Mercadona y SAT: ¿Quiénes son los ladrones?
Esther Vivas
Coautora de “Supermercados, no gracias” (Icaria ed.) y miembro del Centre d’Estudis sobre Moviments Socials (CEMS) de la UPF.
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Coloco aquí este enlace de un blog que podréis encontrar en Publico digital. Y lo hago para que podamos leer y comprender las "razones" de los asaltantes de supermercados. Que las tienen, claro que sí, aunque sean contrarias a la razón y al discernimiento sereno que se aplican a los logros del bien común. Es una muestra de la mezcla confusa que nos aturde y nos tuerce la sensatez. Mezclar argumentos y apelar a niveles distintos de la realidad para obtener una especie de gazpacho demagógico que es el caldo de cultivo muy natural que fermenta en las épocas de finales y comienzos de períodos históricos; como el que estamos viviendo en todo el planeta. Y por supuesto, y muy dramáticamente, en España.
Personalmente, coincido con Esther Vivas, en lo de Supermercados, no, gracias. Y estoy absolutamente a favor del pequeño comercio, porque da mucha más vida, humanidad y equilibrio social que los emporios industriales del comercio gigantesco. Permite la especialización, el arte de la atención y es mucho más próximo, y también, independiente en la libertad de gestión.
Por otro lado hay que contar que esa inclinación mía y de Esther Vivas y de muchísimas más personas siendo muy justa y digna, no podemos convertirla en dogma. Porque hay otros modos de entender y ejecutar el comercio. Hay trabajadores que no están a disgusto en las grandes superficies y consumidores que las aceptan y les gustan.
Por otro lado está la verificación de que algunos empresarios como Roig, el dueño de Meracadona, están ideológicamente implicados con el PP de las corrupciones, algo que ya se ha hecho tan natural que no escandaliza a nadie, en este imperio de la desvergüenza. Ahora, reflexionemos: si Paco Roig está implicado en la basura corrupta y se tienen indicios y pruebas reales y demostrables, y testimonios verdaderos, el camino no es asaltar los supermercados de Roig y hacer del latrocinio pirata un sistema de "justicia" sui generis y delincuente, ni montarse la sucursal del bandolerismo andaluz decimonónico de Sierra Morena o del Tajo de Ronda, sentando el precedente violento de que cualquier reivindicación se pueda pasar las leyes por el forro del desmadre, sino presentar una denuncia o las que sean necesarias, en el juzgado, ante el defensor del pueblo, ante el Parlamento Europeo o en el Tribunal de la Haya, pero saquear las tiendas, ¿qué efectos tiene? ¿Dar de comer hoy al hambre de mañana? ¿Saqueando todos los Mercadonas y Carrefours de España, durante cuánto tiempo habría abastecimiento para nuestros euro e IVA damnificados? ¿Dónde está la causa del delito, en que Roig abra supermercados sin parar y se corrompa con el PP a base de "donaciones" o en que haya un PP que autoriza la prevaricación, el cohecho y la corrupción generalizada aceptando los "regalos" interesados de los mercaderes a cambio de permisos y favores varios? ¿Y por qué ese PP hace lo que hace con toda "legalidad" impune? Pues simplemente, porque les han votado los mismos que cuando les llega el agua al cuello, ven una solución estupenda y justísima en atracar supermercados cuando asfixia el estado de necesidad y para más inri, apoyados por quienes no están de acuerdo con la existencia de los supermercados, que aprovechan la situación para alzar su voz y sus "razones", o como Llamazares, el político de IU, que ha perdido la representación política de su idea ante Izquierda Plural, y aprovecha el toque vándalo andaluz para sacar pecho y gritar contra Mercadona la rabia que no puede gritar, por disciplina de partido, contra Cayo Lara, al que democráticamente se ha elegido como representante de Izquierda Plural. O sea, la demagogia está servida en el plato de la frustración desesperada y sin canalizar hacia soluciones posibles, eficaces, lo más justas y posibles.
El linchamiento no es propio de una democracia, como tampoco lo es permitir que existan motivos para darle cancha a base de injusticias en cadena. Vivimos un tiempo muy difícil, pero muy educativo, porque nos está obligando a hacer una limpieza general, no sólo en el "sistema", sino en nuestros automatismos conductuales, en nuestras programaciones mecánicas, en nuestros hábitos más bárbaros ,incoherentes e irracionales. Se piden cuentas a los capitales privados que construyen negocios muy importantes y por eso sospechosos. Pero no se piden cuentas de las subvenciones públicas a sindicatos, partidos políticos e iglesia católica, tres máquinas de gasto público impresionante, con cuyas subvenciones se podría crear empleo para todos. Sin embargo, ahí están: cobrando sueldos mensuales del Estado, que todos pagamos, por ser líderes sindicales, partidócratas y religiosos. ¿Cuántos alcaldes y concejales, o diputados o senadores, por ejemplo, viven de su trabajo profesional y renuncian al sueldo del Estado? Los plenos no son todos los días y de hecho no hay más que ver los escaños vacíos en el hemiciclo del parlamento y los cuatro gatos en las comisiones del Senado. ¿Cuántos religiosos y curas, tienen alguna profesión a parte de su "ministerio"? ¿Acaso pasan las ocho horas diarias laborables metidos en la Iglesia, diciendo una misa tras otra o confesando en masa? No. Y aún si fuese así, deberían cobrar de sus adeptos y feligreses. No del Estado que se supone aconfesional, según la Constitución-filfa que tenemos...
Resumiendo: antes de tirarse al monte mezclando churras con merinas, hagamos un hueco a la lucidez y al civismo, a la ética y la inteligencia. A la razón, a la justicia y a la misericordia, sin la que la justicia se convierte en delito, abuso y barbarie. Porque sólo basados en esos pilares solucionaremos la hecatombe y desterraremos la miseria, que no sólo es material puntualmente, sino todavía peor, moral, psíquica y espiritual, porque lo material se arregla con cambios aparentes, pero lo conductual, como el olor a podrido, no se ve y por eso permanece llenando de lodo la sociedad e infectando el aire hasta hacerlo tóxico e irrespirable. Y no se elimina con ambientadores-saqueo ni con discursos demagogos, se soluciona eliminando la podredumbre que lo produce. O sea, cambiando el contenido de nuestros pensamientos, de nuestras palabras y actos. Ese proceso personal, es el que abre los caminos sociales. Aprendamos a autoeducarnos y a educarnos mutuamente. Compartamos y dialoguemos. Evolucionemos. Actuemos dando forma al bien común. Y no habrá necesidad de asaltar nada ni a nadie. Porque además de cuerpos animales somos energía transformadora e inteligente. Aperendamoa a usarla y a potenciarla, no para hundir a los "contrarios" sino para ayudarles a evolucionar también a ellos. Basta de "buenos y malos", basta de "ricos y pobres", basta de "listos y tontos". Somos uno y si eso no se entiende ningún sistema lo arreglará nunca.
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