lunes, 3 de septiembre de 2018

Me alegra coincidir con Alberto Garzón en lo de la genealogía derechística y en lo de ser la oveja roja de mi familia; no me llamaron nunca así, sino "miliciana de Durruti" decía mi madre, por mi resistencia rebelde, según ella, claro. Es obvio que en pleno franquismo eso hubiera sido incompatible con la supervivencia. Y además mi oposición desde muy cría era sólo verbal y razonada, nunca beligerante ni violenta, sólo resistente pasiva y desobediente civil, negándome a hacer lo que no me parecía coherente con mis razonamientos y deducciones de chiquilla, aunque eso supusiera unos castigos de órdago, como horas enteras de rodillas cara a la pared, con los brazos en cruz y un libro en la palma de cada mano. La tortura , "por mi propio bien", era una disciplina muy común en las familias de derechas cuando se era desobediente crítica aunque fuera solo en las preguntas y respuestas, o "de la cáscara amarga" que no era "trigo limpio". Recuerdo perfectamente lo que me decía a mí misma en el silencio de aquellos castigos interminables: "cuando sea mayor nunca le haré esto a mis hijos ni a nadie" . Recuerdo que en el único campamento de falange al que me hicieron ir en verano, también tuve algunos debates con las mandos y al final hicieron un informe sobre mí que me leyeron en la delegación provincial de Ciudad Real, calificándome "de ideas peligrosas, revolucionarias y contundentes". Sólo porque cuando me enseñaron Navacerrada desde el telesilla diciéndome: "esta es la España de Jose Antonio y los mártires", respondí que también era la España de García Lorca, Miguel Hernández y Antonio Machado, a los que aquel curso había estudiado y leído en clase de Literatura. No me contestaron pero desde entonces no me dejaron hablar con nadie a solas.En Puertollano se lo tomaron con menos alarma, porque conocían a mi familia. Sólo me preguntaron y respondí que nada especial había pasado, sólo dije lo que pienso cuando me preguntaron qué pienso de mi patria y de los héroes que nos han salvado del comunismo y la guerra,.¿Pero cómo se te ocurre decir lo que piensas nada menos que en el meollo de la sección femenina a las mandos de Cercedilla que son uña y carne con Pilar (Primo de Rivera)? Nosotras te conocemos y ellas no. Ten cuidado con lo que dices cuando ellas estén delante". No volví más a ningún campamento ni actividad después de pasar por aquella sucursal de la Gestapo. Tenía 15 años. Y ya tuve bastante dosis de vacuna antirégimen. Aunque en segundo de carrera me dieron plaza en un colegio mayor de Falange y la acepté, porque ya no era el plan de antaño, sino que en la Universidad eran mucho más discretas. Aún así solo estuve ese curso. No era para mí aquel elitismo clasista y estirado, que solo admitía expedientes brillantes y despreciaba a quienes necesitaban más apoyo y ayuda. Por eso me fui a un piso de estudiantes por Cuatro Caminos,en tercero fr de carrera y me puse a dar clases particulares de Latín, Griego y Literatura, para pagarme el alojamiento. Es reconfortante que en medio de ambientes tan cutres aun salieran criaturas capaces de pensar por su cuenta, eso confirma la fuerza de la libertad de conciencia y que si se quiere se puede. Es muy sano tener esa certeza en la propia experiencia. Da mucha paz, empatía y serenidad en los conflctos. Historias de este calado son fruto de la evolución imparable. Puro Darwin. Y en España, la base de movimientos liberadores de conciencia práctica como el municipalismo federal, el 0'7 y el 15M, y la riqueza sectorial de la pluralidad fundida en una unidad por el bien común,la materialización y las raíces del propletariado como liberación del estado de masas hacia un estado inseparable de conciencia personal y universal con la experiencia de su lema invencible: ¡Sí se puede!


Alberto Garzón: "Mi abuela me llamaba la oveja roja" de la familia
El coordinador de IU colecciona antepasados falangistas: un bisabuelo fusilado en Paracuellos y otro alabado por Franco

España franquista o España republicana. Guardias de asalto o guardias civiles. Miliciano o golpista. Socialista, comunista, anarquista, republicano o falangista o franquista. La Guerra Civil acabó con un régimen democrático y alumbró otro dictatorial. Y, por el camino, atravesó relaciones personales y familiares, y sigue atravesándolas, como se está comprobando con la intención del Gobierno de exhumar el cuerpo de Franco del Valle de los Caídos.
"Mi abuela paterna, María del Carmen Blanco, me llamaba la oveja roja", recuerda Alberto Garzón: "Incluso  borró mi camiseta de una foto familiar porque ponía 'siempre rojo y a la izquierda", relata con una sonrisa. "Su padre fue médico en Madrid durante la Guerra Civil en el bando republicano, pero era partidario de los nacionales. En su familia llamaban peyorativamente a los comunistas topató (todo para todos)", explica.




