domingo, 29 de julio de 2018

El marco incomparable de las peras y el olmo

Huida hacia delante inexplicable

Si Pablo Casado no se hubiera presentado a las primarias y hubiera continuado siendo un simple diputado, es posible que la jueza ya hubiera enviado la memoria razonada al Tribunal Supremo y que se hubieran activado presiones para que dejara el acta de diputado







Casado muestra toda la documentación de su máster, que hizo para un doctorado
Casado muestra toda la documentación de su máster EFE
Que Pablo Casado decidiera presentar su candidatura a la presidencia del PP en el pasado Congreso Extraordinario de dicho partido, teniendo conocimiento de que la jueza Carmen Rodríguez-Medel se había  dirigido al Congreso de los Diputados a fin de que certificara su condición de parlamentario, en el marco de la investigación sobre el alcance de las irregularidades detectadas en el Máster oficial “Derecho autonómico y local” impartido por la Universidad Rey Juan Carlos, se entiende sin ninguna dificultad. A nadie se le oculta que no es lo mismo dirigir una exposición razonada al Tribunal Supremo sobre la conducta de un diputado que hacerlo sobre la conducta de un diputado que es el presidente del PP y candidato por tanto a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales. Y tampoco es lo mismo para el Tribunal Supremo atender dicha exposición razonada e iniciar una investigación contra el Pablo Casado simple diputado de número, que contra el Pablo Casado Presidente del PP.
La presentación de su candidatura a la Presidencia del PP es perfectamente lógica como estrategia de defensa frente a la investigación de la jueza Carmen Rodríguez-Medel. Si Pablo Casado no se hubiera presentado a las primarias y hubiera continuado siendo un simple diputado, es posible que la jueza ya hubiera enviado la memoria razonada al Tribunal Supremo y es posible que se hubieran activado presiones para que dejara el acta de diputado. Posiblemente su carrera política ya habría terminado. La presentación de su candidatura le ha servido como escudo para retrasar, por el momento, la remisión de la exposición razonada al Tribunal Supremo. Hasta dónde llegará la protección, lo sabremos en no mucho tiempo, ya que la investigación judicial parece que está muy avanzada y ya hay tres compañeras de Pablo Casado, en una situación sustancialmente idéntica a la suya, que han sido citadas como investigadas. No parece, en consecuencia, que se pueda demorar mucho el envío de la memoria razonada sobre la conducta de Pablo Casado al Tribunal Supremo.





Lo que no se entiende es que, teniendo conocimiento la dirección del PP de esta circunstancia judicial que afectaba a Pablo Casado, no haya expresado ninguna reserva contra la presentación de dicha candidatura. La huida hacia delante de Pablo Casado es explicable. Personalmente no tenía nada que perder. Todo lo contrario. Pero, para el PP, es completamente distinto. Con Pablo Casado como diputado de número, el PP pagaría un coste en el caso de que la jueza Carmen Rodríguez-Medel entendiera que tenía que elevar su investigación al Tribunal Supremo, pero el coste sería insignificante comparado con el que tendrá que pagar si finalmente el asunto llega al Tribunal Supremo con Pablo Casado como Presidente del partido.
Prudencia no es cobardía y una mínima prudencia debería haber conducido al PP a impedir la presentación de su candidatura por parte de Pablo Casado. El PP ha vinculado casi su propia supervivencia a la suerte judicial de Pablo Casado. El PP no se encuentra en condiciones de repetir unas primarias en los próximos meses, que es lo que va a tener que hacer si el Tribunal Supremo entiende que tiene que investigar la conducta de Pablo Casado. Con el calendario electoral que se avecina, correr este riesgo es suicida.
Es posible que la jueza Carmen Rodríguez-Medel no acabe elevando el asunto al Tribunal Supremo, aunque, a la luz de lo que sabemos de lo investigado hasta el momento, no parece probable. Es posible que, aunque el asunto sea elevado al Tribunal Supremo, este entienda que no hay motivo para abrir una investigación sobre la peripecia de Pablo Casado en el Máster de “Derecho autonómico y local”. Pero ¿y si no es así? ¿Y si la exposición razonada tiene tanta consistencia que resulta imposible rechazar la apertura de una investigación? Por la acumulación de irregularidades que vamos conociendo, da la impresión de que es lo que va a ocurrir. Y la notoriedad del caso conlleva que todas las luces estén puestas en el Tribunal Supremo, si efectivamente el asunto acaba llegándole.
La huida hacia adelante del PP no se entiende. Correr el riesgo de que su presidente acabe siendo procesado y tenga que dimitir después de haber tenido una sustitución tan traumática como la de Mariano Rajoy, resulta inexplicable. Un “partido de gobierno” no puede vincular su suerte a la de ningún individuo, pero mucho menos a la de uno sobre cuya conducta se acumulan indicios de irregularidad. Puede que Pablo Casado no haya cometido ningún delito, pero, que su conducta es éticamente injustificable, es algo de lo que no se puede dudar. Jugarse la supervivencia del partido a lo que pueda resultar de la investigación judicial de dicha conducta injustificable, es temerario.
Y dejo de lado la posición tan difícil en que se puede acabar colocando al Tribunal Supremo, que es algo que un partido que ha sido partido de gobierno de España debería tener muy presente.   

