. Una costra que cada vez que se intenta normalizar la sociedad y el archivo de la historia, se levanta hecha una furia e intenta apuñalar las cicatrices que en países como Alemania, que también pasó lo suyo, se fueron sanando año tras año a base de conciencia y de leyes adecuadas para reeducarse asumiendo lo que salió tan mal. 
El problema es que en España al contrario que en Alemania, esa costra ha educado a sus hijos en la convicción  hasta religiosa, de que nunca pasó lo que pasó y cómo pasó, sino en el relato de una tabula rasa imposible, donde los ricos nunca lloran porque no tienen motivos y los pobres no paran de llorar porque lo que más les sobra son motivos para hacerlo, pero enganchados al móvil aunque no puedan comer si no lo hacen de contendor en contenedor o pidiendo en la puerta de Consum o Mercadona. Mientras el pp se remienda para una nueva intentona de asalto al poder y el Psoe anda en la cuerda floja para combinar el lavado de cara del partido con su crecimiento demoscópico. Y la izquierda real, como siempre trata de que su capacidad de diálogo no le quite la eficacia a sus reivindicaciones, que a veces se escoran torpemente hacia el podemismo tecno-político en la parra del quejío, pero hueco si exceptuamos el lado anticapi, y sólo resultan eficaces en el vis a vis con la realidad si las gestionan IU, Equo, Compromís, ERC y ,extrañamente, la derecha menos torpe con que contamos, el PNV, que suele dar unas lecciones prácticas de política a tocateja, que son espectaculares a la hora de más hacer y menos hablar sin decir. Tan Euskadi fashion. Afortunadamente.

Por lo demás, y en cuanto al tiranosauric sistem in falliure, en un plan tan repulsivamente hipócrita y voluntariamente ignorante, ya se pueden tapiar las cloacas para que no se vean, y ponerles encima maceteros decorativos y frascos destapados a saco de Chanel nº5, pero nadie ni nada jamás podrá exterminar el hedor que produce su podredumbre si no se hace una limpieza a fondo donde todos asuman que es imposible vivir con normalidad saludable insertos en una red de alcantarillado putrefacto a rebosar, llena de fiambres sin colocar en sus lugares adecuados en todos los sentidos, no solo en el funerario, sino además en el plano legislativo, ejecutivo y judicial, como en el constitucional que en tantos aspectos ya no da pie con bola. Empezando por el modelo de estado y la penitencia de una corona de acople chapucero, endosada al pueblo por un genocida. Y, claro, en cuanto se abre la menor brecha en semejante pozanguera, la mierda rebosa y se sale hasta por las rendijas. Lo inunda todo. No hay ambientadores suficientes en todo el territorio para combatir el pestazo, a vuencencia me remito, con todo el respeto que v.e.merece, señor (¡qué cruz!).

Una prueba fehaciente que confirma esta descripción es la insensibilidad moral absoluta y el trastorno sociópata que inhibe la empatía de las masas desnortadas y abducidas por sus manipuladores, mediante el pensamiento uniforme y al margen de cualquier atisbo de empatía con aquellos que no comulgan con la devoción debida y por ello se decreta a las primeras de cambio, el zafarrancho de combate al menor signo de alarma, ya proceda de banderas o lazos de solapa, o de gritos en plan "aporellos oé" o de abuelas diciendo en voz alta "no tenim por" ante unas inocuas urnas de cartón. Los unos bajo la égida apalizadora por decreto del piolinato y los otros bajo las melódicas estrofas de "els segadors". Y ambas, tras el encuentro proceloso,  listas para un tratamiento de psiquiatría geopolítica. Una especialidad que urge potenciar por el bien de todas. Y que deberían costear la familia Franco, los Pujol y el pp al 33'33%. para compensar los daños y perjuicios causados a España y a los españoles. Una verdadera miseria en cantidad, pero, sin¡n duda, un gesto liberador y reconciliador en lo cualitativo, que para el futuro es mucho más necesario, que la pasta, aunque la minoría choriza no lo vea así. Al menos de momento. Si lo piensan, no son tontos y el sistem in falliure no les ha dejado las neuronas para el arrastre, lo acabarán entendiendo y entrando en razón.


La dictadura dejó España en modo cuartel y hasta el 15M todo le salió redondo. Al menos la mitad del país se había quedado enredada con ese formato de Rinconetes, Cortadillos y Monipodios diplomados por la universidad del 'si te he visto no me acuerdo'.
El mismo saludo con el que despachan a la vergüenza cuando la ven pasar de lejos. Muy lejos, cada vez más, mi general.

Ains!

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