Bienaventurados los pobres de la inteligencia porque de ellos es el reino del futuro y muy malaventurados los pobres de la miseria porque harán del caos su moneda de cambio y de la inútil confusión su no-pan de cada día.
El estado pervertido de la cuestión no sabe ya como cargarse el 15M. Como acabar con su maldita noviolencia, su propuesta de un mundo alternativo y su emperre pedagógico para que las revoluciones dejen de aparentar liberación y justicia, para engañar con más maña y que así todo se revuelva para que nada cambie y el mundo siga igual que hasta ahora: cuesta abajo y sin frenos.
El colmo de los colmos nos llega en la politización del atraco a favor de "los pobres". En la sindicalización de la demagogia. El SAT andaluz ha cogido la antorcha del Tempranillo y el fantasma mediático de Curro Jiménez como santo patrono del expolio que intenta desigualar la violencia y el delito, descafeinando la chulería y disfrazándola de "acción política". Con esa zapa moral, también abre las puertas a la guerra "justa", al descabello reivindicador, a la rabia de los "buenos" contra los "malos" y al retroceso en la historia, hasta colocarnos otra vez a la altura de los dolorosos y terribles años treinta y a la posterior "solución" de una dictadura asesina y demoledora, que es aún la base de estas movidas impresentables. O sea, a la barbarie de siempre, que pretende anular de un mismo plumazo,las bases de la democracia y del civismo. Y establecer lo obtuso como ley de emergencia. Y definir la perfecta coartada para que los "de siempre" sigan oprimiendo y machacando "con razones", e irracionalmente, a la sociedad. Quien a hierro mata a hierro muere. O sea, si quieres una solución civilizada y justa no te coloques en ni en el vértice de la miseria ni en el de la opresión. No adoptes el papel de verdugo ni el de víctima, porque ambos se retroalimentan. Un verdugo que no encuentra victimismo ni respuesta a la altura de su bajeza, no puede hacer nada. Una víctima que no reacciona en los cauces previstos y deseables para la represión y el exterminio no encuentra nunca verdugo. Si los esquemas "revolucionarios" se han quedado obsoletos y sólo producen más de lo mismo, quiere decir que ya es tiempo de cambiarlos por otro modo más evolucionado de entender y entenderse. Que la dialéctica de la amenaza y dela vendetta no son ya moneda de cambio para seres que han decidido cambiarse a sí mismos para que el mundo cambie y no esperar a que cambie el mundo para seguir consumiendo a saco, funcionar a base de parches entre el recelo, el miedo, la sospecha y la desconfianza mutua. O sea, sobremorir enjaulados en una carpa circense, amenazando al domador detrás de los barrotes, dando zarpazos al aire, rugiendo y arrancando jirones a la camisa del amo y supercontentos, porque creen que producen miedo al que controla la situación y en caso extremo de rebelión no tendrá reparo alguno en acabar la "anomalía" a tiro limpio, porque la lucha es desigual y no es la lucha la que acaba con la desigualdad, sino la conciencia y cuando la rabia no sirve para despertar esa conciencia y superar el estado primario, se convierte en un inútil y peligroso veneno social, que desgasta, destruye y deja heridas eternas sin haber logrado la solución del problema. Y con el agravante de producir resultados recidivantes mucho peores: un nazismo y un lenninismo-stalinismo como resultado; los dos extremos fascistas de la misma soga de ahorcado social. El fascismo no es una ideología sino un comportamiento talibán que no es patrimonio de ningún credo, porque es la base de todos los "credos" y sobre todo de sus praxis.
No es por ahí, señores filósofos de la carnaza. No es por ahí, sindicalistas más "solidarios" con la idea de "lucha de clases" que con el hombre real. El problema del fanatismo es que las personas no cuentan; cuenta la idea fija que ejerce el poder de la fascinación por un credo y las personas se convierten en meros peones del juego abstracto y engañoso.