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::  

Reconozco que me asombra el asombro de quienes a estas alturas de la Historia, y viendo lo que hay, aun se muestran sorprendidos y descolocados por los métodos impolíticos  y simplemente impresentables del pp. Como si tal cosa fuese algo rarísimo y anómalo, desacostumbrado,  que sucede por primera vez   en el  paisaje patrio, según se escupe y se cocea, especialmente a la derecha. 

No sé si será por delicadeza en los modales, por esas buenas maneras cortesanas y eclesiales al estilo Hidalgo del Lazarillo, que marcan las poses públicas patrióticas de Españistán, sobre todo desde la dictadura hasta hoy, para que nadie diga que somos unos radicales intolerantes y verduleros argumentales. Y eso está muy bien, pero si nos pasamos en benevolencia formal y tontorrona, pasa lo que pasa: que acabamos siendo "tontos solemnes" según definición de Rajoy, respecto a los exquisitos modales y consideraciones aúlicas con que  Zapatero trataba el pp de igual a igual, dando por hecho que ambos partidos, estaban empeñados, alternativamente como gobierno y oposición, en trabajar para el bien común al servicio ciudadano y no como caciques cortijeros en dos bandos de pirañas impolíticas a la greña, que eran y son los "ideales" y sustancia de Rajoy y 'su asociación con ánimo de delinquir' como la ha definido en su sentencia sobre la Gürtel hace un par de meses, hasta el mismo Tribunal Supremo, mayoritariamente malgré lui, todo hay que decirlo,  y sin embargo, rendido irrevocablemente a la implacable evidencia delictiva, que ha dado lugar a la justísima y más que necesaria moción desinfectante de censura, que nos ha liberado del yugo y las flechas en versión pseudodemocrática. No, esto no es lo normal en ningún país demócrata y en el que hay un estado de derecho no retorcido a gusto del gobernante de turno, sobre todo formando parte de una Unión Europea que pretende ser la "madre" cultural y evolucionada de los DDHH y el humanismo político universalizado y ejempar. ¡Ja! Para la que una España en tales tesituras es un verdadero marrón en todos los sentidos, menos en el de su ejemplar antixenofobia y capacidad generosa de acogida, natural y mayoritaria. Cuya virtud no encaja para nada con el pp de marras y su filosofía terminator para todo lo que no es rentable en provecho de su negocio político.
No, tampoco están repartidos en compartimentos-estanco la falta de ética y el buen gobierno, ser buena persona individual y un mal bicho gobernante. Ser un cerdo haciendo jugarretas para trepar mejor, con impunidad incuida legalmente en las instituciones, y al mismo tiempo lograr un estado respetable, democráticamente sano y justo, donde crezca el PIB por encima de la miseria provocada por la ambición y los tinglados indecentes del fraude en todos los estamentos del poder político y económico. En realidad el verdadero bienestar más que en la cantidad de recursos se basa en la gestión justa y solidaria de los mismos. No, no se pueden hacer obras colectivamente dignas -que es de lo que trata la verdadera política- siendo infrahumanos y psicópatas carentes de empatía personal y grupal, ya que no se puede superar la complicidad y el colegueo en cuestión de relaciones humanas porque no existe perspectiva superior ni ética personal ni valor moral colectivo con el que gobernar. 

