sábado, 21 de mayo de 2016

Asuntos escabrosos


Jorge Bezares

21 may 2016 (Público)

Leo con cierta sorpresa que Hacienda, que éramos todos hasta no hace mucho, alerta a TVE de “un grave problema ético” con la serie televisiva Cuéntame. La tribulación tiene su origen en la imputación de dos de sus protagonistas principales, Imanol Arias y Ana Duato, por un presunto delito de fraude fiscal (tres millones de euros entre los dos).
Según cuenta El Mundo, “la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) –el holding público adscrito al Ministerio del que depende RTVE- ha trasladado a la dirección de la corporación sus críticas a la, como mínimo, falta de ética de Arias y Duato”. Al parecer, incluso cuestiona la continuidad de la longeva serie televisiva, que ha alcanzado la temporada número 17. El próximo 26 decidirá el consejo de administración de RTVE si la prolonga o no una más.
A mí personalmente me parece una barbaridad este desgarre de investidura de Hacienda y la Sepi. En primer lugar, si hay que ajusticiar públicamente a Arias y a Duato habrá que esperar a que haya una sentencia firme que los crucifique previamente como defraudadores.
En segundo lugar, ambos dos son actores y no necesariamente comparten sus respectivas vidas con los personajes que representan.
Pero bueno, supongamos que Hacienda, la Sepi y este Gobierno que nos viste y calza tienen razón, que hay que poner el listón bien alto para que aflore hasta el dinero del calcetín de nuestras abuelas.
Bajo esta doctrina, Bertín Osborne estaría de tapeo por Jerez en vez en ‘tu casa o en la mía’; Pedro Almodóvar y su hermano estarían actuando como figurantes en su nueva película, Dos hermanos al borde un ataque de nervios. Así uno tras otro todos los personajes públicos -y sus queridísimas esposas- que se aficionaron al Sastre de Panamá por su corte impecable y sus ventajas fiscales.
Duro con ellos, ¿no?
Bien, perfecto. Pero una preguntita: ¿Hacienda denunciará “el grave problema ético” que representa que el PP, un partido que ha funcionado 20 años con una caja ‘b’, se presente a las próximas elecciones legislativas? ¿Pedirá que el PP sea suspendido por exceso de mangancia vitaminada? Ya puestos, pues la verdad es que chirría un poquito. Pero el problema ético son Arias y Duato, ¿no?
Ah, y de camino, que Hacienda haga pública la lista de beneficiarios de la última amnistía fiscal. Si no quiere darla entera, que diga si hay cargos públicos en ella: por ejemplo, ¿hay algún diputado o alguna diputada de la última legislatura?
El segundo asunto escabroso tiene que ver con el acuerdo Podemos-IU, que ha dado a luz Unidos Podemos.
Sigo pensando que IU representaba una izquierda muy potable que ahora se diluye en el seno de Podemos, un proyecto más populista que de izquierdas. Por tanto, no comparto ni por asomo esa corriente de opinión que tacha el nuevo proyecto de comunista –más quisieran-, aunque la inclusión de Manolo Monereo como número 1 por Córdoba sea un tanto soviética en el fondo y en las formas.
La coalición está hecha a imagen y semejanza de Pablo Iglesias, que capitanea cual Pancho Villa un pequeño ejército de partidos y corrientes cuyo principal objetivo no es mandar por tabaco a Rajoy sino darle el ‘sorpasso’ al PSOE.
Por eso, porque es una izquierda a ninguna parte, el PP está encantado con ella. Tanto le gusta que ha ordenado a la derecha mediática que La Sexta sea para Podemos hasta nueva orden, como si fuera La Tuerka. Y todo contra Sánchez, claro, e Iglesias y Errejón hasta en la carta de ajuste.

El último asunto escabroso es la situación en Venezuela. No simpatizaba con Chávez y mucho menos con Maduro. Los dos me parecen unos dictadores sin escrúpulos que han creado una situación social, política y económicamente insostenible.
Pero no deja de sorprenderme sinceramente cómo los partidos políticos españoles se inmiscuyen cada vez más en los asuntos internos de Venezuela. El PP ha convertido la caída de Maduro en una cruzada. Hasta Aznar se ha subido en Miami a lomos de una ofensiva ultraconservadora. ZP se ha ofrecido como mediador y pasea sus grandes dotes de mediador internacional enfundado en una guayabera. Y Albert Rivera se va a dar un garbeo también por el conflicto venezolano a ver si cosecha un improperio de Maduro que le dé algunos votos más.
Tal es la feria que Margallo ha tenido que mandarles al embajador por valija diplomática para que les asista.
Hasta Podemos, otrora firme aliado de los bolivarianos, interviene para protagonizar un desmarque muy higiénico pero no menos escandaloso. Vamos, que conocían a Maduro y el crepitar de sus panojas de oídas. Y compararlo con Rajoy, de poca vergüenza…

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