viernes, 24 de agosto de 2018

De 132.191 miembros de las FFAA, solo hay visibles cinco militares -algunos ya jubilados- capaces de defender la democracia sin miedo, ante sus conciencias en medio de un silencio impúdico del resto, que sin embargo no teme manifestarse ni escandalizar a la sociedad puestos a favor del franquismo, una traición criminal al estado como fue la del dictador con consecuencias terribles para todos menos para él y sus mecenas de la banca, pero en cambio sí temen y hasta condenan manifestarse en contra de una barbaridad semejante. Conclusión: en el ejército español domina el fascismo y la ética sobrevive a duras penas, sólo en manos de cinco personas sin miedo. ¿Demoqué?




Dos militares y un guardia civil en activo se acaban de sumar al  manifiesto antifranquista en respuesta a la  Declaración de respeto y desagravio al general Francisco Franco Bahamonde que ensalza al dictador apoyado por varios centenares de oficiales. Estas adhesiones se unen a las del cabo Marco Antonio Santos, al que Defensa ha abierto una investigación este jueves alegando que "un militar en activo no puede hacer ninguna declaración política".
Estos nuevos profesionales castrenses que se han adherido son el subteniente del Ejército del Aire, Antonio Navarro, y Carlos Vidal, cabo del Cuerpo de la Infantería de Marina. El primero ha suscrito el escrito asegurando que está "en activo", el segundo no ha añadido esta situación en su firma pero ha asegurado a eldiario.es que sí trabaja en las Fuerzas Armadas. El "guardia civil en activo" – así se presenta– Maximino Bardio también ha rubricado el escrito.


Cinco nuevas firmas

Además de estas tres nuevas incorporaciones, el manifiesto antifranquista solo ha conseguido dos más, la del cabo retirado Maximino Argüelles Martínez y la del exmarinero Alberto Romero García. Los firmantes de este documento destacan su "rechazo total" al comunicado y añaden que los militares no tienen "derecho a presionar como colectivo al Estado".
"No somos portadores de una moral superior, ni sostenemos ninguna sagrada herencia histórica. Nos debemos simplemente a la soberanía nacional que reside en el pueblo español", aseguran. Entre la veintena de apoyos que se recibieron en el primer momento destacaron el del exJEMAD, diputado de Podemos y general de Aire Julio Rodríguez, así como capitanes y cabos retirados.
Estos militares recuerdan a los oficiales firmantes del manifiesto en defensa del dictador que son "funcionarios servidores del estado" y que no tienen "derecho alguno a presionar como colectivo al Estado democrático". "No somos portadores de una moral superior, ni sostenemos ninguna sagrada herencia histórica. Nos debemos simplemente a la soberanía nacional que reside en el pueblo español", finalizan.
El subteniente en activo que se ha sumado a este escrito ha añadido una pequeña contribución a su firma. En ella destaca que Franco "se convirtió ni más ni menos que en un traidor a la Patria" por jurar la República y levantarse posteriormente "en armas contra ella". Asimismo, reseña que "su figura no merece el respeto de nadie que se considere demócrata". "El silencio también humilla a las victimas y nos convierte en cómplices de la barbarie y la traición", señala el cabo que también lo ha suscrito.

Se enfrentan a un posible castigo 

Tanto los militares como el Guardia Civil toman esta decisión a pesar de que les puede acarrear una sanción. El Ministerio de Defensa ya ha abierto una investigación al primer militar en sumarse al texto, el cabo Marco Antonio Santos. Fuentes oficiales confirmaron que Santos se enfrenta a la apertura de un expediente porque le es aplicable el régimen de las Fuerzas Armadas que recoge como falta muy grave "infringir reiteradamente los deberes de neutralidad política o las limitaciones en el ejercicio de las libertades de expresión o información".
Según el régimen disciplinario militar, Santos y los dos nuevos militares en activo firmantes del manifiesto se enfrentan a un arresto (una privación de libertad por vía administrativa denunciado por la ONU) de treinta y uno a sesenta días, la suspensión de empleo o incluso la expulsión del Ejército.
El  código disciplinario de la Guardia Civil es más garantista que el de las Fuerzas Armadas, pero también prohíbe que los agentes abandonen la neutralidad política. Realizar manifestaciones con voluntad política o partidista está tipificado como falta grave, mientras que hacerlo en acto de servicio está considerado muy grave. En este caso, la decisión no depende del Ministerio de Defensa, sino de la Dirección General de la Guardia Civil.
El castigo para los guardias no incluye en ningún caso el arresto, pero por contra contempla sanciones económicas más graves, la pérdida de puestos en el escalafón y la pérdida definitiva del uniforme. El guardia civil justificó su firma del texto asegurando que "es preocupante" que los oficiales que ratificaron el manifiesto franquista estén blanqueando a "un traidor y criminal".
El departamento dirigido por Margarita Robles ya abrió una investigación a cinco militares en la reserva por firmar el manifiesto franquista que exaltaba la figura del dictador, al ser los únicos que mantenían vinculación con Defensa. El impulsor del comunicado antifanquista, Arturo Maira Rodríguez, capitán de navío de la Armada también retirado, lamenta que el Ministerio haya actuado de la misma forma contra el cabo que firmó públicamente el manifiesto. "No se debe amenazar con la justicia por manifestarse a favor de la democracia y en contra del franquismo", lamenta.

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