 A lo largo de tantos años de un biparty cada vez más obsceno, nos está quedando clarísimo que esto más que un asunto político, en las esferas del poder partidista, es un juego inútil y peligroso, que termina por  alimentar a las gallinas y a los cerdos con pasteles de crema y soufflés de limón, y a los seres humanos con el picoteo de hierbas de corral y de campo, poco sustanciosas y algún brebaje de comedero oportunista según las urnas. 
Seguramente por ese método alimenticio este pobre país esté cada vez peor en lo que se refiere a las instituciones y cada vez mejor en conciencia de base social, que la flor y nata del cutrerío mandamás ha dado en llamar populismo como si fuera la Argentina de Perón y Evita o la Venezuela de Chávez. No es el caso. Aquí hay capacidad gestora grupal que crece exponencialmente en la medida en que el estado institucional nos demuestra su discapacidad ejecutiva y sobre todo como entidad basada en lo humano con sentimientos más que en lo financiero con máquinas calculadoras. Un fetichismo de líderes estrepitosos cada vez más endeble e inoperante y una confianza creciente y cada vez mayor en la fuerza colectiva organizada en red solidaria. La experiencia directa es la fuente de apoyo y razones para ir por un camino nuevo y cada vez con menos miedo y más certezas que refuerzan la experiencia misma y la potencian, hasta haber llegado a los ayuntamientos, que no son "de podemos", sino de la ciudadanía normal que se ha presentado a la elecciones a través de la elección asamblearia de Mareas e ILPs de todo tipo. En ese criterio funcional mucho más cerca de un nuevo vínculo social, que de un populismo teledirigido, están las bases indiscutibles de ayuntamientos como Barcelona, Valencia, Madrid, A Coruña , Cádiz o Zaragoza...y lo más importante y menos espectacular: los ayuntamientos pequeños, las comarcas...que es donde de verdad se cuecen los cambios importantes. Eso es lo que los anticapitalistas de Podemos han comprendido desde el principio. Y lo que está haciendo en Andalucía la Izquierda. No un cisma de poderes sino una propuesta vital para la democracia de base cívica y ética, activa y participativa. Mucho más cerca de la realidad y la praxis que de las fanfarrias teóricas ya conocidas por su poder domesticador de voluntades y pensamiento. Por su rancia y apolillada demagogia de siempre. Que viene a enmascararse en gestos, atuendos y cháchara, para acabar en lo de siempre: en no incomodar al Ibex35 y a sus beneficiarios giratorios. A ese concepto de que el poder solo sirva para bien si lo controlan los arcontes y el pueblo se somete a lo que ellos decidan sin consultarle ni tener en cuenta que si el pueblo es soberano no puede estar al margen de su propia soberanía dejando que la manipulen cuatro gatos bien pagados, que con el tiempo se van separando de la misma realidad que ha hecho posible su poder.
Para tener clara la situación, hay que usar además el lenguaje con la claridad y la precisión que requiere esa responsabilidad política. Si alquien engaña y tima con unos estudios no realizados, se le llama mentiroso y timador, epítetos que en esos casos no son insultos sino la definición de sus actitudes y si esas actitudes además se usan como artilugios para acumular poder político, sostenido por los impuestos ciudadados, la cosa se agrava con el cohecho alevoso de la corrupción de las instituciones del estado. Y si hay prevaricación, por parte de tribunales y jueces o fiscales, lo mismo. Ambas "virtudes" son ramas del mismo árbol: la corrupción. Y de ellas se alimentan los masteres fraudulentos, las campañas electorales sufragadas por los empresarios que luego se forran a costa de encarecer las contratas públicas por parte de los gestores , para que se lo lleven crudo. 
No es gratis el máster que no pagan Cifuentes o Casado: lo estamos pagando todas y todos con nuestros impuestos y nuestra tolerancia, porque de ellos se pagará a "los premiados" que se han enchufado, intrigado, cambiado datos e inventado diplomas para llenar de títulos a quienes en realidad son sólo máquinas de poder y aplastar, para evitar que la ciudadanía alcance sus derechos y disfrutar y no padecer,  un estado igualitario y democrático de verdad. Puesto que democracia no significa que el poder se reparte en dos facciones siempre las mismas, porque a las demás se las margina y bloquea, sino en que la ciudadanía decida en limpio y sin pucherazos técnicos de por medio, cómo y por quién prefiere que se gestionen sus necesidades, derechos y deberes. Quedó clarísimo en las últimas convocatorias el deseo de la ciudadanía: el fin del biparty. Lo mismo quedó de clara la incapacidad y la actitud nagativa y cerrada tanto de los viejos como de los nuevos políticos, que  -excepto los más lúcidos y abiertos como IU, Compromís , Equo, PNV y ERC,- se inclinaron por intentar más de lo mismo, incluyendo a Podemos y C's en la lista de repetidores anti coaliciones y pluralidad. Y eso que iban  de estreno, en cuanto vieron la posiblidad de meter cazo en el gobierno se les vio el plumero divinamente. A los cuatro muleros, que sin Lorca se nos quedaron en agua de borrajas como pp y Psoe. ¡Qué momentazo devastador de monsergas!