¿Cuánto dinero invierte el Estado en subvencionar el SAT, los partidos y la religión vaticanista en vez de darlo a fondo perdido a los "pobres" que el sindicato, los políticos y los profesionales religiosos "defienden", para que se independicen del capital y empiecen a adquirir tierras, a formar cooperativas autosuficientes, sean autónomos y libres en sus decisiones y se olviden de ser esclavos de las grandes superficies y multinacionales, éstas tengan que cambiar de orientación porque ya no sean necesarias y sean el pequeño negocio e industria familiar los que abastezca a los ciudadanos? ¿Por qué los grandes sindicatos, partidos y religión subvencionada en vez de emplear los dineros del estado en ellos mismos, no hacen proyectos conjuntos de ese tipo con la millonada que reciben? Claro que si hiciesen tal cosa, dónde acabaría el poder sobre las masas que los sostienen? Está claro que tanto partidos como sindicatos como religiones no quieren una ciudadanía porque necesitan una masa obediente, ciega para ver lo que hay, sorda selectiva para oir sólo lo que quieren que oiga y muda para expresar sus verdaderas necesidades, que ni siquiera discierne ni reconoce, no porque no sepa ni pueda hablar, sino porque no tiene nada que decir, porque ya se ha ocupado el "sistema" publicitario, oligárquico y antidemocrático, de cultivar su analfebetismo ético, económico, social y conductual. Es decir de reducirla a la miseria psicoemotiva y a la desconexión de su propia conciencia humana, para sustituirla por necesidad de consumo, falsas y precarias seguridades y despreocupación por todo lo que no sea el ego personal, misántropo, y sus más elementales deseos y urgencias. La miseria está servida. Publicitada. Jaleada y hasta convertida en ideología fervorosa.
¿Por qué el SAT va contra los supermercados pero no hace campaña de objeción fiscal masiva y menos-IVA, si lo único que puede parar la barbarie neoliberal es que la gente no mantenga ese sistema atroz con su contribución?
La pobreza inteligente es riqueza real. Y quiere decir desapego, humildad sana y generosa, creatividad, reciclaje, aprovechamiento e imaginación en la gestión de lo que hay para inventarse y poner en marcha lo que no hay y es necesario. La pobreza inteligente es la única salvación posible, porque no es tal pobreza, sino puro sentido lógico y el único modo posible de desarrollar el bien común. Un "rico", si es pobre inteligente, colocará su prosperidad al servicio de la prosperidad de todos. Será mucho más rico. Infinitamente. Porque habrá sido el "causante" de que la miseria desaparezca, empezando por él mismo, que usará lo que tiene para mejorar a todos y su forma de vida "contagiará", demostrará que la riqueza real es libertad, seguridad interior que neutraliza las "amenzas" externas y sobre todo felicidad irradiante, por ósmosis, que ilumina el entorno y hace que los demás empiecen a confiar no en él ni el dinero, sino en sí mismos. Ese es el éxito. El triunfo. La salud y la única manera de que nuestro mundo supere el bache cósmico donde se ha caído al no haber desarrollado conciencia individual y planetaria.
Ahora el 15M tiene un reto brutal. Debe decantarse por la tentación de apoyar lo caduco o por el impulso apremiante de desapegarse de ello para siempre y comenzar el camino de la realización cuántica. Autoeducativa y renovadora. El camino del espíritu que aún no se ha estrenado en la sociedad, aunque se le intuye con mucha fuerza cada vez más. Si sucumbe a la tentación se perderá una ocasión única para el despegue humano como especie renaciente a un nivel mucho mejor. Como nunca ha conocido la humanidad. Si se deja absorber por los viejos impulsos de la violencia, la manipulación y el autoengaño no podrá cumplir la misión que el mismo movimiento decretó al nacer de un engaño manipulado y evolucionar hacia la luz.
De todos modos, siempre permanecerá la semilla de la evolución enterrada en el hueco que está destinado al alma y a la conciencia. Al intelecto amoroso o al amor inteligente. Al desarrollo pleno. Y que cuando no se ha llenado con las raíces y los frutos, sólo deja descontento, infelicidad y vacío amargo, aunque se ganen todas las guerras y se posea el mundo entero. E incluso el sistema planetario o la galaxia. Todo eso es irrisorio frente a lo que un hombre o mujer plenamente desarrollados llevan en sí mismos.
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