viernes, 21 de septiembre de 2018

La nueva ministra de Sanidad está en las mismas que Montón en lo de considerar pseudociencias a lo que no quieren investigar ni se han preocupado por estudiar. A ver, si a una rama del conocimiento se la excluye de losplanes de estudio y no se la investiga de verdad sino de boquilla ¿quién puede decidir que es una pseudociencia desde una ausencia de praxis experimental con ella? ¿Por qué no preguntan a los médicos homeópatas y que ellos les expliquen y les muestren las curaciones y a los que se han curado con esa terapia? Es más, por qué esos médicos fanáticos del dogma único no prueban a tratarse ellos mismos con la homeopatía. El doctor Peset Alexandre, catedrático y rector de universidad, lo hacía, para asegurarse de las propedades y contraindicaciones de los medicamentos que también fabricaba en su laboratorio...Qué pena que esos médicos verdaderos y su deontología se hayan convertido en amnesia histórica...Estamos listos en este plan.

P. ¿Van a combatir las pseudociencias, como la homeopatía?
R. La directiva europea tiene requisitos distintos para los productos homeopáticos, pero lo sensato sería que se les exigiera lo mismo que a los medicamentos para ser considerados como tales. El problema es el daño que puede hacer optar por una terapia alternativa que no ha demostrado evidencia científica.
P. Pero, ¿pueden hacer algo al respecto?
R. El Sistema Nacional de Salud es claro y rotundo: solo tienen que incorporar aquellas técnicas que tienen efectos demostrados.
P. ¿Y no pueden ir más allá de la directiva europea?
R. Lo que podemos hacer es mantener la presión porque el cambio de la directiva debe hacerse desde un ámbito europeo. Hay muchos intereses económicos y si actuamos por nuestra cuenta, mucho riesgo de recursos.

(entrevista en El País)

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Está claro que quieren reducirlo todo a una pugna entre laboratorios, cuando se trata de visiones terapéuticas distintas, que funcionan con parámetros terapéuticos diversos. Y que curan. Si no curasen no les precocuparía tanto la homeopatía, que encima es baratísima y la pueden fabricar los médicos y farmacéuticos sin pasar por Bayer, Merks o Novartis y sus regalitos maravillosos en forma de vacaciones pagadas en cursos de secta que usa la ciencia para forrarse . La medicina halopática se centra en la enfermedad y usa al paciente como moneda de su negocio y no concibe tratamientos que no tengan efectos secundarios perjudiciales y tantas veces mortales. Es una medicina que vive de remedios para hoy y dolores para mañana, que alivia síntomas ( y no siempre) pero deja el problema-causa sin resolver. Sólo alivia durante un tiempo, breve, por eso hay que repetir dosis y dosis cuyas secuelas acaban por enfermar otros órganos, sistemas y aparatos del organismo, y por ello no puede curar, es como el curita sana de los niños chicos, pero con un rastro tóxico indeseable, y no puede curar porque no cambia nada básico en el enfermo. La debilidad y la enfermedad son experiencias para aprender de ellas y de nosotras mismas, y en esa opción autoconsciente, nos sanamos, y  nos conocemos mejor. La medicina Natural, homeopática, fitoterapéutica y biopsicológica, ayuda en ese campo, es más humanista que negociante, se centra en el paciente y en mejorar sus hábitos y su concepción de la dinámica vital. Y sí, cura. Por eso no es negocio para las empresas que viven de la enfermedad y sería para ellos una catástrofe que el estado la incluyese en la Seguridad Social como ya está en Europa desde hace muchísimo, y es que sus precios son infinitamente más baratos que los de la halopatía y sus resultados incomparables: sin secuelas tóxicas y respetando los ritmos corporales del paciente que se implica en su propia curación, siguiendo pautas dietéticas e higiénicas saludables que ayudan al cuerpo para que se limpie y se regenere ayudado y no bloqueado por la medicación. 
¿A qué se dedicarían los médicos-mecánicos y los grandes negocios de hospital, si los enfermos se curasen aprendiendo a tomar conciencia de su responsabilidad en su propia salud, instruídos y reeducados por médicos de verdad, como ese Hipócrates que tantos juran y tan pocos han entendido? Por cierto quiero recordar, por si ayuada, lo que significa la palabra "educar". Viene del verbo latino educo. Significa acompañar indicando el camino. Una guía, un mostrar la senda, no una ley ni una imposición obligatoria. Este sentido real de la educación se olvida o se desconoce en la práctica y se sustituye por el de domesticar, doblegar, imponer hasta tarar y adocenar a los seres humanos para que solo sigan unas pautas determinadas por los que ostentan el poder. Y así, fabricar patriotas, devotos, y adocenados, contentos con lo que hay sea como sea, si viene de "arriba" para que se obedezca todo lo que es impuesto como lo más necesario y conveniente para todos. En unos tiempos primitivos en que la experiencia era el sálvese quién pueda, ese método fue necesario hasta para sobrevivir, pero ya no nos sirve. Buda, Jesús de Nazaret, Lao-Tsé, Spinoza, Kant, Husserl, Gandhi, Usui, etc, etc, lo vieron, lo experimentaron y lo dejaron en nuestra humanidad, impreso en una genética espiritual que se fue plasmando en valores, que unos pocos llegaban a materializar y que la mayoría nunca alcanzaba a asimilar y a aterrizar en sus vidas porque se lo impedían quienes les "educaban" al revés; los confundían amaestrándolos, asustándolos y sometiéndolos. Consiguiendo así que la humanidad haya sido durante siglos una masa...para que los poderosos se hagan churros que zamparse en comandita o a su bola.
Lo bueno que tiene la temporalidad es que pasa y nos puede cambiar a su paso por nuestras vidas que también están ligadas al tiempo,  si queremos, claro está y no elegimos , -o los gerifaltes que mantenemos en el poder eligen por nosotros- convertirnos en fósiles prematuros. Y aparece entonces  la conciencia como las estaciones y los meteoros que las acompañan.
A causa del abuso de esa "educación" ahora la masa se da cuenta de que no desea convertirse en churros para los desayunos del cacicato y la inteligencia colectiva se ha puesto en marcha como una manifestación hasta biológica. Cuántica al mismo tiempo. Y uno de sus logros es adquirir y desarrollar una libertad de pensamiento y de criterio, orientada al bien común como consenso, de la que brota el autoempoderamiento consciente, no sólo gritón ni ruidoso. Y, claro, una vez en vías de despertar, ¿cómo permitir que una máquina de curar en plan "brujos de la tribu" que para colmo vive de exprimir a todos, controle la salud y la enfermedad, que son particulares y personales, y lo haga en plan masa, aplicando lo mismo a organismos tan diferentes? Eso lo hemos aprendido observando cómo las mismas medicinas que mejoran a unos emperoran y hasta matan a otros porque no se tiene en cuenta como prioridad fundamental, que la enfermedad no es el enfermo.
Algo muy básico está in falliure. 'El sistema', como dicen las computadoras en Matrix. No por ser un sistema, que siempre es necesario que lo haya para organizarse bien,  sino por ser un sistema erróneo e inadecuado. Que ya no sirve porque los usuarios lo han superado, no en artilugios y pócimas de última generación, sino en algo que le falta a ese sistema: conciencia y resoluciones organizativas apropiadas a ella, a la nueva conciencia y a sus portadores y gestores.
El sistema sanitario español está en ese plan, cayendo en picado y sin credibilidad por desbordamiento y desconcierto. Es ya un desguace arqueológico que intenta ser eficaz en organización y parches 'Sor Camelo', ya que el sentido y la orientación de su existencia se ha desgastado y ha desaparecido. Como le está pasando a la monarquía, al modelo de estado, al modelo energético, al modelo económico, al modelo político, al modelo judicial, a la constitución y a la iglesia católica. Hay que admitirlo: un vieux monde c'est fini.
Y eso no se arregla vistiendo a las momias con atuendo milenial ni convirtiendo a la saga de Franco en una ONG salva valores. Ni cambiando los mismos muebles de habitación o de casa. Cuanto más tarden los arcontes y arcontas en darse cuenta del belén que hay de verdad, a nivel ya antropológico, y en asumirlo, más caos y torpezas se irán acumulando. Y algo que canta la Traviata en este carnaval de alucinados es la persecución del poder contra las medicinas igualmente científicas castigadas a una semi-clandestinidad forzosa,y  'casualmente', más sanas, eficaces y  baratas que la medicina que pretende copar por completo el mercado del ayayay. No es la salud su objetivo, sino hacerse de oro con la enfermedad como camino "legal" y unilateral para el trinke, haciendo partícipes a los profesionales de la medicina, una vez desprovistos de conciencia y reducida la tarea de médico a una funcional ciborología tutiplénica, teledirigida por el negocio y cada vez más lejos del enfermo, por masificación, por falta de tiempo y de espacio, donde el médico de familia ya no visita en casa a la familia, no puede conocer el ambiente ni el entorno del enfermo, ni las condiciones de higiene ni  el modo que vive, cosas fundamentales, como la pobreza y la incultura, que potencian la enfermedad. Esa medicina matasanos ha reducido al médico a la categoría de agente comercial de los laboratorios, desde su despachito en el consultorio o en el hospital, donde los enfermos desfilan, en plan de 30 visitas en una hora. Barbaridades que han hecho a más de un médico exiliarse de la Seguridad Social y pasar consulta por libre, cobrando la voluntad, lo que pueda pagar cada uno según el grado de satisfacción que le haya producido la visita. Y por supuesto, gratis, para quienes no pueden pagar, porque si lo hacen, no podrían comparse el remedio o comer o asearse. Sí, hay médicos así. Aunque parezca increíble. Y eso debería saberlo la ministra. E incluso practicarlo.