Si todo ese itinerario de la conciencia colectiva se camufla en los recovecos de lo accidental, en lo anedóctico, en lo impactante que se esfuma en cuatro aullidos mediáticos y no se decanta la realidad potente y serena en el lenguaje, llamando por su nombre las acciones y los hechos de los individuos cuyas conductas deplorables nos arrastran a la ruina y a la depresión colectiva, la sociedad, que ahora mismo depende de la información mediante la imagen y el sonido que debe explicar y clarificar la palabra, se queda siempre a dos velas. entre paridas y  golpes de ingenio en las redes. Llena de estruendo psicoemocional sin solución de continuidad y sin capacidad material ni temporal para colar la morralla y decantar  la mena de la ganga, como en las minas. 

El pp, tal y como nació, se comportó y se comporta desde siempre, no puede ser jamás un partido sano, democráticamente normal, - si lo viejo y oscuro no se disuelve y se refunda con otros elementos que no sean tóxicos ni estén podridos- porque no sabe de facto qué es la democracia en acción. Y cuando se lo explican se aterroriza, se asusta y se encierra en su refugio seguro del miedo, la amenaza y la fatalidad, en el Valle de los Caídos y en los templos del pánico escatológico. Desde allí, aposentado en la mugre añeja, se ha reído públicamente del propio pueblo al que explota con mentiras pre-electorales, caretas de falsa eficiencia económica y utilizando al propio poder judicial al servicio de sus intereses. Ha hecho, desde que lo conocemos, todo lo contrario de lo que España quería lograr al fin de la dictadura: ha ido reproduciendo los tics del franquismo servidos a dosis constantes con sacarina y leche desnatada, hasta convertirlos en el pan negro y duro de cada día. 

