miércoles, 4 de julio de 2018

El muncipalismo en red solidaria, comarcal y territorial, es la mejor forma de estado y el camino más natural para una organización de base social más justa, igualitaria y democrática

Las ciudades necesitan viviendas para sus habitantes, no para los inversores

Como alcaldes de Londres y Barcelona, creemos que estamos ante una emergencia. La forma en que funciona el mercado de la vivienda debe cambiar
La PAH considera "insuficiente" la anulación de las cláusulas de suelo
Ada Colau, durante un acto de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en 2013, de la que entonces era portavoz. EFE
Durante muchos años, ciudades de todo el mundo han estado enfrentándose a una creciente agresividad y especulación en el mercado inmobiliario –de especuladores que ven la vivienda en nuestras ciudades como un bien del que sacar beneficio en lugar de hogares para la gente a la que representamos–.
En muchos casos, los especuladores toman decisiones a miles de kilómetros de distancia. Sin embargo, su impacto en la vida y el alma de nuestras ciudades se siente muy cerca de casa. El centro de nuestras ciudades corre el riesgo de quedarse vacío a medida que se desplaza a comunidades dinámicas, se cierran tiendas y aumenta el precio de la vivienda de forma exorbitante.
Nuestros grupos comunitarios y gobierno local, como la parte de la vida cívica más cercana a la gente y más sensible a sus problemas cotidianos, a menudo han sido los primeros en advertir de los riesgos que estas prácticas traen consigo en cuanto a la supervivencia de nuestras ciudades.
Para que los líderes de las ciudades puedan abordar este problema, necesitan urgentemente más recursos y poderes para aumentar la oferta de alquiler social y otros tipos de vivienda asequible y para reforzar los derechos de los inquilinos.
Las ciudades no son simplemente un conjunto de edificios, calles y manzanas. También son la suma de su gente. Ellos son los que ayudan a crear vínculos sociales, construir comunidades y desarrollarse en los lugares de los que estamos tan orgullosos de vivir.
Por eso estamos resueltos a cambiar la forma en que funciona la vivienda en las ciudades que representamos. Estamos construyendo más viviendas de alquiler social y asequibles, haciendo todo lo posible para fortalecer los derechos de los inquilinos y tomando medidas drásticas contra las malas prácticas de constructores y propietarios siempre que podemos.
Pero nos enfrentamos a un problema complejo que opera a nivel global. Nos siguen faltando el poder y los recursos que nos permitirían regular el mercado inmobiliario, proteger los derechos de los arrendatarios a quedarse en sus casas y hacer de la mendicidad y las noches al raso algo del pasado.
Mientras tanto, nuestros gobiernos nacionales, por contraste, parecen contentos de abandonar las ciudades a su suerte. Les pedimos que aborden este problema dándonos los recursos y poderes que necesitamos para construir todos los alquileres sociales y otras viviendas asequibles que necesitamos y para asegurarnos de que los inquilinos estén protegidos en sus casas. Las ciudades globales se enfrentan a una emergencia de vivienda. Si no nos aseguramos de que el propósito de la vivienda es, antes que nada, proporcionar hogares a nuestros ciudadanos en lugar de bienes de especulación, nos costará mucho construir ciudades habitables para nuestros ciudadanos y para las próximas generaciones.
Alcaldes y gobiernos locales de ciudades de todo el mundo están trabajando juntos para compartir conocimiento y encontrar soluciones a la crisis de vivienda. Es nuestro deber hacer todo lo posible para mejorar las vidas de los ciudadanos y que estos se involucren totalmente en nuestras comunidades. Solo tendremos éxito si podemos asegurarnos de que todas las personas en nuestras ciudades tienen acceso a una vivienda decente, segura y asequible.
Ada Colau es la alcaldesa de Barcelona y Sadiq Khan es el alcalde de Londres
Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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