La gente no es tonta, ministra; si quienes se curan con  homepatía y medicina natural los destrozos que les ha causado la medicina unilateral y totalitaria que se cree la reina del mambo, no esperarán ustedes que cambien de opinión y se traguen el anzuelo otra vez, porque lo diga el mismo gobierno que primero acoge el Aquarius y luego deporta migrantes como el mismísimo Salvini, que primero acata la norma de no vender armas y luego, las vende al peor y más forrado postor, de quitar los aforamientos pero excluir al cacique real corrompido hasta el tuétano, que da una de cal y otra de arena y palos de tuerto rebajando dos euros en el recibo de la luz cuando se han subido 80 €, y en ese plan,este zipizape  anda de la ONCE, unas veces pierde la vista y otras parece que la recupera a saltos de una mata cada vez más enredada. Y no porque sea el Psoe, al pp le ha pasado lo mismo, y ha sido aun peor, porque con el pío de su mayoría nos impuso las mismas barbaridades sin que nadie las pusiera en cuestión con las mordazas sotto voce y las abstenciones inexplicables en el Parlamento, pero...sólo la calle y su conciencia imbatible ha sido la única en no ceder ni un palmo de su determinación a favor de la justicia y los derechos básicos. Catalunya, como alma insumisa pacífica y republicana, no como separatista unilateral a gusto del pp catalán que es PdCat, está siendo un ejemplo de resistencia y de civismo y el modelo social y politico que se ajusta al modelo de estado republicano y federal, al que una mayoría cada vez mñas numerosa de catalanes y demás nacionalidades se acerca. Nos encantaría ser República Federal Ibérica y no la fonda del postigo turístico y el balneario del Ibex35. La sanidad tiene que liberarse de la misma coraza cacique que domina el panorama nacional y ser de verdad, un servicio democrático municipalista y solidario. Si se está intentando respetar la muerte digna, ¿por qué se obstruye la opción de una sanidad digna y respetuosa? Todo apunta a una descomposición de lo que caducó hace cuarenta años y se ha venido sosteniendo con alfileres, que ya no pueden aguantar el peso de los escombros en el telón del trampantojo.