Y no sólo tenenemos que decirles estas cosas a la cara en cualquier ocasión que se tercie, aunque no dejen hablar, chillando como posesos en paralelo para que nadie escuche verdades sobre sí mismos que ellos no quieren reconocer porque en su sistema, reconocer errores y corregirlos no es mejorarse mediante la autocrítica para mejorar el entorno, sino perder poder y humillarse.  A quien piensa y se civiliza, lo marginan, sólo hay que ver el vacío y el ninguneo que ha obtenido Margallo, al parecer la única mente que no disfunciona en el conjunto pepero y hasta el poco caso que le han hecho los medios en la campaña corralera que hemos soportado aun sin querer en las noticias.
Por eso no dimiten nunca y a quien dimite lo desprecian por débil y falto de fuerza. En esos casos, mejor dejarles soltar todo, pero luego exigir a los moderadores de tertulias -con el permiso de sus inversores, ¡claro!- que sean justos en los tiempos y permitan hablar sin cortes a los demás durante el mismo tiempo y espacio que les dan a ellos, sin que interrumpan, y si los peperos no cumplen las normas que sean expulsados sin remisión de la programación y no vuelvan a ser invitados hasta que aprendan y  declaren por escrito y lo lean ante las cámaras, que van a  escuchar eso que nunca aceptan oir. Y van, por fin, a aprender la diferencia entre improperio, arrogancia e insulto a la inteligencia y diálogo entre iguales. No se puede valorar como demócratas a quienes usan la democracia para degradarla y cargársela, la tenemos que cuidar y conservar en buen estado, si no queremos que la novela por entregas de Isaac Rosa y Manel Fontdevila que edita estos días eldiario.es se haga realidad ppalppable cualquier día de estos. 

Y sobre todo, no pongamos paños calientes eufemísticos a una realidad que está que arde, sino paños frescos y calmantes que depierten del sopor a los habituados a vivir de las rentas deseducacionales del franquismo capitalista, fascista irredento y desalmado; paradójicamente no se trata de envolver la realidad en papel de regalo para que no se ofendan, sino decirles la verdad sin violencia ni malos modos, pero llamando a las cosas por su nombre y sin retruécanos. ¿Qué eufemismo se usa para desahuciar o dejar a alguien sin empleo o con una pensión miserable tras una vida de trabajo sin parar, sin libros de texto o sin beca para estudiar aunque se sea un Einstein, o sin seguridad social en las farmacias sólo porque no se le permitió cotizar, por ejemplo, como chófer, asistenta o cuidadora? Esas barbaridades perpetradas contra los seres humanos quitan el derecho a la igualdad por ambos flancos y permiten que comencemos a pasar de ese tipo de gente a la hora de tener en cuenta su importancia en la política, porque son un cáncer y a esa enfermedad no se le pregunta qué va a hacer, ni se la contempla; sencillamente, se la erradica cuanto antes para curarla y hacerla desaparecer. 

Hay que aceptar que la anomalía no es la conducta del pp, sino la misma sustancia del pp en sí. Lo anómalo es que haya conseguido durante tantos años que se le admita como normalidad social y política, pensando lo que piensa, diciendo lo que dice y haciendo lo que hace, sin el menor indicio de conciencia ni arrepentimiento al ver los resultados de su acciones en la sociedad. Es un fenómeno marginal voluntario; marginados con pasta, pero marginados, al fin y al cabo. Como esos mendigos que piden limosna amenazando, "porque más vale pedir que robar..."y la gente pica y les da unos céntimos para que sigan igual en vez de negarse y ofrecerles la posibilidad de acompañarles a un centro social donde pueden ayudarles mucho mejor que estando tirados en la calle. Lo 'normal' es que no acepten y hasta se enfaden. Como el pp. Igualitos. Idéntica reacción, y la demostración de lo poco que se diferencian en realidad ricos de pobres cuando se es miserable por encima,  o por debajo más bien, de pobreza  y riqueza. 

No, lo raro no es que el pp esté donde está, lo anómalo es que en una democracia del siglo XXI haya aun un espacio político tan grande reservado para quienes la están destrozando y que no existan leyes protectoras de los derechos de la ciudadanía que lo impidan, precisamente, por alarderar de demócratas sin serlo y tener una justicia, en el mejor de los casos, secuestrada como afirman en su libro Nacho Escolar y Ximo Bosch, y en el peor de ellos y más frecuente, cómplice de todas todas. Eso sí que debería tenernos en vela y no sesteando por esos medios y esas audiencias de dios.

No hay comentarios: