jueves, 2 de agosto de 2012

LA VERDADERA SOLUCIÓN EUROPEA

El problema de la Europa comunitaria no lo pueden resolver quienes lo han creado. Está claro que se han perdido en un círculo vicioso y ciego. A Europa le sobran gobiernos bloqueados y miedosos en su visión de laboratorio y le faltan asambleas cívicas, que aporten el plano de la realidad desconocida por las falsas democracias, que dicen gobernar los países, pero no solamente sin conocerlos ni saber qué necesitan, sino directamente contra ellos. A saco. A favor del consumo pero suprimiendo a los consumidores. Han ido más allá de Luis XIV. O sea, todo, aupándose en la chepa del pueblo, para machacarlo mejor desde arriba y por detrás. Sin dejarle la posibilidad de saber de donde le vienen los golpes y mantenéndolo hundido sin levantar cabeza a base de presionarlo, para que no pueda ver el horizonte y crea que lo único que existe es el suelo por donde lo arrastran. Así estamos. No es posible que la conciencia del hombre, ya evolucionada y abierta y cada vez más lúcida, tolere este estado de cosas, este retroceso sin sentido. A Europa le falta lo fundamental para superar este estado de amenaza y de ruina cada vez menos futurible y más tangible. Le falta la participación asamblearia de los ciudadanos. Una luz en el Parlamento virtual, para que ilumine las tinieblas mercantiles del ultraliberalismo de la locura. Le falta la sensatez de lo cotidiano que no especula en bolsa, paro trabaja en régimen de sierva de la gleba para que la bolsa sea el parásito más terrible de la sociedad y se convierta en su cáncer letal.
El Parlamento europeo debe abrirse a los ciudadanos asamblearios. Escucharles y considerar sus aportaciones como la base real sobre la que hay que trabajar. Dejarse de "encuestas" y cifras manipulables a todas luces. Los movimientos cívicos de la indignación deben exigir a la eurocámara, lo mismo que en sus países, una presencia institucional. Un ángulo para su voz y su participación. Un voto ético capaz de vetar y frenar las decisiones y leyes perjudiciales y para forzar al debate imprescindible a los representantes. Asambleas sin aspiraciones de poder y sin intereses económicos, que cambien forzosamente de representantes cada año, para que nadie se aferre a poderes e influencias corruptoras. Verdaderos altlas y brújulas de orientación. Experiencias directas acerca de como solucionar con éxito lo que desde "las alturas" ni se ve, pero es la base de que todo funcione o de que todo fracase. 
Menos BCE y más parlamento, más cercanía, más dedicación a las personas para que el dinero sea lo que debe ser: una simple herramienta de trueque, no una falsa panacea que produce esclavitud y enfermedad social gravísima. La ambición insaciable y la delincuencia político-financiera. O sea, el retroceso histórico al feudalismo bancario y bursátil. Sólo el contacto con la parte viva de la sociedad, sólo un transplante de órganos sanos, puede revitalizar el proyecto intoxicado y agonizante de una Europa atada por el euro y divorciada en derechos y humanidad, que ha perdido toda referencia real hacia sí misma. Europa no es nada si los europeos no la construyen unidos por la justicia, las solidaridad y el bien común. Y esa unidad no puede ser al mismo tiempo una abstracción virtual y una realidad próspera y concreta. No se pueden gobernar hipótesis teóricas ni planes a largo plazo, porque la realidad es cambiante y fresca. Está viva y no enlatada. Esa visión no la dan las agencias de calificación ni la de noticias. La aportan los vivos que protagonizan la vida y a ellos es a quienes hay que escuchar para no perderse en el bosque enmarañado de la estupidez destructiva ni encerrarse en el castillo amurallado del miedo a perder un poder político que en realidad es esclavo del económico. O sea, inútil, pero carísimo para la ciudadanía, forzada a mantenerlo, cuando en realidad no lo necesita si decide organizarse al margen del montaje. Y eso es lo que se está gestando ya en la sociedad, estudiando comunitariamente métodos de autogestión y liberación de la cadena esclavista. 
La Europa burocrática se está convirtiendo en "burrocrática", a base de renunciar a la inteligencia de la praxis en beneficio de la pillería especulativa. Y de seguir en esas tesituras el cambio inevitable puede resultar mucho más doloroso y traumático de lo que imagina.
Una Europa coordinada y sostenida por asambleas de ciudadanos responsables y autoregulados, que votan a sus representantes en listas abiertas y que además tenga presencia real en la eurocámara, es la solución al marasmo actual. La única posibilidad exitosa de federación de que disponemos. Lo que se salga de ese cauce será siempre una dictadura encubierta y por lo tanto un fracaso total a corto, a medio plazo remoto y largo plazo imposible. El euro, de seguir como estamos, de disolverá en su propio caos desigual e injusto. Es imposible una moneda común entre almas colectivas dispares. Creo que la moneda debería haber sido el último logro unitario de los europeos, no la base más decisiva de su unidad. Quizás el único balón de oxígeno para Europa sea la urgente reforma de la participación y de la escucha a las asambleas directas de la ciudadanía. Lo mismo que los sindicalistas españoles se han ido directamente a hablar con Merkel, porque Rajoy no quiso recibirles, así las asambleas coordinadas de ciudadanos para la transformación, deben pedir ser escuchadas en el Parlamento europeo, por lo menos, una vez a la semana y en temas de vital importancia. Y establecer leyes europeas que obliguen a los estados de la federación, lo mismo que a tener una limpieza fiscal, unos recortes y una adaptación del flujo económico, a disponer de una base asamblearia popular en los parlamentos nacionales para que la ciudadanía participe y aporte la esencia de los problemas reales. Desde los municipios, pasando por las diputaciones autonómicas y la Cámara del Parlamento nacional, hasta el Parlamento Europeo. 
Sin ladrillos, cemento y encofrados de buena calidad, sin albañiles hábiles, responsable, trabajadores y maestros de obras inteligentes y competentes, ni el mejor arquitecto lograría nunca construir nada, por mucho euro que invierta en elegir un papel estupendo para dibujar los planos y por mucha tecnología punta que utilice para diseñar, ni por un taller maravilloso que se haya montado en la ciudad más monumental del mundo. Esa metáfora es ahora mismo el scaner de Europa. Hay que cambiarlo ya mismo. O el europroyecto se caerá como las frágiles casas-chapuza en el cuento de los tres cerditos. 

¿Es posible que tanta estupidez actual en gobernantes y gestores se deba a que a los niños de los últimos cuarenta años -que ahora son parlamentarios, abogados, políticos, empresarios, profesores o médicos, electricistas o peones de albañil- se les hayan sustituído los viejos cuentos con "moraleja" que sucedían en la vida real, por la vacuidad americanoide de los dinosaurios reconstruidos e irreales, por los vampiros haloween , monstruos, brujas, magos negros y matzingers manga diversos y por los videojuegos idiotizantes matamarcianos? Creo que la idea merece ser investigada a fondo. Quizás además de trabajar por no perder los derechos, deberíamos también trabajar por que los cuentos y leyendas y juegos play con que nutrimos a nuestros niños, se basen en la ética y en los valores, en la noviolencia y en la cooperación, en la solidaridad y en la compasión. Donde no triunfen los pillos ni los malvados, porque ya no haya lugar para sus maldades en el imaginario humano. Y que los perdedores de los juegos sean los que matan y los ganadores los que salvan vidas.

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