Qué pena que España sea tan cafre y Torquemada en sus instituciones hasta en el concepto y en la ciencia de la salud, y tan cerril que no vea qué intereses millonarios quieren aplastar lo que no consideran rentable, aunque sea mucho más inteligente, humano y sabio de lo que ellos controlan, -qué sorberbia y qué estupidez, xd!- y por ello no se puede convertir en negocio farmacéutico y hospitalario a tutiplén. Y que no comprenda que en los paísies democráticos la medicina es un servicio cívico que respeta al ciudadano, no lo tiraniza, y por supuesto, sus opciones y preferencias sanitarias, y no hace de la ciencia médica  un tablero con las leyes de Moisés, que lo convierten en súbdito ignorante víctima de  barberos, estudiantes y curas, como critica Cervantes en el Quijote.
Parece mentira que en cinco siglos estemos aún este plan, que seamos los únicos miembros de la UE que se resisten a las evidencias y que se saltan las normas europeas y de la OMS a la torera (¡cómo no!), lo mismo en este tema que en la rentable venta de armas a los genocidas pactada por el pp, porque la muerte de inocentes también es un gran negocio cierrabocas protestonas, como lo son los laboratorios y sus vacunas enfermadoras crónicas para evitar constipados y gripes otoñales o primaverales, que véte a saber si no las provocan las misma vacunas, como la terrible gripe A. Un episodio  patológico evitable si se toma por ejemplo el homeopático y modesto, Oscilococinum, en glóbulos, un preparado inofensivo y eficacísimo que la ministra, como buena científica, debería probar consigo misma para saber de lo que habla, cuando empiece a notarse los primeros síntomas de una gripe, como son pinchazos en la garganta, escalofríos, estornudos, mareo, dolores repentinos de cabeza o musculares con un bajón súbito de energía, o si ha estado en contacto con alguna persona afectada. Si lo hace, flipará y/o al menos podrá cambiar su certeza dogmática y no práctica, por la honesta duda de los verdaderos investigadores. Puede llamarlo efecto placebo si quiere, aunque habría que ampliar y tomarse ese concepto muy en serio, cuando resulta que plantas, animales y bebés, también se curan con ello. Ahí está la madre del trilero: que si ese tipo de tratamiento y de concepto médico se generaliza, el chollo actual se les va al garete. Y eso no puede consentirse en el país de los negocios corruptos disfrazados de legalidad, de las banderas y del "apor ellos oé". La raza española no se baja del burro mientras el trote suene a calderilla y las alforjas rebosen billetes de cincomil  y farmaregalitos mordaza a los doctores y a los políticos de sobrelandia y puertas giratoras. Donde los gestores decentes corren el riesgo de ser liquidados, del juego político e incluuso de este mundo, si pretenden seguir siendo decentes en sus encargos políticos.La ministra asturiana seguro que lo sabe de buena tinta.

No basta con ser políticos decentes, también hay que extender la decencia al territorio de la conciencia social y personal. A la mente, a los apegos y a la voluntad por encima de las fijaciones ideológicas, religiosas y hasta "científicas", fíjate. Sí. Porque la ciencia deja de serlo cuando carece de conciencia, para convertirse en mecánica manipuladora de seres humanos o de la naturaleza. En cientinazis. Que también la ciencia pasa por las manos y las entendederas de quienes se pueden equivocar como todo el mundo, por eso es necesaria la humildad, la ética y la experiencia directa sobre todo cuando se tiene una responsabilidad política, no solo palabras y argumentos sin comprobar personalmente. No de boquilla ni de cháchara sabelotodo, que de momento se basa en el corta y pega, hasta en la universidad, mucho más que en el experimento palpable. Si experimentasen de verdad ningún médico ni farmacéutico estaría contra las medicinas tradicionales ni contra la homeopatía y la fitoterapia, especialmente, porque la realidad les habría demostrado lo que hay por encima de lo que cuesta en tramas y en pasta.Y que lo que Natura no da, halopatía pastiforme no lo produce. No sabe cómo salir de sus laboratorios laberínticos en los que está enjaulada y distante de la vida que le molesta tanto como para intoxicarla y liquidarla poquito a poco, eso la aparta de la honda realidad humana que a ella solo le sirve para montar sus empresas matasanos. Y forrarse, claro.
Ains!

P.D.
"Medicina Natural en cuarenta lecciones" es un clásico, un libro sencillo y extraordinario, muy recomendable, del Doctor Eduardo Alfonso, médico naturista republicano que tuvo que exiliarse en Argentina tras la Guerra Civil. Es una obra pedagógica, más encaminada a la educación sanitaria y humanística que a conceptos inentendibles y pedantes, al alcance de la ciudadanía. Muy práctico y muy sabio. En él se explican con mucha claridad los fundamentos de una medicina sana, humanitaria, científica, claro que sí, pero no vista desde la cúpula de la pedantería sino desde la base de la inteligencia personal y colectiva, a la que está dirigido, a sí como a los médicos interesados en dar un sentido real y aterrizado  a su vocación.
A lo mejor le gustaría leerlo a la ministra, si es que no está tan ciega ni está tan en la parra como para creer que ya lo sabe todo, con lo cual demostraría que el ministerio y su carrera sanitaria le quedan enormes. Esperemos que reaccione a tiempo. Porque sería tan horrible como la venta de armas, que el Psoe le diese la puntilla también a las medicinas tradicionales. En fin...

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