sábado, 11 de agosto de 2018

El único futuro que nos queda pasa por una alianza indisoluble con la naturaleza, no con su destrucción, para ello la energía que nos solventa el problema es la solar, vital en países tan poco "solares" como Alemania, donde en estados como Baden-Würtemberg, que desde hace treinta años gobiernan Die Grünen, Los Verdes, la energía solar es el motor principal del consumo eléctrico; tejados y fachadas lo demuestran visiblemente. Allí se asombran de que España sea tan deficitaria y dependiente en energías contaminantes con el sol que tiene a su disposición. Ains!

¡Insostenible!

Un millón de tejados solares (en España)

F. Prieto | I. Marinas | J. Avellaner | R. Estévez
Publicada el 11/08/2018 -Infolibre

Paneles solares.
Paneles solares.
Europa Press
El 5 de junio de 2014 publicamos un artículo con el mismo título que éste que empezaba así: "Mire los tejados que ve desde su ventana, o vaya a un punto con cierta perspectiva, verá cientos o miles de metros cuadrados de tejados, de casas unifamiliares, de naves industriales, de azoteas, sin ningún uso. Ahora cierre los ojos e imagínelos con miles de placas solares produciendo electricidad contribuyendo, además, a una menor cuota de importaciones y ahorrando para millones de ciudadanos… Seamos serios, en España hay mucho sol; no hay gas, ni mucho petróleo, ni mucho carbón de calidad, ni mucho uranio, ni siquiera mucho viento constante; pero sí mucho sol".

Hoy, en el ardiente verano de 2018, es evidente que no hemos acertado el pronóstico, pero seguramente estamos mucho más cerca de que suceda. Las tasas de dependencia energética, siguen siendo de las más altas de Europa, situándose el año pasado en el 72,3%, frente al 53,5% en la UE, y siendo la segunda mayor de los grandes países europeos y solo superada por Italia. Dependencia que nos obliga a importar grandes cantidades de productos petrolíferos con fines energéticos (el 22% del total de las importaciones). Y mientras, el precio del petróleo y el del gas que permanece indexado a éste, se mantiene en torno a los 70 dólares por barril, produciendo una masiva salida de divisas. Además, los países de los que importamos estas materias primas no son precisamente muy estables; y, por otra parte, tampoco somos tan ricos como para permitirnos no utilizar nuestros propios recursos.

Otros países y territorios ya han apostado por este sistema, la iniciativa comulga con otras actuaciones internacionales realizadas por Japón, Alemania, Australia, o la campaña 1 Million Solar Roofs –1 Millón de Paneles Solares– puesta en marcha en California; y no son precisamente gente subdesarrollada, ni pobre, ni idiota. Por ejemplo:

California lo tiene claro: teniendo un PIB de 1,3 del de España y una población ligeramente inferior (38 millones de personas), apuesta por los tejados solares desde el 2006 cuando inició la campaña 1 Million Solar Roofs. Sólo en 2013 ha duplicado la capacidad de fotovoltaica integrada en las casas, con un ritmo exponencial –en los primeros años instalaron 1.000 MW, actualmente hay unos 8.600–. California cuenta con 8,6 GW de capacidad de energía solar, 6 GW de energía eólica y un total de 18,78 GW de capacidad instalada de energía limpia. Los costes decrecientes y las experiencias que ya funcionan como en el condado de Sonoma apoyan la apuesta de las ciudades de California. Algunos resultados son especialmente llamativos respecto al precio de la electricidad donde la solar ha ido teniendo precios decrecientes. El actual Gobierno demócrata, con apoyo republicano, tiene el objetivo global de reducir las emisiones a 2030 en un 40% por debajo de las de 1990 y lograr en esa fecha que el 50% de su energía proceda de fuentes renovables.

También es el caso de Alemania, donde hay instalada doce veces más energía solar que en España: en 2017, se instalaron en nuestro país 135 nuevos megavatios, frente a los 1,75 gigavatios que sumó el país germano. Alemania, al parecer, tiene una nueva consigna: cero nuclear y petróleo y más solar, eólica y biomasa. En 2009 el país tenía 3,8 GW de capacidad instalada y en 2015 alcanzó una capacidad instalada de más de 43 GW, la capacidad más alta de Europa y una de las más altas del mundo. La revolución renovable de Alemania llamada Energiewende está en apogeo y al parecer está dando un "tiro de gracia" al carbón, petróleo y nuclear para remplazarlas por energía eólica, solar, biomasa y otras renovables. En septiembre pasado la Asociación Alemana de Agua y Energía reportó que la energía limpia –principalmente eólica y solar– ya duplicaba la generación con energía nuclear. Los subsidios a energía solar en hogares y negocios contribuyen positivamente a ello, en una primera fase. Además, y, también en Alemania, la energía solar ya es más barata que los combustibles fósiles. Este país está otorgando incentivos y subsidios para la instalación de paneles solares en los sistemas de calefacción y generaron cientos de miles de empleos en Alemania demostrando la importancia de este sector, más allá de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

En Australia, país con altos niveles de exposición solar, según el Clean Energy Council de 2018 se instalaron 1,1 GW de energía solar fotovoltaica en el mercado de pequeña escala –implantando 172.000 tejados, todo un récord para la industria solar en el sector–, crecimiento similar al ocurrido en las instalaciones de tamaño medio y grande que totalizan 450 MW. Además, se señala el avance en instalaciones en tejados que incluyen almacenamiento con baterías que, en 2017, alcanzó el 12%, aportando un porcentaje interesante de energía firme al sistema de distribución.

En el Reino Unido, Turquía o Francia también se ha avanzado en la implantación de energía solar al sistema eléctrico. En el Reino Unido han sido decisivo el apoyo y el ejemplo de la propia administración, con un programa para instalar cuatro millones de paneles solares (aproximadamente 1 GW) en todos los tejados de los edificios públicos hasta al 2020; y de algunos ayuntamientos como el Bristol, que espera implantar hasta 1 GW de electricidad fotovoltaica en los tejados públicos y privados. Algunas empresas, caracterizadas no precisamente por su torpeza –como Google– también han apostado por la energía fotovoltaica. En la fábrica de Jaguar, en Staffordshire, se ha inaugurado el mayor tejado solar del Reino Unido, con 21.000 paneles y una capacidad de 5,8 MW. Y así habría miles de ejemplos a señalar, también en España podrían señalarse algunos y no solo en grandes centrales, sino en pequeñas instalaciones domésticas o en integración en edificios (Torre Garena).

Mientras tanto, aquí, la población y las empresas se sienten como un gato encerrado observando el horror del precio de la energía en España –en julio de 2018, un 8%– y no solo el precio sino el embrollo legislativo energético, por decirlo de una manera misericordiosa, en que estamos sumidos entre las energéticas y los diferentes gobiernos. Con sus puertas giratorias, docenas de decretos contradictorios apoyando unas u otras tecnologías según determinados intereses y decisiones no apoyadas en criterios que deberían ser tan evidentes como el ahorro, la innovación, el medio ambiente o la competitividad.

En el periodo político de Zapatero en medio de una gran confusión legislativa y regulatoria se iniciaron miles de huertos solares lejos de los lugares de consumo, lo que implica fuertes pérdidas por el transporte, mientras miles de hectáreas de naves de polígonos industriales y de tejido urbano no se utilizaban para poner placas en el propio consumo. El código técnico de la edificación se fue modificando entre 2004 y 2007 y, cuando se aprobó, se dio un plazo de un año para que los constructores pudieran incluirlo en los nuevos edificios; no obstante, desde el 2008 nadie hizo una casa nueva en España, con lo cual no se instaló ni un nuevo tejado solar.

El gobierno de Zapatero en 7 años no fue capaz de legislar en este sentido y el gobierno de Rajoy fue todavía peor. La legislación actual, diseñada por las eléctricas convencionales, complica el escenario para el autoconsumo y la energía distribuida. En resumen, una legislación que impide de hecho el desarrollo de las instalaciones fotovoltaicas domésticas, al contrario de lo que está sucediendo en los territorios más avanzados. El precio del panel solar durante las dos últimas décadas ha descendido su precio y mejorado sus rendimientos hasta situar el precio del kWh producido por debajo de la energía obligada a comprar a la red.

Es cierto que habrá que solucionar algunas cuestiones, tales como el uso de la energía en las horas de mayor insolación –adecuando la demanda y el uso de aparatos a ese momento–, potenciando sobre todo el uso de almacenamiento de la energía –aquí el coche eléctrico podría ser una excelente alternativa de apoyo– o evitar el volcado simultáneo a la red de miles de instalaciones. Pero aquí, tenemos excelentes ingenieros y una experiencia de primera línea en integrar la producción de las renovables en el sistema. Además, la tecnología ha mejorado mucho en los últimos años, y no se habla de alta tecnología, en ningún caso, sino en aprovechar el tirón de las TIC o el almacenamiento en movilidad, entre otras. El tema, tiene una parte de hágalo/sígalo usted mismo, pero especialmente un componente importante de creación de empleo local –¿hace falta recordar el paro de este país?–, una parte de innovación –en estado lamentable, en general–, y resultados de ahorro puro y duro para las familias –y para el país, claro, en forma de divisas–.

Se trata tan solo de producir electricidad con paneles fotovoltaicos y agua caliente con captadores solares, utilizando los tejados y cerramientos de los edificios. No es tan difícil. Es mucho más complicado importar gas, extraerlo, presurizarlo, meterlo en buques metaneros, despresurizarlo y guardarlo en depósitos en el mar. ¿Son seguros los depósitos de gas natural en Doñana o era seguro Castor? Transportar el gas por complejos gasoductos a través de miles de kilómetros por todo el país –hasta su combustión en las casas– con todos sus correspondientes sistemas de seguridad para algo tan complicado como calentar agua o producir parte de la electricidad –y todo ello sin contaminar–.

El caso de Madrid

Cubrir el cielo de Madrid con placas solares permitiría abastecer la mitad del consumo eléctrico de la capital. El Observatorio de la Sostenibilidad (OS) ha publicado un informe preliminar que analiza el potencial de producción de energía solar de los tejados de Madrid. Así, el despliegue de placas fotovoltaicas bajo el cielo de la capital permitiría abastecer el consumo eléctrico de 1,2 millones de personas o el equivalente al 51,4% del consumo de la capital registrado en 2016. También ayudaría a reducir las emisiones en 3,17 millones de toneladas de CO2. El principal fin de este estudio es visualizar la posibilidad real de producir en puntos muy cercanos el consumo de energía de una forma económica y alineada, además, con la erradicación de la pobreza energética.

La responsabilidad de las ciudades por disminuir sus emisiones de CO2, tal como establece el Acuerdo de París, ha llevado a OS a estimar la superficie disponible para la instalación de tejados solares en Madrid. Porque aunque no sea un censo exacto es una estimación fiable, pues combina dos fuentes de información fidedignas: el Plan Nacional de Ortofoto Aérea (PNOA) y el Sistema de Información de Ocupación del Suelo de España (Siose). Podrían cubrirse hasta 13.444 hectáreas de superficies con generadores fotovoltaicos, de los cuales se estiman 6.722 hectáreas como energéticamente viables. Tejados solares que se podrían instalar en aquellos edificios que tengan posibilidades de integrar paneles en las terrazas, azoteas, tejados o cubiertas. Iniciativa que ya se debía haber incentivado desde el Ayuntamiento.

En cuanto a costes, la inversión movilizada se situaría en unos 5.800 millones de euros, con una amortización por debajo de los cinco años; el ahorro podría alcanzar hasta 1.000 kWh por hogar, estima la OS. "No hay ninguna razón para que las naves industriales, polideportivos, Ministerios o el resto de edificios públicos –donde es más fácil y barato intervenir– no apuesten por los tejados solares". En suma debe señalarse como guía a la obligada legislación europea sobre Edificios de Consumo Casi Nulo (EECN), que se resume en que "no tendría que construirse ni un solo edificio nuevo sin fotovoltaica y, por supuesto, hay que realizar actuaciones en el casco urbano de manera paulatina y continua para integrar el resto". Asimismo, hay que apostar por la innovación de nuevos materiales en la edificación: paramentos activos, tejas solares, cristales semitransparentes con producción fotovoltaica, entre otros. En 2030, Madrid debería tener 50.000 tejados activos –actualmente, se estiman en 1.000–, desde una legislación proactiva que obligue a que todos los edificios nuevos tengan el máximo posible de autogeneración eléctrica; realidad que se impondrá a la larga, incluso a pesar del impuesto al sol y las barreras.

Cambios concretos

Hasta ahora ha habido una importante inseguridad jurídica creada por las medidas de retroactividad respecto a la legislación en renovables que deberá asumir el cambio y creer en un nuevo escenario completo de generación y gestión: generación distribuida, autogeneración, gestión blockchain, etc. Pero, en concreto, son necesarias actuaciones inmediatas:
 
  • Eliminación del impuesto al sol en las instalaciones mayores de 10 kW.
  • Simplificación de los trámites para que cualquiera pueda instalar placas solares en su casa (en instalaciones menores de 10 kW).
  • Nuevo marco de integradores, gestión comunitaria y compartida, etc.

El artículo acababa así: "La instalación de tejados solares puede contribuir a paliar que siga ocurriendo algo tan absurdo en pleno siglo XXI como la pobreza energética, cuando se dispone de una gran variedad de fuentes de energía renovables que deben producir el cambio de los escenarios, de los actores y los beneficiados y superar algo tan grotesco como que los integrantes de un hogar pasen frio o dediquen un porcentaje muy importante de sus ingresos a pagar la factura eléctrica. Vemos que esto ya está sucediendo en California y en otras partes del mundo, como se ha comentado.

La energía distribuida y el autoabastecimientos son las claves para disminuir la dependencia energética del país; en definitiva, una alternativa generadora de empleo –que falta nos hace–, económica y que debe beneficiar a todos; esto es un motor de la sociedad. En muy pocos años, y ustedes lo verán, lo veremos todos, e independientemente del cualquier gobierno, y del poder de los lobbies y algunas empresas ancladas en un pasado superado, el futuro será solar, y casi todos los tejados que usted ven desde su casa serán solares… Y no será una alucinación sino el reflejo del cambio.

Vuelva a cerrar los ojos… Ahora ábralos… ¿Empezamos ya? Pues eso.

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