El coordinador federal de Izquierda Unida, organización que abandera la memoria histórica y republicana, colecciona ancestros falangistas. Incluso un bisabuelo suyo fue fusilado en Paracuellos durante la Guerra Civil. Y apenas cuenta con antepasados republicanos: un parentesco lejano con S antiago Casares Quiroga –diputado republicano y presidente del Consejo de Ministros de la II República durante la Guerra Civil–, que era además hijo de Santiago Casares Paz, que fue alcalde de A Coruña.
Pero ese hilo rojo que conecta las luchas emancipadoras del siglo XIX con el antifascismo de los años 30 y el antifranquismo ha sido más poderoso para Garzón que la herencia ideológica familiar.
Diputado de IU desde 2011, miembro de la dirección del PCE y líder de la coalición, Garzón representa a organizaciones significadas por su denuncia de los crímenes franquistas. Así, ha llevado al Parlamento una proposición para derogar la Ley de Amnistía de 1977 y así poder juzgar a torturadores como Billy el Niño; además de insistir en que la actuación en el Valle de los Caídos no se limite a exhumar el cuerpo del dictador –como pretende el Gobierno de Pedro Sánchez–, sino a convertirlo en un centro para la memoria histórica.

Paracuellos

Garzón, como tantos otros españoles con familiares y amigos en bandos opuestos, perdió a antepasados en la Guerra Civil. Así, su bisabuelo paterno, Eduardo Garzón, fue fusilado en Paracuellos del Jarama. A consecuencia de ello, una orden ministerial de 1944 concedía a su abuelo –y a los hermanos de éste– una ayuda por ser hijo de fusilado en Paracuellos "de los mártires" para las "Escuelas y Academias de la Armada".


Orden ministerial de 1944 por la que conceden al abuelo de Alberto Garzón una ayuda por ser hijo de fusilado en Paracuellos.
Orden ministerial de 1944 por la que conceden al abuelo de Alberto Garzón una ayuda por ser hijo de fusilado en Paracuellos.
Uno de los hijos de este bisabuelo, José Antonio Garzón Sabina, acabó siendo presidente de los Círculos Doctrinales José Antonio de Málaga, dedicados a mantener la ortodoxia falangista.
Por la rama familiar de la madre del líder de IU, su abuelo materno, Jose Luis Espinosa, fue farmacéutico, terrateniente en La Rioja y permaneció en el bando nacional. Por su parte, la abuela materna, María del Carmen Casares, era hija de Román Casares Bescansa, un farmacéutico municipal de Málaga que tuvo 18 hijos, siendo todos los varones afiliados a Falange.
Durante la guerra, todos ellos fueron militares del bando nacional, a lo que ayudó que los Casares, oriundos de Galicia, tuvieran entre sus miembros a destacados militares franquistas. Algunos de los hermanos de Román Casares Bescansa fueron Javier Casares Bescansa y Santiago Casares Bescansa, dos altos cargos científicos y militares de la Armada española.



Información de la felicitación de Franco a Román Casares Bescansa, bisabuelo de Alberto Garzón.
Información de la felicitación de Franco a Román Casares Bescansa, bisabuelo de Alberto Garzón.
Los Casares y los Bescansa fueron dos de las principales oligarquías burguesas del siglo XIX en Galicia, vinculadas a la farmacia, la medicina y el ejército. El abuelo y la madre de Garzón fueron también, de hecho, farmacéuticos. La rama de Román Casares Bescansa se trasladó a Málaga, donde hoy hay una calle con su nombre, y otras ramas continuaron en Galicia. De esas otras ramas gallegas proviene la también diputada de Unidos Podemos Carolina Bescansa.

Felicitación de Franco a Román Casares Bescansa, bisabuelo de Alberto Garzón.
Felicitación de Franco a Román Casares Bescansa, bisabuelo de Alberto Garzón.
Román Casares Bescansa, bisabuelo de Garzón y a quien Franco le dedica una foto, era también primo de Santiago Casares Quiroga, diputado republicano, galleguista y presidente del Consejo de Ministros de la II República durante la Guerra Civil. Casares Quiroga, hijo de Santiago Casares Paz –que había sido alcalde de Coruña– participó en el Pacto de San Sebastián que en 1930 derrocó a Alfonso XIII.

Fotografía dedicada por Franco a Román Casares Bescansa, bisabuelo de Alberto Garzón.
Fotografía dedicada por Franco a Román Casares Bescansa, bisabuelo de Alberto Garzón.
¿Con esos antepasados, cómo viene que Alberto Garzón y su padre se hagan de IU? "Yo venía del republicanismo, y me afilié primero a IU y luego al PCE. Y mi padre antes era simplemente votante pero se afilió por mí", recuerda.
Y con ellos, con Alberto Garzón –la "oveja roja"–; su hermano, Eduardo; y su padre, Alberto; se sustituye la herencia política familiar por el hilo rojo de la historia. 

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