Vinieron
a Estrasburgo las 500 de Grecia, trabajadoras de la limpieza en
edificios públicos precarizadas, despedidas y represaliadas que luchan
por trabajo y dignidad, por pan y por
rosas. Y me recordaron a Paqui de la limpieza de la UCA, a Ana, a
Antonia y a Elvira de la limpieza del Ayuntamiento de Cádiz, a mi
compañera Manuela de la Junta de Andalucía. El mismo brillo en la
mirada, la misma rabia valiente de quienes se niegan a ser invisibles y
saben a la perfección que sin su trabajo no hay escuelas, no hay
hospitales, ni bancos ni este Parlamento de cristales relucientes.
Escuchando lo que a veces se escucha aquí, dan ganas de darles a las compañeras de la limpieza, el turno de palabra. Una de las limpiadoras griegas fue rociada con ácido en 2008 por su trabajo sindical al amenazar los beneficios de las mafiosas contratas de la limpieza privadas. Hoy es la diputada de Siriza, Konstantina Kouneva. Ese tipo de luchas a mi me ayudan a seguir luchando.
Escuchando lo que a veces se escucha aquí, dan ganas de darles a las compañeras de la limpieza, el turno de palabra. Una de las limpiadoras griegas fue rociada con ácido en 2008 por su trabajo sindical al amenazar los beneficios de las mafiosas contratas de la limpieza privadas. Hoy es la diputada de Siriza, Konstantina Kouneva. Ese tipo de luchas a mi me ayudan a seguir luchando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario